Epílogo
HARTMUT WEBER El tiempo de nuestro programa se acaba. Creo que en esta temática tan difícil y altamente complicada sólo pudimos tocar de pasada los puntos más importantes, y espero que esto nos lleve a profundizar un poco más en estas ideas, permitiendo que se vayan desplegando en nuestro interior. Señor Hellinger, para terminar, le pediría tomar la última palabra y leernos el epílogo que usted escribió para su libro Der Abschied (El Adiós), porque pienso que en él se resume toda la intención de su trabajo.
HELLINGER «Ahora me despido de los muertos y de los perpetradores. Ellos, al igual que nosotros, tienen el derecho a que su fatalidad al cabo de un tiempo pueda ser pasado. Entonces también nosotros podemos tratar el pasado como Lot que, sin volver su mirada, dejó atrás la ciudad de Sodoma. Pero al igual que Jacob, quien al cruzar el Yabboq no pudo dejar al ángel que forcejeaba con él, antes de recibir su bendición, así también nosotros no podemos dejar a estos muertos hasta que ellos hayan sido reconocidos por nosotros, y nosotros, bendecidos por ellos. Entonces se retiran quietamente, y nosotros, libres aunque marcados, atravesamos con nuestros bienes el río que, por un tiempo, aún nos separa de ellos.»