Actitud centrada
7 de marzo de 1989
Que primero percibas las realidades de este mundo y luego las vuelvas a encontrar en la lectura, será una consecuencia de la contemplación. La preocupación por otros se va calmando si uno confía en que una fuerza buena los guía a ellos no menos que a nosotros. El criterio para intervenir o retenerse es la actitud centrada. Si estoy centrado al momento de actuar, el efecto será positivo; si me inquieto, probablemente habrá sido en vano. Algo similar se aplica también al retenerse: en caso de duda es mejor retenerse.
14 de mayo de 1990
Tu carta y tu comentario acerca de los ámbitos en los que ya no existe la soberbia del saber (más), llega inmediatamente al corazón. Lo recibí como un obsequio que me llenó de dicha. Te doy las gracias por ello. Todos volvemos al fondo último y primero, y dondequiera que nos haya empujado o arrastrado la fuerza del fondo, la diferencia vuelve a desvanecerse. Pero mientras dure, el alma ya puede anticipar el final y, a pesar de todas las diferencias, se siente igual entre iguales.
3 de julio de 1990
Muchas veces, la Gran Alma se retira cuando, en vez de dirigirnos hacia ella, preferimos buscar consejo y ayuda fuera. Sólo si ella misma nos conduce hasta allí, podemos hacerlo sin debilitarnos. Quien, por fin, escucha su propia alma y se deja guiar por ella, deja atrás la infancia y acaba estando tanto sólo como libre.
6 de enero de 1995
Las experiencias que describes exigen que la persona se abandone a ellas ciegamente, con humildad y con valentía. Tú actúas porque algo actúa a través de ti. Por eso, tampoco debes comentarlo con otros; eso sería como una traición.