La perfección
La perfección es un concepto importante. En la espiritualidad, la perfección es un concepto importante. En los conventos, el afán de perfección es el ideal sublime. De forma secularizada, el afán de perfección también se conoce en Psicoterapia, por ejemplo, en el afán de analizarse hasta el final. Una vez analizado hasta el final, uno es perfecto —así se piensa. El afán de autorrealización también es un afán de perfección.
Ahora bien, yo he descubierto algo sobre la verdadera perfección: comienza con que la persona se ame a sí misma tal como es. Muchos se encuentran divididos en su interior. No están satisfechos con ellos mismos. Si uno trata de averiguar los motivos, se puede ver que estas personas han desterrado de su corazón a uno de sus padres, o incluso a ambos. De esta manera cortan el acceso a la fuente de su vida. Cuando alguien se encuentra desconectado de uno de sus padres, tan sólo cuenta con la mitad de su fuerza vital, y cuando uno cuenta tan sólo con la mitad de su fuerza vital, se vuelve depresivo. La depresión es un sentimiento de vacío, no de tristeza o de dolor. Una sensación de vacío indica la falta de uno de los padres. Así, el corazón sólo se llena a medias.
La persona puede amarse tal como es cuando respeta y ama a ambos padres, y donde así se logra, se vive como una gracia. No puedo proponérmelo, como si pudiera manejarlo. Si se logra, se vive como un regalo. Así, el sentimiento básico se convierte en plenitud y en serenidad, y la depresión se acaba.
Bien, éste sería el primer nivel de la «perfección». El segundo nivel de la auténtica perfección se alcanza cuando todos los que forman parte de mi sistema tienen un lugar en mi corazón. Entre ellos cuentan los abuelos, los tíos, todos los que hicieron sitio para mí, los expulsados, todos los que tuvieron una suerte fatal, los despreciados, y todos los demás que pertenecen al sistema. Aunque sólo uno de ellos quede excluido, me sentiré incompleto. Cuando todos ellos están en mi corazón, me siento completo y perfecto. Esta auténtica perfección tiene unos efectos maravillosos. En cuanto la alcanzo, me siento tanto pleno como también libre. La envergadura de este proceso se hace patente en una carta de un joven cliente que me llegó hace poco.