La conciencia
Aquello que normalmente definimos como conciencia es un sentido interno, similar a nuestro sentido del equilibrio. Con su ayuda percibimos cómo debemos comportarnos en un grupo para poder formar parte de él, y qué debemos evitar para no perder esta pertenencia. Tenemos la conciencia tranquila cuando cumplimos las condiciones para la pertenencia. Tenemos mala conciencia cuando nos desviamos de las condiciones para la pertenencia.
De grupo en grupo, las condiciones para el derecho a la pertenencia son diferentes. En una familia de ladrones hay que hacer algo diferente a lo que se haría para formar parte de la familia de un pastor. En ambas familias, los hijos tienen la conciencia tranquila o sienten mala conciencia por comportamientos totalmente distintos.
Por tanto, para muchos, moral significa: aquello que en nuestra familia es válido; e inmoral significa: aquello que no es válido en nuestra familia. Es decir, los contenidos siempre son determinados por el sistema.
Lo curioso es que desde la buena conciencia nos sentimos autorizados a perjudicar a otros que son diferentes. Cuando alguien se justifica alegando su conciencia, en la mayoría de los casos quiere hacer daño a otra persona. Si soy bueno y quiero algo bueno, no necesito justificarme con mi conciencia. Eso es extraño.
Por eso, lo realmente bueno es algo que se halla más allá de la conciencia, y para hacer lo realmente bueno, se necesita la valentía de ir más allá de la conciencia. Lo realmente bueno significa que sirva a muchos y que también reconozca como válidas las diferencias de otros grupos y otros sistemas, o de otras religiones.
Pero también existe una instancia superior. Ésta actúa más allá de la conciencia que acabo de describir. Actúa cuando estamos en sintonía con algo más grande. A veces experimentamos el actuar de esta instancia en una Constelación, cuando de repente todos los participantes están en paz, como en concordancia con algo más grande. O cuando uno nota que está llamado a algo a lo que no se puede sustraer; si se resistiera a hacerlo, algo en su alma se rompería. O si hiciera algo determinado que en un plano más superficial considera correcto, también se rompe algo en su alma. Lo que aquí actúa, también es una conciencia; una conciencia superior. Está muy cerca del ser, de lo esencial.