La necesidad de compensación en relación a Dios
Ahora, esta necesidad de compensación por muchas personas y también por muchas religiones es transferida al destino y a Dios. Así, si tu padre deja la Orden manteniendo la fe de antes, y también tu madre mantiene la fe de antes, y los hijos mantienen la fe de antes, y todos ellos lo pagan. Vida por vida. Se sacrifica un hijo. Eso no quiere decir que el padre sacrifique al hijo. Toda la familia siente la necesidad de compensación, sin que esto aparezca en la conciencia, y entonces pasan estas cosas. Y todo el cristianismo se fundamenta en este mecanismo: que lo bueno se paga con la vida. Por tanto, algo humano y solamente humano se aplica más allá del ser humano, a algo más grande que ni siquiera conocemos. Y ahora hay que pensar en la imagen de Dios que se halla detrás. Me acuerdo de mis tiempos de misionero en África. Había una imagen en la iglesia, en Alemania, donde me bautizaron a mí: Jesús crucificado y el soldado traspasando su pecho con la lanza; y la madre de Jesús, debajo de la cruz, recogiendo la sangre en un cáliz. En aquel entonces estaba todavía un poco limitado, pensaba que era una imagen bonita. Así contacté con un pintor religioso en Alemania —pero ya no pintaba cuadros religiosos, solamente bebía cerveza— que me ofreció hacer una copia de aquella imagen. Y así hice una foto de esa imagen para enseñársela a algunas hermanas indígenas de allí, de Sudáfrica. ¡Estaban espantadas! ¿Cómo una madre puede hacer eso? De esta forma me enseñaron y me hicieron comprender; pensaban que me había vuelto loco. Pero una vez se está en este tipo de fe, uno mismo ya no percibe la locura. ¿Cuál es la solución, por tanto? Hay que renegar del dios pequeño para dirigirse al más grande, que para nosotros sigue siendo oculto.
Espero que lo haya dejado bastante claro. Pero esta misma actitud también existe en las familias en relación al destino. Os contaré un ejemplo muy simple. Un ingeniero se compró un Mercedes, cuando en su familia eso se consideraba una arrogancia. Un día, yendo por la autopista, tuvo un accidente; otro coche chocó con él por detrás. El hombre se sintió sumamente aliviado: ahora, por fin, había pagado al destino por el Mercedes.
¿Y cuántos hijos hay que, viendo que los padres están enfermos, hacen un voto a Dios: «Coge mi vida para que mi madre siga viviendo»? Es algo muy común. Pero luego me imagino a Dios mirando a estos hijos —¿cómo se encontrará Dios, cómo se sentirá? Le saltarán las lágrimas viéndolo. Mucha psicoterapia consiste en romper estos moldes, romper estos patrones. Así, el trabajo con Constelaciones también es una educación en la fe o una educación religiosa, sin que sepamos exactamente hacia dónde se dirige. Pero sabemos de qué nos aparta.