Religión natural
HARTMUT WEBER Quisiera volver sobre descripción de la religión natural. Usted vino a decir que esta religión nos pone en sintonía con el mundo, reconcilia con aquello que es terrible, y nos abre para experiencias con la muerte, con la culpa o con el destino. Por una parte me parece muy atractiva esta idea. Ahora bien, como hombre del siglo XX —seguramente marcado también por un cierto zeitgeist—, tengo mis problemas, porque me pregunto dónde queda lo que normalmente sentimos como creador y transformador. También soy consciente de que quizás el problema de nuestros días, al final del segundo milenio, sea precisamente éste: en gran medida nos hemos abandonado a la idea ilusa de que todo es factible. ¿Es posible que el redescubrimiento de la mística sea como el movimiento oscilante de un péndulo, y que después, otra vez sea necesario el paso hacia el otro lado? Es decir, este crear y transformar me queda demasiado corto aquí.
HELLINGER Usted ha observado muy bien que para mí, lo religioso implica la renuncia a mejorar el mundo. Pero curiosamente, cuando asiento al mundo, es decir, cuando no sólo lo acepto, sino cuando asiento a él tal como es, con todo lo que forma parte de él, se me abre el acceso a una profundidad desde la cual puedo actuar en términos de reconciliación o, a veces, también de sanación, o también, para mejorar algo, pero sin tener que proponérmelo. De la simple sintonía con el mundo me llega una fuerza que actúa hacia algo bueno. Eso es muy humilde.