La culpa de los padres no atañe a los hijos
GABRIELE TEN HÖVEL Dejando de lado ahora el hecho de que existan diferentes métodos, sigue en pie la pregunta de por qué usted afirma que la culpa de los padres no atañe a los hijos. ¿Los hijos no deben inmiscuirse en este punto?
HELLINGER Quisiera diferenciarlo, ya que en este punto existe un malentendido muy difundido: cuando un padre estuvo en la SS, los hijos lo saben, por regla general. Ahora bien, si pretendieran investigar para saber qué fue concretamente lo que hizo, se comportarían como si tuvieran el derecho de hacerlo. Eso, sin embargo, tiene consecuencias fatales para el alma. Para un hijo es suficiente saber que el padre fue un perpetrador.
TILMANN MOSER Para eso, muchas veces ya tiene que investigar. La familia dice que estuvo con la SS, pero que no hizo nada. Estuvo en un enlace de transporte, o en la caballería de la SS. La familia no quiere que el miembro de la SS fuera un perpetrador. El hijo, sin embargo, nota: estoy llevando algo. En un caso así tiene que investigar, aunque sea mínimamente, para saber: ¿mató o no mató? ¿Es un asesino o no? No en el sentido de una condena, aunque en un principio, cuando el hijo se lanza a esta búsqueda, también siente la tentación de juzgar —es casi imposible que sea de otra manera. Es un increíble tira y afloja en el alma, y poco a poco el hijo encuentra la manera de saber: sí, mató; lo miro; lo abandono a otro poder en lugar de mi propio juicio.
Pero quizás usted estuviera hablando de forma muy acentuada, por lo que podrían darse malos entendidos.
HELLINGER Todo depende de la actitud de fondo: ¿se trata de un intento de arreglar algo, o existe la tentación de juzgar y de considerarse superior? Esta es la diferencia. Cuando alguien tiene la actitud de querer arreglar algo, este tipo de investigación que usted acaba de describir me parece adecuado.
GABRIELE TEN HÖVEL Pero eso significa que estamos hablando de diferentes niveles: lo uno sería el nivel sociopolítico, y lo otro, un nivel terapéutico. Hace 20 o 25 años, muchas personas aquí en Alemania se formaron en oposición contra los padres perpetradores, y no buscaron la terapia. Es decir, no preguntaron «¿qué tiene que ver todo esto conmigo?, ¿qué significa para mí?», sino que buscaron el discurso sociopolítico.
HELLINGER No sé si es lícito distinguir de esta forma. No se trata tanto de averiguar qué hicieron el uno y el otro, sino, en la búsqueda, de mirar a las víctimas. Sólo cuando se miran las víctimas, se puede comprender la dimensión entera; entonces se tiene la fuerza de mirar también la culpa de los padres. Pero de otro modo, ya no como acusación, sino como algo que, de forma irrefrenable, impulsa a los padres a unirse con los muertos. Ya que ésta es mi experiencia en psicoterapia: que los perpetradores únicamente encuentran la paz si se ponen al lado de los muertos, es decir, cuando ellos mismos están dispuestos a morir y a yacer al lado de los muertos. Eso no significa que se tengan que suicidar o que hubiera que decapitarlos ahora, sino que se trata de una actitud interior: ahora me pongo al lado de los muertos. Ya que, por el asesinato, la persona pierde el derecho a la pertenencia con su familia de origen, quedando vinculado inevitablemente con el destino de las víctimas.
Lo simbólico y lo real
TILMANN MOSER Sobre este punto me gustaría decir y preguntar algo, concretamente, en relación con el grado de simbolismo y de realismo. Supongo que la edad media de las personas con las que usted trabaja en Constelaciones se sitúa entre los 40 y los 50 años, más o menos. Los padres-perpetradores de estos clientes, o bien están enfermos o ya han muerto. Y ahora usted les indica a los representantes que se echen al lado de las víctimas. ¿Dónde produce esto su efecto, aparte del alma del hijo del perpetrador? Ya que a los perpetradores reales ya no les alcanza. Únicamente veo la profunda conmoción en los hijos de los perpetradores y también en los participantes y en el público.
GABRIELE TEN HÖVEL ¿Podría volver a explicarnos qué ocurre en una Constelación Familiar? Una cliente ha configurado a su familia. Recibimos la información de que el abuelo mató a niños judíos. Y también vemos que un miembro de esta familia está mirando a las víctimas. Así, ¿se introducen representantes para los niños asesinados, o bien de pie, o echados en el suelo?
HELLINGER A veces los echo en el suelo, a veces los dejo de pie.
GABRIELE TEN HÖVEL ¿Y qué ocurre entonces con el perpetrador?
HELLINGER Muchas veces, en la primera Constelación de la familia, sin las víctimas, los representantes de los perpetradores se sienten grandes y poderosos. La arrogancia que el régimen nazi mostraba, pero también la fuerza, el coraje o lo bélico que había en todo ello, se expresa ahora en los representantes. Por tanto, tampoco se sienten arrepentidos. En cuanto introduzco a una víctima, sin embargo, y ésta se tiende en el suelo, el perpetrador, que la tiene que mirar, se va haciendo pequeño. Es lo que no ha hecho hasta ahora: mirar realmente a los ojos de la víctima. A partir de ese momento, la relación se invierte; de repente, las víctimas muertas son las grandes, y el perpetrador, el pequeño. Así, también se muestra claramente que el perpetrador tiene que abandonar a su familia y ponerse al lado de los muertos.
GABRIELE TEN HÖVEL Ponerse al lado de las víctimas muertas.
HELLINGER Al lado de las víctimas muertas. Si no lo hace, uno o varios de sus descendientes sentirán el impulso irresistible de marcharse en su lugar, de ponerse o echarse al lado de las víctimas.
GABRIELE TEN HÖVEL Es decir, el peligro para los descendientes consiste en que podrían suicidarse realmente, o contraer alguna enfermedad o caer en una depresión.
HELLINGER Exacto, ese es el peligro.
TILMANN MOSER Llevar una vida de expiación, una vida de expiación cansada, agotadora.
Pero volvamos un momento a mi pregunta; usted acaba de decirlo de forma muy precisa: el abuelo ya está muerto. Y el nieto o la hija eligen a un representante y lo posicionan; usted le indica a ese abuelo que se eche al lado de los muertos o que mire a las víctimas, y en su corazón se mueve mucho, se hace pequeño. ¿Cuál es el lugar de la eficacia?