Las religiones reveladas
Especial importancia revisten para nosotros las religiones reveladas, es decir, aquellas religiones que se remontan a una persona que les dijo a otros que había recibido una revelación de Dios, y que les insiste a otros, muchas veces bajo la amenaza de una condena eterna, para que crean en su revelación. Las religiones reveladas —para nosotros, sobre todo el Cristianismo— son como el punto culminante de una religión del yo.
No sólo el Dios del que dicen que se reveló es un yo con todas las propiedades de un yo; también el revelador habla como un yo que les exige a otros que sometan su propio yo al de él. Sin embargo, mirando también este proceso libremente y sin prejuicios, nos damos cuenta de que el revelador únicamente está hablando de sí mismo, y que la fe que exige, al fin y al cabo no es más que una fe en él. De esta manera afirma al mismo tiempo que Dios no le concederá ninguna revelación similar a nadie más, que, por tanto, todos los demás quedan excluidos de una revelación similar, y que Dios mismo se somete a esta revelación para todos los tiempos. Así, pues, a través de su revelación, el revelador no sólo se eleva por encima de sus adeptos, sino también por encima del Dios que anuncia. Por tanto, son sobre todo las religiones reveladas las que más necesitadas se encuentran de esclarecimiento y de purificación.