Realidad interior y realidad exterior
TILMANN MOSER En este punto, de entrada, soy mucho más psicólogo, por lo que le experimento a usted más bien como teólogo. Yo, tan sólo puedo verlos como representantes de mis figuras internas. Usted, en cambio, dice que los muertos se retiran y son reconciliados. Las imágenes internas ya no se vengan; ya no tengo imágenes vengativas, sino reconciliadoras.
GABRIELE TEN HÖVEL El punto de referencia no es el individuo, como en aquello que dice el Sr. Moser, que los muertos son imágenes internas. Su punto de referencia, Sr. Hellinger, es otro.
HELLINGER Sí, pero digamos que el efecto es similar. De hecho, no depende tanto del punto de vista del que se parte.
TILMANN MOSER Sí que depende. Usted —así lo he visto— también introduce a representantes para muertos desconocidos: diez víctimas desconocidas, diez asesinos desconocidos, y después dice que las víctimas y los asesinos están reconciliados, se han mirado. ¿Dónde está el lugar de diez muertos desconocidos? ¿A quiénes representan?
HELLINGER Daré un ejemplo. Una mujer se salvó de Theresienstadt, y ahora pongo a representantes para aquéllos que perecieron en Theresienstadt, que la mujer, la mujer real, naturalmente conoce. Pero yo no los conozco, ni necesito investigar nada más. En este sentido no se trata de personas totalmente desconocidas, se encuentran referidas a esa persona concreta. Es decir, yo no lo haría sin ninguna relación con personas concretas.
Pero volviendo sobre lo que dijimos de las imágenes internas: para mí es muy importante que todos los que formen parte de mi familia, también de la familia en un sentido más extenso, tengan un lugar en mi corazón. Usted también puede llamarlo una representación. Así se convierten en una parte mía, lo cual me hace completo y perfecto. Sin embargo, una vez integrados en mi interior, no permanecen allí sentados, por así decirlo, sino que están integrados y después se retiran.