El alma
Aún más sorprendente que este saber transmitido a través de la participación, es el hecho de que este campo consciente o, como yo prefiero llamarlo, este alma consciente que sobrepasa y dirige al individuo, busca y encuentra soluciones que superan en mucho aquello que nosotros podemos imaginar, produciendo efectos de un alcance inaccesible para nuestro actuar planificado. Esto se muestra más claramente en aquellas Constelaciones en las que el terapeuta se retiene al máximo, por ejemplo, configurando a personas importantes para después, sin ninguna indicación ulterior, abandonarlas a aquello que desde fuera se apodera de ellos como una fuerza irresistible, conduciéndolos a comprensiones y experiencias que de otra manera parecerían imposibles.
Les aportaré un ejemplo: cuando, en un taller reciente en Suiza, un hombre, después de configurar su familia actual, dijo que aún quería mencionar que era judío, elegí a siete representantes para las víctimas del Holocausto, colocándolas en fila, los unos al lado de los otros. Después, detrás de ellos, coloqué a siete representantes de los asesinos, y les pedí a las víctimas que se giraran hacia éstos. A continuación, durante un cuarto de hora y sin que nadie pronunciara ni una palabra, se desarrolló un proceso increíble entre todos ellos, proceso que evidenció la existencia de algo así como una muerte no concluida y una muerte concluida, mostrando claramente que para víctimas y perpetradores el morir no se concluía hasta que en la muerte se encontraban, experimentándose igualmente determinados, dirigidos y finalmente acogidos por una fuerza superior.