En general la gente no es muy original. Sin importar quién seas o qué hagas, inevitablemente todo desconocido con el que te encuentres te formulará las mismas preguntas. Lo habitual será que quienes pregunten exhiban un cierto grado de tacto. Después de todo, no desean ofenderte. Pero si se da el caso de que perteneces a ese pequeño segmento de la fuerza laboral que se gana la vida teniendo sexo en la pantalla, se esfuma todo rasgo de tacto. Dado que ante las cámaras estás mostrando tanto de ti, la mayoría de la gente asume que ninguna pregunta, sin importar cuán personal sea, podrá resultarte ofensiva.
Y aquí no me estoy refiriendo a los tíos. Las mujeres me han agredido verbalmente mucho más que los hombres, que por lo general tartamudean unas pocas palabras mientras clavan los ojos en mis pechos y luego huyen a una distancia prudente desde donde puedan mirarme los pechos un poco más.
De modo que, a continuación, os presento una lista de respuestas a las preguntas más usuales que me efectúan. A partir de ahora, cuando os topéis conmigo, tendréis que decirme algo más original.
Pregunta: ¿Son los pechos naturales?
Respuesta (de buen humor): Sí, naturalmente caros.
Respuesta (de mal humor): Sí, claro. Es algo completamente normal tener allí cincuenta kilos y usar talla super XXXL.
Pregunta: ¿Qué debo hacer para salir contigo?
Respuesta (de buen humor): Todo depende de tu confianza en ti mismo. No me importa tu aspecto ni cuánto dinero poseas. Si eres seguro y te comportas como si pudieses tenerme en caso de quererlo, entonces seré tuya.
Respuesta (de mal humor): Conseguir la reencarnación.
Pregunta: ¡Eh! ¿No me recuerdas? Nos conocimos en la [convención/club de strip-tease] hace diez años. Soy [nombre genérico] de [ciudad genérica].
Respuesta (de buen humor): Mmmm, claro. Conozco a un montón de personas. Pero supongo que me resultas familiar.
Respuesta (de mal humor): ¡Dios mío, [nombre genérico]! ¿Dónde diablos te habías metido? ¡He estado pensando tanto en ti! De hecho, estaba a punto de telefonearte. ¿Cómo te está yendo con ese empleo administrativo?
Pregunta: ¿Comes alguna vez?
Respuesta (de buen humor): Carezco de la suficiente disciplina personal como para morirme de hambre. Sólo tengo buenos genes.
Respuesta (de mal humor): Sí, mucho más que tú. Pero también trabajo. No estoy todo el día con el culo pegado a una silla mirando cómo una chica quema calorías en un club de strip-tease.
Pregunta: ¿Te excitas cuando tienes sexo ante las cámaras?
Respuesta (de buen humor): El cien por cien de las veces.
Respuesta (de mal humor): El cien por cien de las veces que digo que sí estoy mintiendo.
Pregunta: ¿No acabas toda dolorida?
Respuesta (de buen humor): Es probable que yo tenga sexo con menor frecuencia que tú. Sólo filmo tres películas al año, así que no tengo ninguna posibilidad de quedar lastimada.
Respuesta (de mal humor): Sí, de hecho tengo orgías con tanta frecuencia que necesito efectuarme semanalmente una cirugía de rejuvenecimiento vaginal.
Pregunta: ¿Es tu vida sexual en casa distinta de la de las películas?
Respuesta (de buen humor): En casa soy un poco más egoísta. Tiendo menos a hacer sexo oral y odio estar arriba. Soy perezosa. Lo último que deseo hacer cuando estoy en casa es comportarme como una estrella porno.
Respuesta (de mal humor): No. Siempre le digo a mi pareja: «Vamos a machacarle en la cocina durante tres horas seguidas».
Pregunta: ¿Cuánto dinero ganas al año?
Respuesta (de buen humor): Millones.
Respuesta (de mal humor): Apenas llego a fin de mes, intentando poder pagar mis estudios de bienes inmuebles y alimentar a mis tres hijos. Así que, ¿no te molestaría darme unos cien dólares por haber hablado contigo?
Pregunta: ¿Con cuánta gente te has acostado?
Respuesta (de buen humor): Con entre sesenta y ochenta personas, hombres y mujeres, dentro y fuera del set.
Respuesta (de mal humor): Con más que tú y menos que mi guardaespaldas Clay.
Pregunta: ¿Tienes una pareja definida?
Respuesta (si me lo pregunta una chica guapa): No.
Respuesta (si no me lo pregunta una chica guapa): Sí.
Pregunta: ¿Cómo podría entrar en el negocio?
Respuesta (de buen humor): Mira el Libro IV, capítulo 11.
Respuesta (de mal humor): Muéstrame la polla en este mismo momento y consigue una erección delante de todas esas personas.
Pregunta: ¿Alguna vez te molestaron sexualmente/violaron/golpearon/forzaron?
Respuesta (de buen humor): No me agrada hablar al respecto. No soy una de esas chicas que van a contar los detalles al programa de Howard Stern. No quiero ser un libro abierto para que lo lea todo el mundo (al menos necesito cobrar por ese libro $27,95, encuadernado rígido).
Respuesta (de mal humor): No.
Pregunta: ¿Es importante el tamaño?
Respuesta (de buen humor): Por supuesto que no. Me gustan de todos los tamaños. Depende sólo de cómo la utilices.
Respuesta (de mal humor): Desde ya que sí. Cualquier mujer que diga lo contrario está mintiendo. Es como preguntar: «¿Importa el tamaño del coño de una mujer?». Si es demasiado grande o demasiado pequeño no será igual de bueno para ti.
(Recibo muchísimas cartas de prisioneros, la mitad de los cuales me envían adjunto un formulario de visita, en caso de que desee darme una vuelta por allí y saludarlos.)
Pregunta: ¿Vendrás a visitarme a la prisión?
Respuesta (de buen humor): Gracias por escribirme. Te envío adjunta una foto bien cachonda para que te masturbes.
Respuesta (de mal humor): Gracias por escribirme. Te envío adjunta una foto bien cachonda para que te masturbes.
Pregunta: Mi novia está enamorada de ti. ¿Te importaría mimarte un poco con ella mientras yo os miro?
Respuesta (de buen humor): Déjame ver a tu chica.
Respuesta (de mal humor): Déjame ver a tu chica y, si me gusta, puedes marcharte.
Pregunta: ¿Cuánto debería pagar para acostarme contigo?
Respuesta (de buen humor): Mira, mi marido me compró una casa de dos millones y medio de dólares. ¿Puedes competir con él?
Respuesta (de mal humor): Incluso si se produjese una guerra nuclear y fuésemos las últimas personas vivas, todo el futuro de la raza humana dependiese de que nosotros concibiésemos y tú me apuntases con una pistola a la cabeza diciendo que me matarás si no me acuesto contigo, antes querría que me comprases una casa de dos millones y medio de dólares.