Sexo anal. Maldito sexo anal. El maldito espeleológico agujero marrón, cosquilleante dilatador del colon. ¡Jodido sexo anal!
Ahora estoy segura de haber cautivado vuestra atención, pues lo cierto es todos se interesan en hacerlo por el culo, sea porque ellos quieren, porque quiere su pareja o por mera curiosidad. Evolutivamente hablando, no se supone que la polla se introduzca en el culo. Además del hecho de que es imposible procrear de ese modo, allí no existe lubricación natural. Pero pese a eso existen centros de placer y, lo que es más, un componente emocional. El sexo anal es un intercambio de poder. Y todos los hombres que he conocido adoran la idea de dominar a una mujer introduciendo su gigantesca polla en el estrecho esfínter de su compañera hasta que ella pierda el control.
Para que yo le permita a un hombre tener sexo anal conmigo, antes debo confiar en él. Pues ponerse en la situación de practicar el sexo anal implica entregarse por completo a la pareja. Y ése es el motivo por el cual, aunque tener sexo anal en todas las escenas es un estándar de la industria, yo nunca lo he hecho en una película.
Para mí se ha convertido en todo un tema. Me han ofrecido cientos de miles de dólares por protagonizar sexo anal. Pero incluso de haber cogido trescientos mil pavos por hacerlo, no por ello habría dejado de sentir que cedía en un punto realmente importante para mí. Se trata de algo casi embarazoso de admitir para una estrella del porno, pero yo sólo acepté tener sexo oral con tres hombres, y los amaba a los tres. Mostrar sexo oral a la cámara me comprometía por completo. En cambio, el sexo a secas puedo compartirlo sin problemas con extraños en citas de una única noche (aunque no con gran frecuencia). La realidad es que sólo he aparecido ante las cámaras con una quincena de compañeros diferentes.
La mayoría de la gente del negocio con la que charlo no puede creer que llegase tan lejos sin hacer escenas anales. Pero el hecho de que haya alcanzado la cima del juego sin hacerlo debería revelarles algo: uno puede establecer sus propias reglas. Cuando accedí a aparecer en Silk Stockings y regresar a la industria, me prometí a mí misma que no haría sexo anal ni doble penetración. No sé con exactitud por qué establecí allí el límite, pero ni una sola vez he dudado de esa decisión. Si llegas a esta industria siendo una mujer, necesitas haberte definido a ti misma un rígido conjunto de normas y límites. Así mantienes la cordura. Y todas las personas que conozco tienen un estándar distinto al cual atenerse.
Por ende, tanto para los interesados como para los curiosos, presento:
CÓMO HACERLO IGUAL QUE UNA ESTRELLA PORNO FEMENINA
Un guía informativa para el lector inquisitivo
VERSIÓN RESUMIDA:
- Sé puntual.
- No te drogues.
- No tengas novio ni te cases con ningún hombre.
VERSIÓN EXTENDIDA:
Empecemos con la premisa de que para una chica es sencillo ingresar en la industria, pero muy difícil permanecer allí.
Para la gran mayoría de las chicas, todo se inicia en la agencia de modelos World Modeling Agency, en Sherman Oaks. Esa compañía publica decenas de anuncios clasificados en periódicos, con variantes en los mensajes como «Se buscan modelos femeninos» y «Se requieren siluetas femeninas para empleo inmediato».
World Modeling está dirigida por un gigantesco texano llamado Jim South y su hijo. Criado como un estricto católico, Jim se mudó a Los Ángeles a fines de la década del sesenta y halló trabajo reclutando modelos vestidos para anuncios de tiendas de ropa minoristas y catálogos de encargo por correo. Pero en algún momento de fines de los setenta, un director le ofreció doscientos dólares diarios por encontrar chicas que apareciesen en películas porno de súper 8. Al cabo de unos meses, encontrar chicas para que posasen desnudas era su ocupación a tiempo completo.
Cada día, World Modeling reclutaba candidatas a aparecer desnudas en revistas y películas. Decenas de chicas se presentaban allí, se quitaban las ropas, posaban para Polaroids y completaban luego un cuestionario. En los formularios llenaban con cruces casilleros en los que decían si estaban dispuestas a hacer una escena chica-chica, tener sexo anal, doble penetración, etc.
El evento principal llegaba trimestralmente cuando World Modeling convocaba un encuentro masivo de todos los integrantes de la industria. Asistía la mayoría de los directores y productores del negocio, conocían a las chicas y las inspeccionaban como si se tratase de… ganado. Algunos de los tíos que hacían filmes gonzo iban bien temprano y esperaban en sus oficinas a fin de poder coger a las mejores novatas antes de que las viese nadie más.
En el peor de los casos, un director de gonzo llevaba a una chica a una habitación de hotel y filmaba con ella y sus amigos una escena barata en la que ella era humillada en cada orificio posible. La chica regresaba a casa con tres mil dólares, las piernas arqueadas y una imagen espantosa de la industria. Sería su primera y última película, y lamentaría haberla hecho hasta el día de su muerte.
En otros casos, la chica trabajaría durante un par de semanas hasta empezar a cobrar apenas setecientos dólares por escena, y luego, finalmente, nadie querría volver a emplearla. De modo que ella aceptaría hacer doble penetración o ingerir el esperma de doce tíos sólo para poder seguir trabajando. Lo que resulta una experiencia catastrófica si no se hace de forma adecuada. Una puede quedar muy dolorida, tanto física como emocionalmente.
Para la mayoría de las mujeres, la labor de una estrella porno no es una vocación (y ni siquiera una opción). De todos modos, si tomas las decisiones acertadas y estableces tus propios límites, puede constituir un excelente medio de vida, pues obtendrás grandes sumas de dinero a cambio de relativamente poco esfuerzo. Y conseguirás mayor experiencia delante de una cámara que cualquier actriz de Hollywood. Aunque sólo ver porno puede parecerle degradante a algunas mujeres, el hecho es que se trata de uno de los pocos trabajos para mujeres en el que una puede adquirir un cierto estatus, mirar lo que hay alrededor y sentirse en verdad poderosa, no sólo en el entorno laboral, sino como un ser sexual. Así que ¡vete a tomar por el culo, Gloria Steinem[23]!
Como sea, existen muchas dificultades (más de las que suele haber en casi todas las ocupaciones usuales). Por eso, conviene empezar poco a poco en lugar de arrojarse enseguida en una cama desvencijada con cinco tíos desnudos. (Como mujer, es astuto ser consciente hasta cierto punto del modo en que estás presentando a tu género ante el mundo.) La otra ventaja de no ir deprisa es que la gente te pagará más si vas añadiendo números sexuales extra a tu parrilla. Empezar posando para desnudos es una buena forma de adquirir confianza.
No hay razón alguna para salir de las oficinas de World Modeling con el primer tío de filmes gonzo que ondea billetes ante tu rostro. Todas las chicas que avanzan en ese sentido, sin importar su apariencia o su peso, van a ser utilizadas sin piedad, pues para esos productores, por decirlo crudamente, sólo son carne fresca.
El mayor desafío es la preparación psicológica que necesitas antes de cruzar la puerta, hacer lo posible por evitar que te estafen. Lo esencial aquí es establecer los límites y nunca permitir que sean violados. Si lo permites, acabarás quebrada y no envejecerás bien, pues te atormentarán por siempre las cosas que has hecho. No has de temer decir que no si algo te incomoda. Siempre es útil conseguir a alguien (sea un tío o una chica) que te ayude a mantener los pies en la tierra.
Has de saber qué se espera con exactitud de una escena normal, a fin de que cuando llegues al hotel o al set el productor no pueda decirte de pronto:
—Vale, en esta escena dos tíos te follarán en esta cama y luego iremos a otra habitación donde te follará otro tío distinto.
Los he visto convencer a las chicas de que todo forma parte de la escena por la que se les paga. Existe una multitud de escoria en la industria. Sujetos capaces de decirles a las chicas que antes de filmar deben «comprobar» que puedan realizar una buena mamada. La realidad: no es preciso que tengas sexo con todos a fin de conseguir un trabajo consistente en tener sexo con algunos.
Otra decisión que debes tomar es si deseas o no hacer las escenas con condón. Aunque se exige a todos los intérpretes que se efectúen análisis mensuales para detectar enfermedades de transmisión sexual, las mismas siguen siendo un válido motivo de preocupación. Yo sugeriría rellenar con una cruz el casillero del cuestionario de World Modeling donde dice «sólo con condón». A menos que estés trabajando con un tío con el cual mantengas una relación monógama, es mejor tomar precauciones que tener que lamentarlo. Nunca sabes qué estilo de vida lleva la gente que ves en el set. Así que has de ser tan selectiva con tus compañeros ante las cámaras como lo eres (eso espero) en la vida real.
No está de más que sepas cuál es el nivel estándar de salarios. Hace poco vi un contrato de producción de una nueva compañía. Para una escena chica-chica en una película normal, la paga es de quinientos dólares. Una escena chico-chica supone mil dólares, con un extra de doscientos cincuenta por sexo anal. De todos modos, como los tíos de los filmes gonzo pagan tanto dinero, los intérpretes se han fastidiado y exigen más pasta, de modo que los precios están subiendo.
Si estás muy buena, sin embargo, puedes hacer mucho más dinero. Todas las compañías buscan un rostro nuevo, sobre todo si la chica tiene una personalidad enérgica y la profesión le interesa más que por el mero hecho de conseguir pasta en efectivo. La percepción de la industria ha cambiado bastante a lo largo de la última década. Ahora, por primera vez, se ofrecen para participar chicas realmente guapas y en absoluto desesperadas. Comprenden que de este modo pueden no sólo hacerse millonarias y decidir sobre sus propios rodajes, sino convertirse, de hecho, en luminarias que brillen también en otros campos.
Pero existe otro sendero que complementa el anterior: uno en el cual el negocio puede constituir una buena experiencia. Ese sendero, sin embargo, está reservado a mujeres de una belleza singular. Se nos pagan propinas por hallar a chicas guapas para películas, así que siempre estamos a la cacería de nuevos talentos. Si te ajustas a los requisitos, lo único que has de hacer es ir a ver a una estrella porno cuando ella baila en el circuito publicitario y hablarle. De hecho, si alguno de mis hallazgos me gusta lo suficiente, lo utilizo en mis propias películas. ¿Por qué regalárselo a alguien más?
Cuando una chica joven, atractiva y con una actitud positiva se acerca a mí durante el show y me dice que está meditando entrar en la industria, siempre le pregunto:
—¿Lo dices seriamente? ¿Se trata de algo que desearías hacer a largo plazo? Porque debes comprender que si sólo planeas hacerlo durante tres meses, afectará al resto de tu vida. Siempre serás caratulada como una estrella porno, incluso si luego te has convertido en monja.
Si considero que la chica piensa en el largo plazo, le saco una Polaroid, anoto su número telefónico en el reverso y más tarde la llevo a la productora con la que estoy trabajando. Si la chica es lo bastante buena como para que la lleve a la compañía, es habitual que el dueño la contacte y convoque para una entrevista. Algunas compañías, como Vivid, harán una sesión de prueba con un fotógrafo. Otras lanzarán a la chica a la película que estén produciendo para ver qué tal funciona.
Si la compañía decide emplearla, siempre contará con que yo le cuente los gajes del oficio y la instruya sobre cómo evitar que abusen de ella. Lo cierto es que he descubierto a muchas chicas estando de gira: Brittany Andrews, Gina Lynn y Devon, sumadas a modelos menos conocidas a quienes llevé a posar para revistas.
Cuando aparece en escena una chica nueva muy atractiva, la noticia se difunde con rapidez. De pronto todos están compitiendo por contratarla. De modo que, si a la compañía le agrada cómo te ves en la pantalla, en el mejor de los casos empiezan las negociaciones del contrato. Si una chica contratada actúa en diez películas al año, ganará normalmente entre setenta y cinco mil y cien mil dólares. De más está decir que, dado que las películas usuales se realizan en dos días, has de trabajar apenas veinte días anuales. Eso deja trescientos cuarenta y cinco días para que hagas con tu vida lo que se te antoje. Y es obvio que existen muchos otros trabajos con los que puede lograrse dinero adicional, tanto si se trata de otras escenas como si sales de gira para bailar en clubes de strip-tease.
Aunque parezca increíble, por más que la carga laboral es escasa, algunas chicas no se presentan al set cuando deben. Y cuando lo hacen, con frecuencia llegan tarde y con resaca, despeinadas y con uñas que llevan un año sin cuidar. Creen que convertirse en una estrella porno implica sólo follar y drogarse, pero lo cierto es que se trata de un trabajo. Fichas la hora de entrada y haces tu trabajo.
E incluso antes de eso, has de comprender que tener sexo con extraños frente a las cámaras y a otra gente no es nada sencillo. Durante el acto sexual estás por completo vulnerable. Sólo un puñado de mujeres se ven bien al follar: todas las demás tienen una zona un poco regordeta aquí o allá. Como mínimo, la mayoría de las chicas han de sostener batallas contra los desórdenes alimenticios en algún momento de sus carreras para causar una buena sensación desnudándose ante las cámaras. Y, hablando de exponerse, cada vez que entras al set intercambiarás fluidos con alguien, de modo que tu cuerpo estará todo el tiempo combatiendo fiebres y resfriados. Te enfermarás, acabarás agotada. Y aburrida, pues las horas pasan con lentitud.
También has de preparar a tus personas más cercanas antes de aparecer en la primera película. Jamás intentes ocultárselo a parejas o familiares, pues eso no hará más que constituir un peso para ti, y por otra parte siempre acabarán enterándose. Así que cuéntaselo a todos antes de que ocurra.
Luego escoge un seudónimo. No debes copiar el nombre de otra estrella de la industria, como lo han hecho tantas chicas por algún motivo. Busca un nombre que sea original y no resulte vulgar. Un nombre sofisticado como Julia Ann te llevará más lejos que uno vulgar como Craven Booty[24]. Luego, asegúrate de registrar ese nombre o comprar el dominio respectivo de internet para tu seudónimo antes de que lo haga alguien más.
Digamos, pues, que lo has logrado. Has establecido tus reglas y te has iniciado en el negocio de forma respetable. Sigue habiendo infinitas cosas por aprender, cientos de detalles que añadir y que a la larga diferencian a una estrella de una mamona.
Para el puñado de filmes iniciales, es fundamental ofrecer una buena impresión. Has de ser puntual, presentarte sobria, de buen humor y bien arreglada, lo que implica afeitarte o depilarte con cera las piernas, tu sexo y sobre todo aquellas zonas de difícil acceso a fin de que no asomen pelos largos de tu trasero cuando te inclinas.
El acto empieza cuando entras al set por primera vez y acaba cuando te marchas. Al llegar, has de mostrarte efervescente y feliz. Hazte amiga del personal, en especial del cámara y el iluminador, pues si no les caes bien harán que te veas como una bruja. Lo mismo vale para el estilista y los maquilladores: quédate quieta mientras trabajan y sé amigable, pues podrían dejarte como el mismísimo demonio.
Al mismo tiempo, no te conviene mostrarte muy conversadora en el set. Al principio es mejor exhibir timidez y coquetería que tratar de fingir a viva voz que lo sabes todo. Para el puñado de filmes iniciales, observa y aprende. Por lo general, las chicas con las que resulta difícil trabajar, que se comportan como si todo fuese una faena y no se relacionan con el personal, no suelen durar mucho. Las que llegan lejos tienden a ser las que se relajan, se muestran despreocupadas, accesibles y, sobre todo, astutas y conscientes del negocio en el que participan. Jill Kelly recibía constantemente papeles protagonistas en las películas de Vivid porque tenía un aspecto más tranquilo y espontáneo que muchas chicas que ya estaban contratadas por la compañía. De hecho, ella es un ejemplo de alguien que ha alcanzado la cima sin contrato alguno. Lo logró trabajando duro y de forma regular, siendo puntual y quejándose sólo en el momento oportuno.
Cuando haces una escena de sexo, has de intentar no parecer demasiado indiferente. Ayuda al tío con quien estás. Si él tiene problemas de erección, muchas chicas se ríen. A los hombres, eso sólo les pone las cosas más complicadas, lo que implica que quedarás varada con él en el set durante más tiempo. Es preciso que comprendas que, en la medida en que te comprometas con la escena y ayudes al tío a excitarse, más podrás relajarte tú y mejor saldrá la escena.
Un peligro mucho mayor para las novatas es enfadarse cuando un tío tiene problemas de erección como si fuese una ofensa personal. Es más fácil decirlo que hacerlo, pues cuando estás en medio de una escena estableciendo un fuerte contacto visual con un hombre mientras te echas encima y a él se le pone blanda, es arduo no sentir que ha sido culpa tuya. Tienes que aprender que no se debe a ti, sino a la presión de todo el circo de cámaras y demás personal que os rodea a ambos. De hecho, a algunos de los mejores intérpretes del género los intimida actuar junto a chicas realmente guapas, pues se han esforzado tanto por imaginar la escena que al enfrentarlas pierden el control que tanto les había costado lograr.
Y mientras que en una escena de sexo el entusiasmo es importante, sobreactuar es tan malo como no demostrar nada en absoluto. Las chicas que gritan y se agitan cambiando de posición todo el tiempo no consiguen muchos trabajos, pues el técnico de sonido se fastidia al tener que mezclar los sonidos para que no saturen y el cámara se molesta por tener que cambiar los equipos de lugar ante cada nueva posición. Por otra parte, la escena no se ve real. Así que lo mejor es permitir que el cámara controle la escena. En el extremo opuesto, nadie desea a una estrella de mar. De modo que, quizá lo aconsejable sea cometer el pecado de exagerar un poco y luego aquietar el entusiasmo cuando lo solicite el director.
Otro aspecto importante es el control físico. Muchas chicas son tan perezosas que se limitan a ponerse montones de lubricante y yacer ahí, dejando que el tío sienta como si estuviese introduciendo una salchicha en un pasillo. Un poco más de consideración siempre ayuda. A decir verdad, si consigues apretarle las clavijas al tío, obtendrás una interpretación mucho mejor. Ni siquiera es preciso que presiones con los músculos de tus muslos para lograrlo. Si estás a cuatro patas, basta con que coloques tu rostro inclinado hacia abajo y arquees el culo, y los ángulos frotarán la polla con eficacia. En cambio, si estás echada sobre tu espalda y de piernas abiertas, en lugar de mover las caderas de arriba abajo para permitir una penetración profunda, intenta mecerlas hacia atrás, pues eso estrecha la abertura y realmente ejerce presión sobre la polla.
En lo que respecta a actuar, no es aconsejable ser un cervatillo acosado por los reflectores. Hay que conservar siempre una visión periférica y estar consciente del lugar en que están las cámaras (aunque sin dirigirles la mirada). También necesitas saber dónde están las luces, para evitar que tu rostro o tu cuerpo queden ocultos entre las sombras. Y mucho menos has de mirar al director cuando éste diga algo. Si quieres hablarle, aleja el rostro de las cámaras para que tu boca no se vea en la toma, y pídele que lo repita.
Lo mejor de convertirte en una estrella porno es que no necesitas un manager, un agente, ni nadie que se quede con un porcentaje del dinero que ganas. Nunca permitas que nadie te represente ni firmes nada que deje la responsabilidad en manos de otra persona. Sólo sé tozuda, mantente firme en tus ideales, adquiere la habilidad de decir que no y podrás lograrlo todo. Si necesitas consejo, busca a una estrella porno exitosa que te coloque bajo su ala. Hay un puñado de aspectos básicos que es necesario conocer: cuando firmas un contrato para posar, no cedas los derechos de internet ni el permiso para utilizar el material en otros productos. Y nunca permitas que ninguna compañía sea dueña de tu nombre. El producto eres tú.
No existen desafíos mayores para las chicas que participan en películas con regularidad que las drogas y los noviazgos. Un novio puede convertirse en una pesadilla para tu carrera y para tu salud emocional. Algunas chicas llegan a la industria teniendo ya tíos fatales anexados a su lado, y para mantener su hábito con las drogas harán sexo anal, escenas con varios hombres (gang bangs) u otras en las que muchos tíos le eyaculan en pleno rostro (bukkake). Una chica en esa situación acabará dejando las drogas hacia los veintiséis años, tras haber hecho novecientas películas. Para entonces se verá por las mañanas como Margaret Thatcher y no le quedará nada por exhibir, ya le habrá perdido el respeto al sexo y al dinero, y su coño habrá dejado de ser un centro de placer para convertirse en una caja registradora.
Otras chicas conocen a sus novios tras entrar en la industria. Y por más que al principio la mayoría de los tíos lo consideren guay, al fin acabarán odiando lo que haces. Algunos llegarán incluso a concluir que si estás teniendo sexo con otros hombres ante las cámaras, ellos pueden acostarse con otras chicas en la vida real. E incluso si, finalmente, acabas abandonando la industria siguiendo su consejo, él siempre podrá esgrimir tu pasado en tu contra.
Por otra parte, nunca has de llevar a tu novio al estudio, pues por lo general os clavará venenosas miradas, tanto a ti como a todos los presentes. Temerás que se enfade y no serás capaz de actuar. Y el tío con quien compartas la escena tendrá también dificultades para mantener la erección pues se sentirá incómodo (o bien te follará a morir sólo para perturbar a tu novio). Algunos de los novios que han resultado malos perdedores intentarán incluso agredir a los otros intérpretes. Es el caso de los antes mencionados alcahuetes con maleta.
Dado que pocas personas ajenas al medio aceptan y comprenden este estilo de vida, casi toda la gente del porno acaba saliendo con otros miembros de la industria. Así y todo, salir con un protagonista masculino representa también el beso de la muerte para no pocas chicas. Tan pronto como tus emociones empiezan a estar en juego y realmente ambos os enamoráis, no aceptaréis trabajar junto a nadie más. Así que, de repente, ambos estaréis fuera del mercado. No habrá muchas oportunidades de que actuéis los dos juntos antes de que todos se aburran de veros.
La otra opción es mantener un estilo de relación abierta y follar con otra gente, pero entonces no será un noviazgo en absoluto. No será nada. Nunca he conocido una pareja swinger[25] que funcione bien: lo usual es que, por mucho que acepte el trato, una de las dos personas se enamore realmente de la otra pero mantenga la boca cerrada sobre sus emociones hasta el día en que estalle y todo salga a la luz. Y en ese momento, semejante liberación de sentimientos acabará asustando y alejando a su pareja. Incluso para nosotros, el sexo fuera de la lente de la cámara es una cuestión íntima. Y eso queda reflejado en lo difícil que le resulta a la gente de la industria sostener una relación sana y duradera fuera del set. A ningún hombre le resulta indiferente que su amante tenga sexo ante la cámara con otro hombre, y menos aún si aquél es más guapo, tiene una polla más grande y folla mejor.
Por supuesto que participar en la industria puede constituir una apasionante experiencia. Es inusual hallar una carrera en la que a los dieciocho años ganes buen dinero y estés en completo control de tu propio destino. Y, créase o no, puedes convertirte en un modelo de comportamiento para otras mujeres. Entre quienes se me acercan para felicitarme por mi trabajo, siempre hay más mujeres que hombres. Así que es hora de aprovechar la oportunidad antes de que el ámbito del porno se vuelva tan popular como para que Julia Roberts reciba en pantalla el enorme tronco de Erik Everhard[26].
Lo único que has de hacer es ser lista y lo bastante fuerte como para encontrar un buen equipo de trabajo. Nunca darás con un grupo de gente más simpático que tu personal, desde el encargado de la comida hasta el maquillador. Pues el nuestro es un mundo aparte, y existen tantos prejuicios y conceptos erróneos acerca de lo que hacemos que acabamos estableciendo entre nosotros firmes lazos de apoyo, como los de una familia. He estado con frecuencia en estudios de cine y televisión de Hollywood, y en ninguno de ellos existen el amor, la camaradería y el respeto que nosotros sentimos mutuamente. En todas las industrias hay personas que se aprovechan de los novatos y los ingenuos. Y por eso formulo estas advertencias. Cuando estás manipulando con tu sexo, el riesgo que corre tu salud emocional es mucho mayor.
Pero, ha de quedar claro, ninguna de las reglas anteriores es infalible. La única razón por la que conozco todas estas equivocaciones es que a lo largo de mi vida acabé incurriendo en gran parte de ellas.