Jenna: Marjorie era una ex modelo. Medía más de un metro ochenta, tenía largos cabellos de un rubio oscuro y parecía Marlene Dietrich. De hecho, había una foto de Marlene Dietrich colgando sobre el sofá. Era una mujer extraña, muy delgada de la cintura para arriba, y de niña yo pensaba que realmente tenía bonitos pechos. Pero a continuación venía un culo ancho y gordo y dos piernas que eran como troncos de árbol. Y siempre andaba desnuda por toda la casa.
Tony: Lo que solía aterrarme era cuando se echaba a tomar el sol en el patio con el culo al aire. Todos mis amigos se asomaban por el muro para verla broncearse desnuda. Luego, cada vez que iba al colegio, me decían cosas como:
—¡Eh, tu mamá es la tía desnuda!
Jenna: Se echaba desnuda ante todos sus amigos y no nos permitía jugar en el patio. No está bien que una mujer se desnude así frente a un adolescente. ¡Y por Dios que tenía un culo inmenso!
Larry: Es cierto. Supongo que hubierais preferido que la cabrona se cubriese.
Tony: ¿Recordáis al tío que intentó robar en casa? Jenna y yo estábamos allí. Creo que sabía que siempre estábamos solos. Nos pareció que alguien había llegado a nuestro pequeño porche. Luego oímos que giraba el pomo de la puerta.
Jenna: Y cuando les telefoneamos, papá y Marjorie no nos creyeron. Pensaron que estábamos fantaseando.
Tony: Sabíamos que el tío daría una vuelta alrededor de la casa cuando la puerta no se abriera, así que tuvimos la gran idea de esparcir alimento para perros en el sendero de entrada y en el porche, para poder escuchar los crujidos cuando se acercase otra vez a la puerta. Y recuerdo que estábamos viendo la tele en el comedor y escuchamos crunch, crunch, crunch. Y exclamamos «¡Maldito cabrón!» y fuimos corriendo al dormitorio de papá…
Jenna: … para buscar la pistola.
Tony: Cogí la pistola y escuché el destornillador intentando abrir la puerta. Estaba listo para disparar en cuanto entrase. Pero no lo consiguió, y por lo tanto se fue. Entonces llamamos a la policía y enviaron a papá a casa.
Jenna: Llegaste volando con la patrulla y al ver la puerta exclamaste:
—¡Maldita sea, teníais razón!
Larry: Con sólo mirar la puerta tuve claro que alguien había tratado de forzarla. Yo te había instruido que disparases si alguien entraba y siguieses disparando hasta que dejase de moverse.
Jenna: Tony empezó a dormir con una pistola bajo la almohada hacia los seis años. Era una locura. Papá nunca le daba balas, pero sí armas en miniatura y otras mierdas.
Tony: Sí, pero cada vez que a papá se le caía una bala en casa yo la recogía y la guardaba en una caja. Así que al fin y al cabo estaba muy bien armado.