Martes, día 2
SEMANA 49
LITERATURA
«Yo también canto
a América»
Yo también canto a América.
Yo soy el hermano oscuro.
Me mandan a comer a la cocina
cuando hay visita,
pero me río,
me alimento bien
y me hago fuerte.
Mañana,
me sentaré a la mesa
cuando haya visita.
Nadie se atreverá
a decirme,
«come en la cocina»,
entonces.
Además,
verán lo bello que soy
y se avergonzarán.
Yo también soy América.
El poema «Yo también canto a
América», de Langston Hughes, es uno de los grandes poemas del
renacimiento de Harlem, el resurgir de la concienciación de la
cultura afroamericana y su producción artística que tuvo lugar
durante la década de 1920. En tan sólo unas pocas líneas de verso
libre, Hughes expresa tanto la cruda realidad de los negros
relegados a ciudadanos de segunda en la sociedad norteamericana
como su optimismo frente al futuro.
«Yo también canto a América» es una respuesta directa al poema de Walt Whitman titulado «Oigo a América cantar» (1881). Whitman había escrito sobre la gloriosa cacofonía de las diversas voces que componían América: el mecánico, el carpintero y la madre, entre otras muchas. Hughes, en su poema, defiende que se ha pasado por alto a una de las voces principales, y que por tanto la canción de Whitman está incompleta.
El poder del poema de Hughes nace de su lenguaje minimalista y directo. El narrador comienza con una declaración clara, «Yo también canto a América», que ocupa su propia estrofa para darle mayor énfasis, seguida de una afirmación orgullosa y sencilla de identidad: «Yo soy el hermano oscuro». El narrador describe cómo se le niega un lugar en la «mesa» norteamericana que continúa con una metáfora en la que «me mandan comer en la cocina» abarca todos los tipos de segregación y desigualdad de oportunidades.
Sin embargo, prácticamente no muestra ni rastro de resentimiento o rabia. En su lugar se ríe ante las ofensas a las que es sometido y se muestra confiado de su belleza y su fuerza al margen de la denigración que sufre. Además, está seguro de que su propia fuerza y sus logros acabarán inevitablemente provocando que el resto de América recobre la cordura. El último verso cierra el círculo del poema, repitiendo el inicial con un ligero pero importante matiz: el narrador afirma «Yo también soy América» convencido de que algún día él también será considerado parte de la nación en la que vive, un compañero igual en libertades y en responsabilidades.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. Hughes se vio catapultado a la fama en 1921 cuando su primer gran poema, «El negro habla de los ríos», se publicó en la revista Crisis de la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color).