María Magdalena

María Magdalena o María de Magdala fue, de entre los discípulos de Jesús, uno de los más destacados y de los que más se ha hablado. Los Evangelios canónicos narran cómo se convirtió en una seguidora de Jesús después de que él practicara un exorcismo sobre ella y la liberara de siete demonios.

Lo que quizá sea más importante es que María Magdalena estuvo presente en la crucifixión de Jesús y fue la primera en ser testigo de su resurrección. En la tercera mañana tras la muerte de Jesús, fue hasta su tumba y la encontró vacía. Entonces Jesús se apareció ante ella. Al principio no lo reconoció, pero él dijo su nombre y le encomendó informar al resto de los discípulos sobre el milagro.

Los detalles sobre la vida de María han sido tema de muchos debates. Algunos estudiosos argumentan que era de hecho la misma mujer que se menciona en otras partes del Evangelio. Por ejemplo, en una ocasión se alude a una mujer que vive en el pecado en casa de los fariseos. Esta mujer, cuyo pecado es muy probable que fuese la prostitución, no tenía un nombre, pero en los siglos III y IV los estudiosos empezaron a alegar que se trataba en realidad de María Magdalena.

Otra línea argumentativa sobre la vida de María Magdalena es que fue la mujer de Jesús. A pesar de que hay muy pocas pruebas para afirmar lo uno o lo otro, los que defienden esta última esgrimen que nunca se dice de manera explícita que Jesús estuviera soltero. María era la discípula más cercana a él y por aquella época hubiera resultado muy extraño para un joven judío viajar y predicar siendo soltero. Por otro lado tampoco hay pruebas que sostengan la idea de que era su mujer o de que el hecho de ser un maestro célibe no fuera tan descabellado teniendo en cuenta la visión revolucionaria que Jesús tenía del mundo.