Jueves, día 4
SEMANA 10
CIENCIA
La tensión superficial
y los puentes de hidrógeno
El agua es la sustancia más extraña y ubicua de la Tierra. Es menos densa como sólido que como líquido, lo que explica que el hielo flote. Puede absorber grandes cantidades de calor sin cambiar demasiado, lo que explica que las ciudades costeras gocen de temperaturas más moderadas. Y además tiene una «piel», una fina capa de moléculas que tratan de permanecer unidas en la superficie.
Las inusuales propiedades del agua son resultado de su forma. Una molécula de agua contiene dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno (H2O). Se asemeja a Mickey Mouse: los dos átomos de hidrógeno son las orejas, y el de oxígeno es la cabeza. Dado que los electrones no se distribuyen regularmente en la molécula de agua, las orejas tienen carga positiva y la cabeza negativa. Los opuestos se atraen, así que las orejas de una molécula de agua se ven atraídas por el mentón de otra molécula de agua, formándose así un puente de hidrógeno. En el hielo, las moléculas de agua se unen de forma estable para formar tetraedros, pirámides de cuatro caras. Pero en su forma líquida, la estructura de las moléculas de agua es menos rígida. Los puentes de hidrógeno se rompen y vuelven a unirse constantemente. De hecho, por término general no suelen durar más de una fracción de segundo.
En mitad de un vaso de agua, cualquier molécula de agua se ve empujada por igual en todas direcciones, así que no existe efecto de red alguno. Pero en la superficie, nada las empuja hacia arriba. Las moléculas se ven presionadas hacia los lados y hacia abajo, lo que genera esa piel acuática tan viscosa, o sea, la tensión superficial. Esto es lo que permite que podamos llenar un vaso por encima del borde sin que se vierta el liquido. Y lo que hace posible que se formen gotas o burbujas.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. Los aclaraaguas, insectos zancudos con patas como almohadillas, se aprovechan de la tensión superficial para flotar. Literalmente, lo que hacen es andar sobre el agua.
2. La tensión superficial del agua es lo suficientemente fuerte como para ahogar a los insectos que caen accidentalmente en ella. No pueden agitar sus alas lo bastante rápido como para escapar de la atracción de las moléculas del agua.
3. Los jabones y detergentes actúan rebajando la tensión superficial, lo que permite que el agua penetre en los poros y en la suciedad.