Miércoles, día 3
SEMANA 3
ARTES PLÁSTICAS
El Partenón
El Partenón fue construido entre los años 447 y 432 a. C. por encargo del famoso estadista Pericles, que quería celebrar la victoria de los griegos sobre los persas. Ubicado en una zona de la Acrópolis ateniense en la que antes se elevaba otro templo, se consagró a Atenea Partenos, la deidad patrona de la ciudad. Es uno de los templos griegos mejor conservados en la actualidad.
De acuerdo con lo que cuenta Plutarco, fue construido por los arquitectos Ictino y Calícrates. La efigie de casi 12 metros que hay en su interior fue esculpida por Fidias, que también supervisó las muchas esculturas de la estructura exterior del templo.
Los templos de la antigua Grecia eran por lo general de planta
rectangular y se podía acceder a ellos por cualquier lado subiendo
unos escalones. Muchos, como el Partenón, tenían columnas a lo
largo de su perímetro. Cuando construían estos templos, los griegos
solían seguir las reglas de uno de los tres órdenes
arquitectónicos: dórico, jónico y corintio. Éstos se distinguen
fácilmente entre sí por sus proporciones y capiteles (la parte
superior de las columnas, esculpida). Sin embargo, al contrario que
la mayoría, el Partenón combinaba elementos de dos órdenes (dórico
y jónico). Sus arquitectos incluyeron también refinamientos
ópticos, es decir, leves distorsiones que mejoraban la apariencia
del edificio. Por ejemplo, su base y su línea superior se curvan
suavemente hacia arriba, puesto que si fueran perfectamente rectas
el ojo humano las percibiría como si estuvieran abombadas hacia
abajo. De igual forma, las columnas son más finas en su base, lo
que las hace parecer más altas a aquel que las mira desde
abajo.
En sus orígenes, el Partenón tenía un techo de madera y un tejado de tejas. Además, estaba pintado con colores brillantes. Había metopas (relieves cuadrados) alrededor del templo, sobre las columnas, que representaban batallas mitológicas a modo de metáforas de la victoria griega sobre los persas. Un friso ininterrumpido ilustraba la festividad anual en honor a Atenea Partenos justo debajo y detrás de las columnas de los cuatro muros del edificio.
El Partenón fue usado como templo de oración durante muchos siglos tras la caída de Atenas. Se convirtió en una iglesia en el siglo VI; luego sirvió de mezquita para los turcos, que conquistaron Grecia en 1458. En 1687, durante una batalla, un proyectil veneciano golpeó una barrica de pólvora de los turcos y destruyó gran parte del edificio.
En 1801, lord Elgin, embajador británico en la corte otomana de Estambul, obtuvo permiso para llevarse las esculturas mejor conservadas del Partenón al Reino Unido, donde terminó por vendérselas al gobierno de ese país. Hoy en día se pueden ver en el Museo Británico, pese a los esfuerzos de las autoridades griegas para lograr su devolución. El templo lo visitan incontables turistas cada año desde 1832, cuando los griegos recuperaron el control de Atenas.