Miércoles, día 3
SEMANA 15
ARTES PLÁSTICAS
Miguel Ángel
A Miguel Ángel (1475-1564) a menudo se lo considera el mejor artista del Renacimiento italiano. Pintor, arquitecto, poeta e ingeniero de talento, se veía a sí mismo esencialmente como escultor. Giorgio Vasari, que lo conoció personalmente y escribió su biografía, aseguraba que el artista podía dar vida al mármol.
Miguel Ángel nació en Caprese, en la Toscana italiana, en el año 1475. Era un joven excepcionalmente brillante, por lo que lo invitaron a unirse al círculo intelectual y artístico que rodeaba al acomodado descendiente de la familia Medici, Lorenzo el Magnífico. Desde Florencia se trasladó a Roma, donde recibió el encargo de realizar la escultura de la Pietà, una imagen de la Virgen desolada ante el cuerpo ya sin vida de su hijo. Finalizaría el encargo en el año 1499.
En torno a 1501, Miguel Ángel regresó a Florencia donde trabajó en su famosa escultura David. Varios años después sería requerido en Roma, donde le encargaron el diseño y la escultura de un monumento fúnebre compuesto por 40 figuras de tamaño natural para el mausoleo del Papa Julio II. Este proyecto se vio pronto interrumpido por otro encargo del pontífice: quería que pintara el techo de la Capilla Sixtina. El joven artista, a pesar de que tenía escasa experiencia en frescos, finalizó el encargo en tan sólo cuatro años.
Una vez terminado el techo de la capilla, Miguel Ángel retomó su trabaja en el mausoleo del papa, donde esculpió la figura de Moisés y del Esclavo moribundo entre 1513 y 1516. Debido a que Julio II murió antes de que el mausoleo estuviese acabado y su familia se mostró reticente a la hora de pagar un monumento tan extravagante, Miguel Ángel no pudo terminar el encargo siguiendo el diseño que él mismo había hecho. Decepcionado, pasó la mayor parte de las dos décadas siguientes trabajando en una serie de proyectos para la poderosa familia de los Medid, especialmente en su mausoleo y en la capilla funeraria de la basílica de San Lorenzo.
En 1534, Miguel Ángel regresó a Roma para pintar el fresco del Juicio Final en el testero de la Capilla Sixtina. Firmó su obra dibujándose a sí mismo en la piel desollada del mártir Bartolomé. Varios años después de terminarla, el papa Pablo IV hizo cubrir con ropajes los cuerpos desnudos que aparecían en ella al considerarlos ofensivos. La mayor parte de estos ropajes se han dejado intactos durante la restauración que se ha hecho recientemente de la obra.
Miguel Ángel también dejó su huella en la planificación urbanística de la Roma del Renacimiento. En el año 1537 recibió el encargo de remozar la plaza del Capitolio, la antigua Ciudadela. Nueve años más tarde fue nombrado arquitecto jefe de la nueva basílica de San Pedro, de la que diseñó la famosa cúpula. Desgraciadamente no vivió para verla terminada; murió en Roma a los 89 años.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. En el fresco de La creación de Adán de la Capilla Sixtina, Miguel Ángel retrató a Dios dentro de una forma ovalada compuesta por ángeles suspendidos en el aire. Dos catedráticos brasileños, Gilson Barreto y Marcelo de Oliveira, han sugerido recientemente que la composición del artista se inspiró en la forma de la sección transversal del cerebro humano.