Viernes, día 5
SEMANA 34
MÚSICA
Johannes Brahms
Johannes Brahms (1833-1897) era mitad clásico y mitad romántico y fue uno de los últimos grandes de la composición sinfónica dentro de las convenciones de la forma tradicional. Era un maestro del lenguaje de la sinfonía del siglo XIX pero también se inclinaba ante los maestros de lo antiguo. La música de Brahms era acorde con su personalidad, sensible, conservadora, pero en ningún caso lacónica. Su muerte marca el fin de la era romántica.
De origen humilde, nació en Hamburgo (Alemania) y empezó a estudiar piano desde muy pequeño; a los 20 años se embarcó con Eduard Remény, un brillante violinista de origen húngaro, en un viaje por Europa. En su periplo conoció a Franz Liszt y a Richard Wagner, pero su mejor amigo y el gran defensor durante mucho tiempo de su música fue Robert Schumann. Éste escribió artículos en su Nuevo periódico de música en los que describía a Brahms como un genio, y Brahms acabó convirtiéndose en parte de la familia disfuncional de Schumann. Durante los dos últimos años de la vida de Schumann, cuya locura estaba destrozando a su mujer, Clara, Brahms la ayudó y terminó enamorándose locamente de ella. Sin embargo, según se dice, nunca llegaron a consumar su amor.
Fue solista y director de orquesta itinerante, viajando
constantemente entre capitales europeas. Escribió su Concierto para
piano n.º 1 en re menor (1859) para los Schumann, dedicando el
segundo movimiento a Clara y rememorando el primer intento fallido
de suicidio de Robert, cuando se arrojó al Rin, en el primero.
Compuso su primera y exitosa sinfonía en 1876; en 1888 ya había
escrito tres más.
Las sinfonías de Brahms, al igual que sus danzas húngaras y otras piezas orquestales puras (sin argumento, apelando únicamente a términos musicales), son las que le dieron la fama. Estudió con devoción las sinfonías clásicas y los contrapuntos de Bach y Palestrina, pero nunca perdió su gusto por la escritura de melodías exultantes de tinte romántico
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. De joven tocaba el piano en burdeles de la costa de Hamburgo, donde desarrolló un afecto por las prostitutas que conservó toda la vida.
2. Clara Schumann, a quien en una ocasión Brahms escribió «Te quiero más que a nada en el mundo», era la crítica en la que más confiaba el compositor, hasta el punto de que en su Cuarteto para piano cambió la tonalidad de do sostenido menor a do menor siguiendo sus consejos.
3. Liszt se alejó de Brahms después de que éste se quedara dormido en uno de sus conciertos.