Franz Schubert

En el funeral de Beethoven, en 1827, Franz Schubert (1797-1828) llevó una antorcha en señal de duelo, un gesto que, a la postre, se desvelaría como cargado de más simbolismo del que el compositor podría haber previsto. Murió un año después, en línea con la tradición del compositor romántico devoto y atormentado cuya llama se extingue antes de tiempo.

Schubert nació en Lichtenthal, un suburbio de Viena, y de joven estudió violín, canto y piano con Antonio Salieri, el mayor competidor de Mozart y uno de los maestros de Beethoven. Schubert estaba obsesionado con la composición y pasaba largas horas todos los días sentado a solas componiendo. Su padre era profesor de música y lo emplazó a que siguiera su camino. Franz cedió a la presión de su padre y se convirtió en profesor en 1813, pero pasó la mayor parte de su tiempo componiendo, haciendo pausas únicamente para orientar a los alumnos que se atrevían a interrumpirlo.

No era un maestro de la sinfonía como otros muchos románticos, pero inició la tradición alemana de la canción artística romántica, el lied. Schubert compuso hasta 600 lieder, entre los que se incluyen Der Erlkönig (1820), una canción tenebrosa y escalofriante basada en un poema de Goethe sobre cómo se aparece el rey de los elfos y predice la muerte de un niño. El ciclo de canciones Winterreise (1827) es considerado como el mejor trabajo de Schubert.

Era el típico romántico bohemio de la época; pobre toda su vida, pero entregado en cuerpo y alma a la música, vendiendo docenas de sus canciones por mucho menos de su valor real. Trabajaba todas las mañanas durante varias horas y luego pasaba las tardes con un grupo de amigos íntimos que se hacían llamar «schubertianos». Se dedicaban a interpretar sus últimas obras, a recitar poesía y a beber generosamente en las terrazas de los bares y cafés de Viena.

Schubert no era especialmente atractivo ni estaba particularmente interesado en las mujeres, pero en 1822 contrajo la sífilis, que era una enfermedad común entre las prostitutas de Europa central. Murió a los 31 años, mucho antes de que su fuerza creativa se desarrollara completamente.