Miércoles, día 3
SEMANA 43
ARTES PLÁSTICAS
Henri Matisse
Henri Matisse (1869-1954) fue uno de los padres fundadores del fauvismo, un movimiento que rechazaba el naturalismo y abrazaba la belleza y el poder psicológico del color. Es conocido sobre todo por sus murales de figuras danzantes y por los enormes recortables de papel que realizó en las postrimerías de su carrera.
Nació en la región de Picardía (Francia) en el seno de una familia de clase media. Se licenció en Derecho en 1889 y, aunque no gozaba de experiencia artística alguna, descubrió su talento para la pintura mientras se recuperaba de un ataque de apendicitis. Decidido a labrarse una carrera en el mundo del arte, se trasladó a París y se matriculó en la Académie Julian a las órdenes del pintor académico William-Adolphe Bouguereau. Al año siguiente le invitaron a unirse al estudio del simbolista Gustave Moreau y también ingresó en la Escuela de Bellas Artes, donde aprendió a pintar copiando a los grandes maestros de la antigüedad.
Tras una breve estancia en Córcega a finales de la década de 1890, regresó a París para dirigir a un grupo de jóvenes artistas deseosos de romper lazos con las viejas tradiciones. En 1905, este grupo provocó un gran revuelo con sus pinturas, radicalmente distintas, que expusieron en el Salón de París. Un crítico que despreciaba los colores chillones y las composiciones de los jóvenes artistas los tachó de fauves (bestias). La alegría de vivir (1906) es un cuadro típico de la pintura de Matisse de este período: representa a una serie de mujeres desnudas bailando y tocando música en un paisaje de gran sencillez. El artista explicó así el objetivo que perseguía con sus trabajos: «La composición es el arte de colocar de forma decorativa los distintos elementos que están a disposición de un pintor para expresar sus sentimientos». En muchos sentidos, el fin de Matisse era idéntico al de los expresionistas, pero no compartía la tendencia de estos últimos a recrearse en los sentimientos negativos. Él quería que su arte indujera al placer y que fuera «una especie de cómodo sillón en el que recuperarse del cansancio físico».
En la década de 1920 se trasladó a Niza, en la Riviera francesa, donde permaneció la mayor parte de su vida. En 1930 viajó a Tahití vía Estados Unidos, donde recibió el encargo de la Fundación Barnes de Pensilvania de crear el mural La danza. En la década de 1930 se dedicó a ilustrar libros, creando aguafuertes para Poesías, de Stéphane Mallarmé, y Ulises, de James Joyce. En 1944 le encargaron un álbum ilustrado en el que recogiera sus reflexiones sobre el jazz; lo decoró con recortes de papel que hizo «dibujando con tijeras».
Tras ser operado de un tumor ocular en 1941, se dedicó cada vez en mayor medida a los dibujos y los recortes de papel y continuó trabajando hasta 1951. Entre sus últimas obras se incluyen las vidrieras, murales y otros motivos decorativos de la Capilla del Rosario, en la ciudad meridional francesa de Vence. Los enormes recortes de papel que elaboró a principios de la década de los cincuenta dan fe de que siguió siendo un artista revolucionario incluso en la vejez.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. En 1920 diseñó los trajes y los decorados de la producción que realizó Sergei Diaghilev de la ópera de Igor Stravinski El canto del ruiseñor.