Viernes, día 5
SEMANA 27
MÚSICA
El período romántico
La pasión ardiente de la música romántica del siglo XIX, al igual que la literatura y el pensamiento de la época, fue una reacción al período clásico que la precedió, en el que dominaban la razón y la fría lógica. Mientras que la música de Mozart y Haydn tenía por objeto ser placentera, inspiradora, equilibrada y duradera, los románticos como Hector Berlioz, Johannes Brahms y Gustav Mahler daban una mayor importancia a la expresión de las emociones personales. Del mismo modo, los románticos sentían un devoto respeto por la historia, la mitología, la magia, el misticismo y el heroísmo. Crearon cultos al genio en torno a grandes compositores como Beethoven, Schubert y Wagner.
La melodía era de una importancia extrema en la música romántica, hasta tal punto que, a menudo, se sacrificaban las estructuras formales para dejar que se desarrollara de forma natural. La sinfonía era el género más importante; muchos compositores produjeron muy pocas obras aparte de sus sinfonías, más extensas, con una instrumentalización más presente, ostentosa, ampulosa y decadente.
En sus óperas, Wagner mostraba su obsesión por la mitología medieval y nórdica, repleta de música que exigía a los tenores un nivel, una vitalidad y un potencial impresionantes. Los compositores comenzaron a exigir un virtuosismo casi irracional a sus instrumentistas, hasta el punto de que eran pocos los solistas del mundo, en ocasiones sólo el propio compositor, capaces de interpretar las piezas.
La mayor crítica que se ha esgrimido contra los compositores románticos es que carecían de gusto, lo que les hacia ir demasiado lejos. Sin embargo, en el siglo XIX se produjo un número inmenso de piezas que han perdurado en el tiempo y florecieron los grandes estilos operísticos de Italia y Alemania.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. El número de obras compuestas por cada compositor se redujo durante el período romántico, si lo comparamos con el clásico; sin embargo la extensión de las piezas aumentó. La tetralogía El anillo del Nibelungo, de Wagner, dura más de 15 horas.
2. También se incrementó el tamaño de las orquestas. Para la interpretación de la octava sinfonía de Gustav Mahler, la Sinfonía de los mil, se necesitaba una orquesta ampliada, doble coro, coro de chicos, tres sopranos solistas, dos altos y un tenor, un barítono y un bajo.
3. Los compositores de la era romántica rara vez procedían de orígenes profesionales y no habían recibido una educación formal, como pasa con los genios clásicos. Hector Berlioz, por ejemplo, no era un buen intérprete de ningún instrumento; sin embargo, escribió piezas muy apreciadas.