Martes, día 2
SEMANA 42
LITERATURA
Esperando a Godot
En attendant Godot (1952) —Esperando a Godot— es la obra más conocida del autor y dramaturgo franco-irlandés Samuel Beckett. Fue una de las primeras piezas del teatro del absurdo, y abrió una nueva era de posibilidades para la dramaturgia, además de dividir a los críticos en dos bandos irreconciliables: los que la consideraban una expresión brillante de la monotonía y la insignificancia de la vida moderna, y los que la tachaban de basura aburrida. No cabe duda de que ganaron los primeros, tal y como indica el Nobel que Beckett recibió en 1969, en el que se cita a Esperando a Godot como una de sus mejores obras.
Beckett (1906-1989) nació cerca de Dublín y, después de estudiar lenguas románicas en la universidad, viajó por toda Europa hasta establecerse en París. Como escritor, se interesó por varios géneros y coqueteó con la novela, el relato corto, la poesía y el ensayo, pero lo que lo hizo famoso fueron sus obras de teatro; entre ellas, Esperando a Godot es sin duda la más conocida.
En esta obra apenas sucede nada digno de mención: una noche, dos hombres —Vladimir y Estragón— hablan en la cuneta de una carretera mientras esperan a alguien llamado Godot. Poco después, pasa junto a ellos otro que lleva un esclavo atado a una cuerda. El esclavo baila y ofrece una conferencia espontánea y extraña. A continuación aparece un niño que avisa a los hombres de que Godot lleva retraso pero que llegará al día siguiente. Vladimir y Estragón regresan la noche siguiente y tropiezan de nuevo con el dueño del esclavo, que de repente se ha vuelto ciego y no recuerda haberlos visto el día anterior. Después, llega el mismo niño del día anterior y les anuncia que Godot no va a venir. Al igual que el dueño del esclavo, el chico no recuerda haber visto a Vladimir y Estragón antes. Los dos hombres deciden marcharse y regresar a casa, pero mientras cae el telón siguen esperando.
El teatro del absurdo, corriente a la que pertenece esta obra, floreció en Europa en las décadas de 1950 y 1960. Las piezas de este género suelen parecer ilógicas, tienen decorados vagos y minimalistas y abundan en diálogos extraños e incongruentes. A modo de ejemplo, el decorado de Esperando a Godot no se especifica y el texto tampoco precisa quién es Godot ni por qué lo están esperando. Los críticos consideran que la obra representa la apremiante situación existencial del mundo moderno, una inacción exasperante en la que la raza humana está esperando a que ocurra algo que dé significado a su vida pero que no sabe ni qué ni cuándo o siquiera si sucederá.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1. Puede que Esperando a Godot resulte extravagante, pero otras obras de Beckett lo son aún más. En Los días felices (1961), la protagonista está enterrada en la arena hasta la cintura y después hasta el cuello; su segunda obra, Actos sin palabras (1956), está protagonizada por mimos; y Respiración (1969) tan sólo dura 35 segundos.
2. Beckett apenas concedía entrevistas ni aparecía en público. Cuando ganó el Nobel, lo aceptó pero no acudió a la ceremonia de entrega en Estocolmo.