El diario personal de críticas
Llevar un «Diario personal de críticas» es una excelente manera de evaluar el progreso que se va haciendo en cuanto a su manejo constructivo. Si se lo lleva fielmente y con precisión, reflejará pautas significativas en el comportamiento crítico: a quién criticamos con más frecuencia y por qué; quién nos critica con más frecuencia y por qué; cómo reaccionamos ante el hacer y el recibir críticas; y los cambios, si los hay, que se van produciendo en nuestra reacción ante la crítica.
El diario alcanzará su mayor eficacia si se usa con regularidad. Tómese el lector tiempo todos los días para recordar y anotar las críticas que hizo y que recibió en las veinticuatro horas, y para analizar brevemente la respuesta, tal como se indica en el esquema siguiente.
Fecha de la crítica: Es importante llevar registro de cuándo se hicieron o recibieron críticas. Pasadas unas semanas, se podrá ver con qué frecuencia se produce una crítica específica, y estimar con qué rapidez se está produciendo la mejoría.
El marco: Aquí se ve en qué ambiente (despacho, hogar, escuela, horas de las comidas, reuniones sociales) tiende a producirse el comportamiento criticado.
Emisor/Receptor: Sirve para saber si estamos con mayor frecuencia en el papel de crítico o de criticado, y cuál de los dos se nos hace más difícil. Lo que resulta más importante es que esta categoría nos informa de la medida en que uno critica constantemente a la misma persona, o es criticado por ella, y nos permite evaluar con precisión la validez de la fuente de la crítica. Le ayuda, además, a determinar si la mayor parte de las críticas que uno hace o recibe se relacionan específicamente con una o dos personas, o si afectan a un círculo de relaciones más amplio.
Resumen de las críticas: Ayuda a destacar las actitudes o comportamientos específicos que con mayor frecuencia generan observaciones críticas. Intente registrar la crítica con la mayor precisión posible, prestando especial atención a las palabras exactas. Hacerlo así resalta las tendencias destructivas, tales como la de generalizar, echar la culpa, establecer comparaciones y cosas semejantes.
Reacciones intelectuales: Tomar nota de los pensamientos es útil, porque uno se percata así de la calidad de su evaluación de la crítica, de los enunciados subjetivos que usa, de los sistemas de creencias y de otros factores concomitantes.
Reacciones sensoriales: Tenerlas en cuenta ayuda a reconocer el tipo de excitación fisiológica que se experimenta y el rótulo cognoscitivo que uno tiende a adjudicarle.
Reacciones de conducta: Registrar de qué manera actuamos después de hacer o de recibir una crítica (¿estableciendo un diálogo tendente a resolver el problema o provocando una discusión?) nos ayuda a juzgar si nuestro comportamiento es principalmente constructivo o destructivo.
Evaluación: Basándose en la información que ha registrado, evalúe la crítica de acuerdo con la siguiente escala:
Con el tiempo, estas evaluaciones se convertirán en una muestra gráfica de la forma en que su respuesta a la crítica se va haciendo mas positiva. Al referirse al marco, y a los papeles de emisor y receptor, usted podrá ver también si su reacción depende del tipo de crítica que se hace, del medio y de las personalidades que intervienen.
Razones: Documente las razones de su evaluación. ¿Consideró que la crítica era contraproducente a causa de lo que se dijo? ¿Quién lo dijo? ¿Cómo fue dicho? ¿Era productiva debido a los cambios que promovía? Sus respuestas le darán indicios de los aspectos a los que debe prestar más atención en sus futuras interacciones críticas.