¿Se entiende mi crítica?
Finalmente, quien critica debe preguntarse: La persona criticada, ¿entiende lo que le digo? ¿Está de acuerdo conmigo, o en desacuerdo? Es importante asegurarse de que la otra persona no se limita a oír nuestras palabras, sino de que, además, las interprete con exactitud, porque de otro modo puede verse llevada a conclusiones falsas.
Entre los miembros de una pareja, decir «Tú no me valoras» o «No tienes en consideración mis sentimientos» puede significar una petición de mayor intimidad. Pero un cónyuge inseguro puede interpretar que algo así significa «Ya no aguanto más un matrimonio como éste y voy a dejarte». El empleado a quien se critica por ser «un poco rígido» puede entender que lo que le dicen es «No creo que sea capaz de hacer bien su trabajo».
La manera más simple de asegurarse de que la persona criticada comprende efectivamente lo que queremos decirle es preguntar:
—¿Entiende usted lo que le estoy diciendo? —o—: ¿Qué crees que estoy tratando de decirte?
Se trata de usar cualquier pregunta que obligue a la otra persona a repetir lo sustancial de la crítica, tal como ella la entiende.
Todos tenemos fuerte tendencia a creer que el sentido atribuido a las palabras o a los gestos de los demás es exacto, y, sin embargo, no es con frecuencia el significado que quería transmitir nuestro interlocutor. Un terapeuta de familias se refiere a un marido especialmente dado a la crítica, que tenía la costumbre de encogerse fría y silenciosamente de hombros en respuesta a las preguntas de su mujer. El terapeuta le cuestionó el significado de su gesto.
—Antes de que él pudiera contestar —recuerda—, su mujer se apresuró a decir: «Yo sé lo que significa; me está diciendo que he vuelto a hacer algo mal, y por lo que a mí se refiere, ya puede irse al infierno».
Pero cuando el hombre tuvo finalmente ocasión de hablar, dijo que encogerse de hombros significaba: «En realidad no sé qué contestarte, porque nunca lo pensé antes».
También es útil preguntar a quien criticamos si está o no de acuerdo con la crítica. Hacerlo así excluye, por lo menos, una reacción silenciosa y hosca; sea cual fuere la respuesta, se ha iniciado el diálogo. Hay muchas personas a quienes la crítica hace sentirse atacadas o indefensas, y éste es un sentimiento que se puede disipar, en buena medida, si se les permite expresar su opinión al respecto (o se las estimula a que lo hagan).
Comprobar si la persona criticada está o no de acuerdo impide que el crítico se plantee falsos supuestos y tenga expectativas falsas. Con frecuencia, dar por sentado que la otra persona coincida con la crítica hace que uno crea que hará algo por actuar en el sentido señalado. Si el cambio de comportamiento esperado no se produce, el crítico se queda molesto y decepcionado.