AGRADECIMIENTOS
Sería imposible dar las gracias a todas aquellas personas cuyo trabajo en el terreno de la psicología interpersonal y de la psicoterapia han constituido una aportación básica para este libro. Sin embargo, hay algunas que merecen ser mencionadas especialmente:
El doctor Ronald M. Podell, por sus comentarios e ideas referentes a la crítica en el aspecto sexual; el doctor Ian Fluger, por sus aportaciones sobre comunicación y sobre el papel de la crítica en el trabajo; el doctor Darwin Eads, por sus contribuciones a los inventarios críticos usados en mis «talleres» [workshops] y seminarios; Richard B. Cohen, por sus opiniones sobre la crítica como proceso de interacción y motor del cambio; el doctor Ken Cinnamon, que fue el primero en reconocer la importancia de la crítica como habilidad interpersonal y me «exigió» que escribiera el libro; el doctor Janos Kalla, quien me alentó a dar clases sobre el tema. Sally O’Neill, de la División de Extensión Universitaria de la Universidad de California en Los Ángeles, que me dio la oportunidad de llevar a la práctica mi trabajo, y el equipo de psicólogos del Hospital Brentwood, de la Administración de Veteranos, que me sirvió como alentadora fuente de información y de recursos.
Mi coautor, Norman Lobsenz, se enfrentó con la difícil tarea de seleccionar y criticar mis ideas, además de haber contribuido a ellas dándoles una forma tal que permitiera comunicarlas con exactitud y fuerza.
Más que nadie, Lorie Beth, mi mujer, me prodigó su amor, energía y aliento, y este libro no habría podido aparecer sin su dedicación.
H. W.