Dar permiso para fracasar

En ocasiones, la crítica más eficaz se consigue no criticando. Con frecuencia, es posible asegurarse la cooperación de un chico en el cambio de comportamiento con sólo reconocer que cualquiera —incluido uno mismo— a veces se equivoca, se comporta mal, fracasa en un empeño. Escribe el psicólogo Peter Madden:

Durante los años que trabajé como profesor de ciencias naturales, hubo innumerables experimentos y demostraciones que no me salieron. Los fracasos eran inevitablemente recibidos con grandes algazaras y risas, a menudo despectivas, con que los niños parecían decirme: «¿Qué tal se siente, profesor, cuando algo le sale como a nosotros?».

Mi reacción ante semejante hilaridad era, generalmente, unirme a ella, riéndome de buena gana de mí mismo y del desastre que había hecho. Después les decía: «Está bien, parece que esto no funcionó. Ahora vamos a limpiar todo, ver qué fue lo que anduvo mal, y planear un experimento diferente para mañana». Lo que en realidad les estaba diciendo —y, lo que es más importante, demostrando— es que un fracaso no es nada más que un fracaso, ni más ni menos. Era un acto con el cual no se acababa la vida, que daba materia para pensar y que podía usarse para planear acciones futuras.[11]

Una madre cuenta cómo el experimento de panadera de su hija de nueve años dio por resultado una pasta informe.

—Era imposible decirle nada bueno —recuerda—, de manera que le dije: «Vaya, pues está bastante lamentable». Durante un momento, mi hija estuvo al borde de las lágrimas, pero después se rió. Y las dos aprendimos una valiosa lección: mi hija no necesitaba ni críticas, ni seguridades vacías. Necesitaba permiso para fracasar.

De la actriz Katharine Hepburn se cuenta que llevó esta técnica al último extremo, mientras filmaba una escena con dos adolescentes, aterrados de estar participando en una película con ella. La primera vez que uno de los chicos se olvidó de su parlamento, se dice que la Hepburn dijo:

—Fue culpa mía.

—¿Cómo puede ser culpa de usted, si yo me olvidé el parlamento? —preguntó el muchacho.

Y ella respondió:

—Es que yo dije el mío demasiado rápido. Por eso tú te olvidaste.[12]

Nadie es perfecto
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
agradecimientos.xhtml
Cap01.xhtml
Cap01_01.xhtml
Cap01_02.xhtml
Cap01_02_01.xhtml
Cap01_02_02.xhtml
Cap01_02_03.xhtml
Cap01_03.xhtml
Cap01_04.xhtml
Cap02.xhtml
Cap02_01.xhtml
Cap02_01_01.xhtml
Cap02_01_02.xhtml
Cap02_01_03.xhtml
Cap02_01_04.xhtml
Cap02_01_05.xhtml
Cap02_01_06.xhtml
Cap02_01_07.xhtml
Cap02_01_08.xhtml
Cap02_01_09.xhtml
Cap02_01_10.xhtml
Cap02_01_11.xhtml
Cap02_01_12.xhtml
Cap02_02.xhtml
Cap02_02_01.xhtml
Cap02_02_02.xhtml
Cap02_02_03.xhtml
Cap02_02_04.xhtml
Cap02_02_05.xhtml
Cap02_02_06.xhtml
Cap03.xhtml
Cap03_01.xhtml
Cap03_01_01.xhtml
Cap03_01_02.xhtml
Cap03_01_03.xhtml
Cap03_01_04.xhtml
Cap03_01_05.xhtml
Cap03_02.xhtml
Cap03_02_01.xhtml
Cap03_02_02.xhtml
Cap03_02_03.xhtml
Cap03_02_04.xhtml
Cap03_03.xhtml
Cap04.xhtml
Cap04_01.xhtml
Cap04_02.xhtml
Cap04_02_01.xhtml
Cap04_02_02.xhtml
Cap04_02_03.xhtml
Cap04_02_04.xhtml
Cap04_02_05.xhtml
Cap04_02_06.xhtml
Cap04_02_07.xhtml
Cap04_03.xhtml
Cap04_04.xhtml
Cap04_04_01.xhtml
Cap05.xhtml
Cap05_01.xhtml
Cap05_02.xhtml
Cap05_03.xhtml
Cap05_04.xhtml
Cap06.xhtml
Cap06_01.xhtml
Cap06_02.xhtml
Cap06_03.xhtml
Cap06_03_01.xhtml
Cap06_03_02.xhtml
Cap06_03_03.xhtml
Cap06_03_04.xhtml
Cap06_03_05.xhtml
Cap06_03_06.xhtml
Cap06_03_07.xhtml
Cap06_03_08.xhtml
Cap06_03_09.xhtml
Cap06_03_10.xhtml
Cap06_03_11.xhtml
Cap06_04.xhtml
Cap07.xhtml
Cap07_01.xhtml
Cap07_01_01.xhtml
Cap07_01_02.xhtml
Cap07_01_03.xhtml
Cap07_02.xhtml
Cap08.xhtml
Cap08_01.xhtml
Cap08_02.xhtml
Cap08_03.xhtml
apendices.xhtml
apendices_01.xhtml
apendices_01_01.xhtml
apendices_01_02.xhtml
apendices_01_03.xhtml
apendices_01_04.xhtml
apendices_02.xhtml
apendices_03.xhtml
apendices_03_01.xhtml
apendices_03_02.xhtml
apendices_03_03.xhtml
apendices_04.xhtml
biblio.xhtml
autor.xhtml
autor2.xhtml
notas.xhtml