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Cómo aceptar las críticas y sacar provecho de ellas
No hace mucho tiempo, un equipo de terapeutas, que trabajaban con problemas sexuales, dirigieron un áspero ataque a los métodos de investigación usados por los doctores William Masters y Virginia Johnson, los conocidos estudiosos de la respuesta sexual humana. La crítica, que se publicó en una importante revista estadounidense, desmenuzaba casi todos los aspectos de su obra. Cuando a Masters y Johnson les ofrecieron la posibilidad de responder a las acusaciones, la rechazaron cortésmente, explicando que no tenían por costumbre responder públicamente a las críticas.
A la mayoría de las personas les gustaría ser capaces de reaccionar con tanta calma ante la crítica, pero son pocas las que pueden hacerlo. Sus defensas se disparan y los conducen a reacciones coléricas, con lo que dan al crítico la seguridad de haber tocado un punto sensible, o bien responder con resentimiento, dificultando así el tendido de cualquier puente que posibilite la comunicación. Sin embargo, aunque a nadie le gusta que lo critiquen, aprender a aceptar las críticas, sin perder la seguridad, permite sacar partido de ellas en vez de sentirse herido.
Probablemente, a todos nos han dicho más de una vez que debemos «recibir constructivamente las críticas», pero rara vez se le dice a nadie cuál es, exactamente, la mejor manera de hacerlo. En la mayoría de los casos, aceptar la crítica de forma constructiva significa, tradicionalmente, no demostrar nuestra irritación, fingir que uno no se siente herido, e incluso coincidir falsamente con el crítico. Pero recurrir a este tipo de respuestas, negativas y lesivas emocionalmente, no es la manera de adoptar una actitud positiva.
Aceptar la crítica de manera constructiva significa, más bien, aprender a usarla como catalizador del desarrollo personal; como una oportunidad de ejercitar opciones, más bien que de acceder a exigencias. Para lograrlo es necesario cultivar las habilidades que pueden dar a los sentimientos, pensamientos y acciones —ese trío que ya conocemos— el poder de trabajar para nosotros y no en contra de nosotros. Específicamente, debemos:
• Considerar la crítica como una fuente de información nueva que ha de ser evaluada objetivamente;
• Canalizar la energía emocional movilizada por la crítica siguiendo vías fecundas; y
• Dar los pasos necesarios para poner en práctica los cambios de conducta.