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—¿Qué opinas tú del romanticismo? —pregunto a Ketut, mi viejo amigo el curandero.
—¿Qué es eso, el romanticismo? —me contesta.
—Déjalo, da igual.
—No, dime qué es. ¿Qué es esa palabra?
—El romanticismo es el amor entre un hombre y una mujer. O entre dos hombres, o entre dos mujeres. Todo eso de los besos y el sexo y el matrimonio… Esas historias.
—Yo no he tenido sexo con muchas personas, Liss. Sólo con mi mujer.
—Tienes razón. No son muchas. Pero ¿te refieres a tu primera mujer o a la segunda?
—Sólo tengo una mujer, Liss. Pero ya murió.
—Y Nyomo, ¿qué?
—Nyomo no es mi mujer de verdad, Liss. Es mujer de mi hermano —me explica y, viendo mi gesto de sorpresa, añade—: Es típico de Bali.
Y me explica que su hermano mayor, un campesino dedicado al cultivo del arroz, vivía al lado de Ketut y estaba casado con Nyomo, que le dio tres hijos. Ketut y su mujer, en cambio, no pudieron tener ninguno, así que adoptaron uno de los hijos del hermano de Ketut para tener un heredero. Al morir la mujer de Ketut, Nyomo tuvo que empezar a cuidar de los dos hermanos, dividiendo su jornada entre las casas de los dos, atendiendo tanto a su marido como a su cuñado y a los hijos de ambos. A todos los efectos, se convirtió en la esposa balinesa de Ketut (cocinaba, limpiaba y se encargaba de la liturgia religiosa doméstica), pero sin ningún tipo de contacto sexual.
—¿Por qué no? —le pregunto.
—¡Demasiado VIEJOS! —exclama.
Entonces llama a Nyomo para que se lo pregunte a ella y le dice que la señora americana quiere saber por qué no tienen una relación sexual. Nyomo casi se muere del ataque de risa que le da. Se acerca y me da un buen puñetazo en el brazo.
—Yo sólo tuve una mujer —insiste Ketut—. Y murió.
—¿La echas de menos?
Sonríe con tristeza.
—Le llegó el momento de morir. Ahora te digo cómo yo encuentro mi mujer. Cuando tengo 27 años, conozco una mujer y la amo.
—¿En qué año fue? —le pregunto siempre ansiosa de saber qué edad tiene.
—No lo sé —me dice—. ¿Tal vez en 1920?
(Cosa que, de ser cierta, le haría tener unos 112 años ahora. Creo que estamos a punto de resolver el enigma…).
—Yo amo a esta chica, Liss. Es muy hermosa. Pero no tiene buen carácter esta chica. Sólo busca el dinero. Va con otros hombres. Nunca dice la verdad. Creo que tenía una mente secreta dentro de la otra mente y allí no entra nadie. Un día ya no me quiere y se va con otro chico. Yo, muy triste. Con el corazón roto. Rezo y rezo a mis cuatro hermanos espirituales. Les pregunto por qué ella ya no me quiere. Entonces uno de ellos me dice la verdad. Me dice: «Ésta no es tu verdadera pareja. Ten paciencia». Y yo tengo paciencia y encuentro a mi mujer. Mujer hermosa, mujer buena. Siempre dulce conmigo. Nunca una discusión. Siempre hay armonía en nuestra casa, ella siempre sonrisa. Si no hay dinero en casa, ella siempre sonrisa. Siempre me dice que está contenta de verme. Cuando murió, yo muy triste en mi mente.
—¿Lloraste?
—Sólo un poco, con los ojos. Pero hago meditación para limpiar el cuerpo del dolor. Yo medito para ayudar a su alma. Muy triste, pero feliz también. En mi meditación la veo todos los días y la beso. Es la única mujer con la que yo tengo sexo. Así que no sé nada de la nueva palabra… ¿Cómo es la palabra de hoy?
—¿Romanticismo?
—Sí, eso. Yo no conozco el romanticismo, Liss.
—Así que no eres un experto en eso, ¿eh?
—¿Qué quiere decir experto? ¿Qué significa esa palabra?