13

A decir verdad, no soy la mejor viajera del mundo.

Lo sé porque he viajado mucho y he conocido gentes a las que se les da muy bien. Viajeros natos. Algunos son tan robustos que podrían beberse un par de litros de agua de una alcantarilla de Calcuta sin ponerse enfermos. Gente capaz de pillar un idioma exótico donde los demás sólo pillan una infección. Gente que sabe poner en su sitio a un policía malencarado o al funcionario arisco encargado de dar los visados. Gente que tiene la altura y la pinta perfectas para parecer normal, sea donde sea; en Turquía podrían ser turcos, en México de repente son mexicanos, en España los toman por vascos, en el norte de África a veces los toman por árabes…

Yo, en cambio, no tengo ninguna de esas aptitudes. Para empezar, no me fundo con el entorno. Alta, rubia y de piel rosada, en lugar de un camaleón parezco un pájaro flamenco. Vaya donde vaya, quitando Dusseldorf, desentono a tope. Cuando estuve en China, la gente se me acercaba por la calle para que sus hijos pudieran verme bien, como si fuera un animal escapado de un zoo. Y los susodichos niños —que nunca habían visto nada semejante a una persona de piel rosada y pelo amarillo— a menudo se echaban a llorar al verme. China tenía eso de malo.

Se me da mal (o, mejor dicho, me da pereza) documentarme antes de un viaje y lo que suelo hacer es plantarme en el sitio a ver qué pasa. Cuando se viaja así, lo típico es tirarte horas en una estación de tren sin saber qué hacer o gastarte muchísimo dinero en hoteles porque no te enteras de nada. Mi escaso sentido de la orientación y mi despiste geográfico me han llevado a explorar los continentes sin tener ni la más remota idea de dónde estoy cada momento. Aparte de mi disparatado compás interno, también tengo una falta de soltura evidente, cosa que puede ser bastante desastrosa al viajar. No sé poner ese gesto vacuo de competente invisibilidad que resulta tan útil al viajar por países desconocidos y peligrosos. Ya sabéis, esa pinta relajada de controlar totalmente el cotarro que te hace parecer «uno más» en todas partes, estés donde estés, aunque sea en mitad de un disturbio en Yakarta. Pues a mí no me pasa. Cuando no sé de qué va el tema, tengo cara de no saber de qué va el tema. Cuando estoy ansiosa o nerviosa, tengo cara de estar ansiosa o nerviosa. Y cuando me pierdo, cosa que me pasa con frecuencia, tengo cara de haberme perdido. Mi rostro es un transmisor transparente de todos mis pensamientos. Como dijo David una vez: «Tu cara es todo lo contrario de una cara de póquer. Tú tienes más bien… cara de minigolf».

Por no hablar, ay, ¡del sufrimiento que me ha infligido tanto viaje en el sistema digestivo! La verdad es que no quiero abrir esa caja de Pandora, por así decirlo, pero baste decir que he experimentado todos los extremos de la emergencia digestiva. En Líbano pasé una noche de indisposición tan explosiva que pensé que debía de haber contraído el virus del Ébola en versión Oriente Medio. En Hungría sufrí una molestia intestinal totalmente distinta que cambió para siempre mi manera de entender el término bloqueo soviético. Pero también tengo otras debilidades corporales. Se me pinzó la espalda el primer día de un viaje por África, fui la única en salir de las selvas venezolanas con unas picaduras de araña infectadas y decidme —¡os lo ruego!— si conocéis a alguien más que se haya quemado la piel en Estocolmo.

Aun así, pese a todo ello, viajar es el gran amor de mi vida. Siempre he pensado, desde los 16 años, cuando me fui a Rusia con lo que había ahorrado cuidando niños, que todo gasto o sacrificio son válidos con tal de poder viajar. Mi amor por el viaje es constante y fiel aunque en mis otros amores no he tenido la misma constancia y fidelidad. Un viaje despierta en mí lo mismo que siente una madre por su bebé insoportable, diarreico y nervioso: me importa un bledo lo mucho que me haga sufrir. Porque lo adoro. Porque es mío. Porque es clavado a mí. Me puede vomitar encima todo lo que quiera. Me da igual.

De todas formas, para ser un pájaro flamenco tampoco voy por la vida como una negada total. Tengo mis técnicas de supervivencia. Una es la paciencia. Otra es que llevo poco equipaje. Y como lo que me echen. Pero mi gran baza viajera es que soy capaz de llevarme bien con cualquiera. Me llevo bien hasta con los muertos. En Serbia me hice amiga de un genocida y me invitó a pasar las vacaciones en las montañas con su familia. No me enorgullezco de contar a un asesino en serie serbio entre mis seres más queridos (me hice la colega con él para que me contara la historia y también para evitar que me diera un puñetazo). Lo que digo es que soy capaz de hacerlo. Y si no hay otra persona con quien hablar, acabaría llevándome bien con el primer montón de piedras que encontrara por ahí. Por eso no me da miedo viajar a los sitios más remotos del mundo, porque sé que en todos hay seres humanos con los que poder hablar. Cuando me iba a ir a Italia, la gente me preguntaba: «¿Tienes amigos en Roma?» y yo me limitaba a sacudir la cabeza, pensando para mis adentros: No, pero los tendré.

En los viajes los amigos se suelen hacer sin proponérselo, porque te tocan al lado en un tren, o en un restaurante, o en la celda de una cárcel. Pero éstos son encuentros casuales y uno nunca debe fiarse totalmente de la casualidad. Si se quiere hacer un acercamiento más sistemático, aún existe el viejo sistema de la carta de presentación (hoy en día, un correo electrónico) para ponerte en contacto con un conocido de un conocido. Éste es un modo maravilloso de encontrar gente, pero hay que tener la caradura de llamar en frío para pedir que te inviten a cenar. Así que antes de irme a Italia pregunté a todos mis amigos estadounidenses si conocían a alguien en Roma y me alegro de poder decir que salí de mi país con una lista considerable de contactos italianos.

Entre todos los nominados que tengo en la lista de Amigos Potenciales Italianos, el que más me intriga es un tío llamado… —increíble pero cierto…— Luca Spaghetti. El tal Luca Spaghetti es un buen amigo de mi querido Patrick McDevitt, a quien conocí en mis tiempos de estudiante. Y de verdad que se llama así, juro por Dios que no me lo he inventado. Es un disparate demasiado grande. Porque… imagináoslo. ¿Os veis yendo por la vida con un nombre como Luca Spaghetti?

En fin, que pienso ponerme en contacto con Luca Spaghetti lo antes posible.

Come, reza, ama
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
cita.xhtml
Section0000.xhtml
Section0001.xhtml
Section1000.xhtml
Section1001.xhtml
Section1002.xhtml
Section1003.xhtml
Section1004.xhtml
Section1005.xhtml
Section1006.xhtml
Section1007.xhtml
Section1008.xhtml
Section1009.xhtml
Section1010.xhtml
Section1011.xhtml
Section1012.xhtml
Section1013.xhtml
Section1014.xhtml
Section1015.xhtml
Section1016.xhtml
Section1017.xhtml
Section1018.xhtml
Section1019.xhtml
Section1020.xhtml
Section1021.xhtml
Section1022.xhtml
Section1023.xhtml
Section1024.xhtml
Section1025.xhtml
Section1026.xhtml
Section1027.xhtml
Section1028.xhtml
Section1029.xhtml
Section1030.xhtml
Section1031.xhtml
Section1032.xhtml
Section1033.xhtml
Section1034.xhtml
Section1035.xhtml
Section1036.xhtml
Section2000.xhtml
Section2037.xhtml
Section2038.xhtml
Section2039.xhtml
Section2040.xhtml
Section2041.xhtml
Section2042.xhtml
Section2043.xhtml
Section2044.xhtml
Section2045.xhtml
Section2046.xhtml
Section2047.xhtml
Section2048.xhtml
Section2049.xhtml
Section2050.xhtml
Section2051.xhtml
Section2052.xhtml
Section2053.xhtml
Section2054.xhtml
Section2055.xhtml
Section2056.xhtml
Section2057.xhtml
Section2058.xhtml
Section2059.xhtml
Section2060.xhtml
Section2061.xhtml
Section2062.xhtml
Section2063.xhtml
Section2064.xhtml
Section2065.xhtml
Section2066.xhtml
Section2067.xhtml
Section2068.xhtml
Section2069.xhtml
Section2070.xhtml
Section2071.xhtml
Section2072.xhtml
Section3000.xhtml
Section3073.xhtml
Section3074.xhtml
Section3075.xhtml
Section3076.xhtml
Section3077.xhtml
Section3078.xhtml
Section3079.xhtml
Section3080.xhtml
Section3081.xhtml
Section3082.xhtml
Section3083.xhtml
Section3084.xhtml
Section3085.xhtml
Section3086.xhtml
Section3087.xhtml
Section3088.xhtml
Section3089.xhtml
Section3090.xhtml
Section3091.xhtml
Section3092.xhtml
Section3093.xhtml
Section3094.xhtml
Section3095.xhtml
Section3096.xhtml
Section3097.xhtml
Section3098.xhtml
Section3099.xhtml
Section3100.xhtml
Section3101.xhtml
Section3102.xhtml
Section3103.xhtml
Section3104.xhtml
Section3105.xhtml
Section3106.xhtml
Section3107.xhtml
Section3108.xhtml
Section4000.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml