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Ésta es la historia de la vida de Ketut, tal como él la cuenta:
«En mi familia, en nueve generaciones siempre hay un curandero. Mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo, todos ellos son curanderos. Todos quieren que yo sea un curandero, porque ven la luz que yo tengo. Ven que soy belleza y que soy inteligencia. Pero yo no quiero ser curandero. ¡Demasiado estudiar! ¡Demasiada información! ¡Y yo no creo en curandero! ¡Yo quiero ser pintor! ¡Yo quiero ser artista! Tengo talento.
»Cuando yo aún era hombre joven, conozco americano muy rico, quizá también de Nueva York, como tú. Él aprecia mi pintura. Él quiere comprarme una pintura grande, quizá de un metro de grande, por mucho dinero. Bastante dinero para hacerme rico. Así que empiezo a hacerle la pintura. Todos los días yo pinto, pinto, pinto. Hasta de noche también pinto. En estos días, hace mucho tiempo, no bombillas como hoy, así que yo tengo lámpara. Lámpara de aceite, ¿tú me entiendes? Pero es lámpara con palanca, yo tengo que mover la palanca para hacer subir el aceite. Y todas las noches pinto con la lámpara.
»Una noche la lámpara se apaga, así que doy a la palanca mucho, mucho, ¡y explota! ¡El brazo se me pone en llamas! Paso un mes en hospital con brazo quemado y tengo una infección. La infección me llega al corazón. El doctor dice que tengo que ir a Singapur para cortarme el brazo, para hacerme amputación. Esto no me gusta nada. Pero el doctor dice que voy a Singapur y me hago operación para cortarme el brazo. Yo le digo al doctor que primero voy a mi pueblo.
»Esa noche, en el pueblo, tengo un sueño. Mi padre, abuelo, bisabuelo… Todos vienen a mi casa en mi sueño y me dicen la manera de curarme el brazo quemado. Me dicen que haga jugo de azafrán y sándalo. Poner este jugo en la quemadura. Después hacer polvo de azafrán y sándalo. Ponerlo en la quemadura. Me dicen que tengo que hacerlo para no perder el brazo. Este sueño es muy real, como si todos están en mi casa conmigo, todos juntos.
»Me despierto. No sé qué hacer, porque a veces los sueños sólo son bromas, ¿tú me entiendes? Pero vuelvo a mi casa y me pongo el jugo de azafrán y sándalo en el brazo. Y después me pongo el polvo de azafrán y sándalo en el brazo. Mi brazo muy infectado, mucho dolor, muy grande, muy hinchado. Pero después del jugo y el polvo se pone frío. Muy frío. Empiezo a sentirme mejor. En diez días mi brazo está bien. Todo curado.
»Es entonces cuando empiezo a creer. Entonces tengo otro sueño con mi padre, abuelo, bisabuelo. Me dicen que ahora tengo que ser curandero. Tengo que dar mi alma a Dios. Para hacerlo, tengo que ayunar seis días, ¿tú me entiendes? Sin comida, sin agua. Sin beber nada. Sin desayunar. No es fácil. Tengo tanta sed de ayunar que voy a los arrozales por la mañana antes de que salga el sol. Me siento en arrozal con la boca abierta para beber agua del aire. ¿Cómo llamas a esto? ¿Al agua en un arrozal por la mañana? ¿Rocío? Sí. Rocío. Sólo como este rocío durante seis días. Nada de comida, sólo este rocío. En el día número cinco me desmayo. Veo todo de color amarillo. No, no color amarillo…; color oro. Veo todo de color oro, hasta por dentro de mí. Muy feliz. Ya lo entiendo. Este color oro es Dios, que está dentro de mí. Lo mismo que es Dios es lo que está dentro de mí. Lo mismo-mismo.
»Por eso tengo que ser curandero. Tengo que estudiar los libros de medicina de mi bisabuelo. Estos libros no son de papel, son de hojas de palma. Estas hojas se llaman lontars. Así es la enciclopedia médica balinesa. Tengo que aprender las diferentes plantas de Bali. No es fácil. Una por una las aprendo todas. Aprendo a curar a personas con muchos problemas. Uno es cuando alguien está enfermo de lo físico. A este enfermo físico lo ayudo con hierbas. Otro problema es cuando está enferma la familia, cuando hay muchas peleas. Esto lo curo con armonía, con un dibujo mágico especial y también hablando para ayudar. Pongo dibujo mágico en la casa y ya no más peleas. A veces hay personas enfermas de amor, que no encuentran pareja. Los balineses, y los occidentales también, siempre tienen muchos problemas con el amor, porque es difícil encontrar la pareja buena. Curo los problemas de amor con un mantra y con un dibujo sagrado para encontrar el amor. También aprendo magia negra para ayudar a las personas cuando están embrujados con magia negra. Mi dibujo mágico, lo pones en tu casa y te trae buena energía.
»También me gusta ser artista. Me gusta pintar cuando tengo tiempo. Vendo a una galería. Mi pintura es siempre misma pintura… Cuando Bali era un paraíso, quizá hace mil años. Pintura de selva, animales, mujeres con… ¿Cuál es la palabra? Seno. Mujeres con seno. Es difícil para mí encontrar el tiempo para pintar, porque soy curandero, porque tengo que ser curandero. Es mi profesión. Es lo mío. Tengo que ayudar a la gente para que Dios no se enfade conmigo. A veces traigo niño al mundo, a veces hago ceremonia para un muerto, o para un empaste de diente, o para una boda. A veces me despierto a las tres de la madrugada, hago una pintura con una bombilla eléctrica. Sólo en ese momento hago pintura para mí. Me gusta estar solo en ese momento del día, buena hora para la pintura.
»Hago magia real; no de broma. Siempre digo la verdad aunque no sea buena. Debo ser siempre buen hombre en mi vida para no estar en el infierno. Hablo balinés, indonesio, un poco japonés, un poco inglés, un poco holandés. Durante la guerra muchos japoneses aquí. No me fue mal. Leo la mano a los japoneses, me hago su amigo. Antes de la guerra muchos holandeses aquí. Ahora muchos occidentales aquí. Todos hablan inglés. Mi holandés suena… ¿cómo se dice? ¿Qué palabra me enseñaste ayer? ¿Oxidado? Sí, oxidado. Mi holandés suena oxidado. ¡Ja!
»En Bali estoy en la cuarta casta, una casta muy baja, como la de un campesino. Pero veo muchas personas de la primera casta no tan inteligentes como yo. Me llamo Ketut Liyer. Liyer es el nombre que me dio mi abuelo cuando era pequeño. Significa “luz brillante”. Ése soy yo».