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Dependemos por completo de la benévola cooperación del inconsciente. El inconsciente, en cierto sentido, inventa nuestro siguiente momento.
Precepto Bene Gesserit
Cuando Anirul despertó, descubrió que la hermana Galena había estado controlando y ajustando su medicación para mantener a raya al clamor de la Otra Memoria.
—Buen color de piel, mirada despierta. Excelente, lady Anirul.
Yohsa sonrió para tranquilizarla.
Anirul logró incorporarse en la cama, para lo que tuvo que superar una oleada de debilidad. Se sentía casi recuperada, casi sana. De momento.
Margot Fenring y Mohiam entraron en el dormitorio, con expresiones angustiadas que les hubieran acarreado una reprimenda si se hubiera sentido mejor.
Margot cambió la polaridad del campo de filtrado situado en una puerta que daba al patio, para dejar entrar el sol en la habitación. Anirul se protegió los ojos y se sentó muy tiesa en la cama para que la luz del sol bañara su piel.
—No puedo pasarme la vida a oscuras.
Explicó a sus interesadas oyentes la pesadilla del gusano de arena que huía de un perseguidor invisible y desconocido.
—He de saber qué significa ese sueño, ahora que el terror sigue fresco en mi mente.
La piel de su cara empezaba a sentir el calor del sol, como si su visión la hubiera quemado.
La hermana Galena intentó interrumpirla, pero Anirul la despidió. Yohsa, con expresión desaprobadora, la dejó sola con las otras dos mujeres, y cerró la puerta a su espalda con más fuerza de la necesaria.
Anirul salió descalza a la terraza para recibir la caricia del sol. En lugar de huir del calor, se quedó desnuda, absorta en sus pensamientos.
—He viajado hasta el borde de la locura, y he regresado.
Experimentó un extraño deseo de rodar sobre… arena caliente.
Las tres hermanas se detuvieron ante un rosal immian.
—Los sueños siempre son espoleados por acontecimientos conscientes —dijo Mohiam, parafraseando un dicho Bene Gesserit.
Anirul cogió una diminuta rosa. Cuando la sensible flor se encogió, la alzó hasta su nariz para oler el delicado perfume.
—Creo que está relacionado con el emperador, la especia… y Arrakis… ¿Habéis oído hablar del Proyecto Amal? Un día, entré en el estudio de mi marido cuando estaba hablando de ese proyecto con el conde Fenring. Discutían acerca de los tleilaxu. Los dos guardaron un incómodo silencio, como hacen siempre los hombres culpables. Shaddam me dijo que no me entrometiera en asuntos de estado.
—Todos los hombres se comportan de una forma extraña —observó la reverenda madre Mohiam—. Siempre lo hemos sabido. Margot frunció el ceño.
—Hasimir intenta ocultar el hecho de que pasa mucho tiempo en Ix, y me pregunto a menudo por qué. Hace tan solo una hora, estropeó un vestido que me había puesto para él, tiró de un manotazo una taza de café especiado que yo sostenía antes de que pudiera beberlo, como si fuera veneno. Utilicé una melange que encontré en un compartimiento secreto del equipaje. —Entornó los ojos—. Era una bolsa con una marca, el símbolo tleilaxu de la «A». ¿Amal, tal vez?
—El emperador ha enviado en secreto refuerzos militares a Ix, y ha ocultado esta información al Landsraad. Fenring…, Ix…, los tleilaxu…, melange —dijo Anirul—. Nada bueno puede salir de esto.
—Y Shaddam ha declarado una guerra abierta a los acaparadores de especia —dijo Mohiam. Pese a la luminosidad del día, dio la impresión de que su piel arrugada absorbía sombras nuevas—. Todos los caminos conducen a la melange.
—Tal vez el gusano de arena de mi sueño huía de una tormenta de cataclismos que se abatirán sobre el Imperio. —Todavía desnuda a la luz del sol, Anirul miró hacia el palacio—. Hemos de ponernos en contacto con la madre superiora ahora mismo.