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Los diplomáticos son elegidos por su capacidad para mentir.

Dicho Bene Gesserit

En la zona diplomática de Kaitain, Piter de Vries estaba ante su escritorio escribiendo una nota.

Goteaba sangre del techo, que formaba un espeso charco en el suelo, pero el mentat no prestaba atención. La cadencia regular de gotas sonaba como un reloj. Lavaría la mancha más tarde.

Desde que había entregado el mensaje en el que informaba de la reserva de especia ilegal de Richese, De Vries había permanecido en la corte imperial, ideando complejos planes para fortalecer la posición de la Casa Harkonnen. Ya había oído rumores sobre el propósito de Shaddam de castigar a Richese. La idea de una venganza apropiada deleitaba a De Vries.

También albergaba la intención de recoger toda la información posible, para luego transmitirla al barón en pequeñas dosis. De esta manera, demostraría su valía y continuaría con vida.

Mientras espiaba en la corte, había llegado a sus oídos un chisme importante que el barón agradecería, mucho más importante que los movimientos políticos y militares contra la Casa Richese. Por primera vez, Piter de Vries había visto a Jessica al fondo de una sala abarrotada, una mujer encantadora embarazada de seis meses de otro heredero Atreides. Eso ofrecía muchas posibilidades…

«Mi querido barón —escribió, utilizando un código cifrado Harkonnen—, he descubierto que la concubina de vuestro enemigo Leto Atreides reside actualmente en el palacio imperial. Está bajo la protección de la esposa del emperador, en teoría como dama de compañía, aunque desconozco el motivo. Da la impresión de que no se dedica a nada. Tal vez porque esta puta y Anirul son brujas Bene Gesserit».

«Me gustaría proponeros un plan que podría tener muchas repercusiones: orgullo y satisfacción para la Casa Harkonnen, dolor y desdicha para la Casa Atreides. ¿Qué más podríamos desear?».

Reflexionó de nuevo, mientras miraba la sangre que caía del techo. Un cilindro de mensajes estaba abierto sobre el escritorio. Escribió de nuevo.

«He logrado mantenerme escondido de ella. Esta Jessica me intriga».

Recordó con una sonrisa que Kailea, la concubina de Leto, y su hijo Victor habían muerto el año anterior. Los Harkonnen habían confiado en que esa doble tragedia enloquecería al duque y destruiría la firmeza moral de la Casa Atreides para siempre. Por desgracia, contra toda lógica, daba la impresión de que Leto se había recuperado. Su reciente ataque contra Beakkal indicaba que estaba más agresivo y decidido que nunca.

Pero ¿cuánto más podía aguantar aquel hombre amargado y herido?

«Jessica tiene la intención de quedarse aquí y dar a luz en el palacio. Aunque las demás brujas la vigilan sin cesar, creo que encontraremos la oportunidad de matar al recién nacido, y si vos lo deseáis, a su madre también. ¡Pensad en el daño que infligiríais a vuestro mortal enemigo, mi barón! Pero debo proceder con suma cautela».

Terminó de escribir con letra menuda, para que todo el mensaje cupiera en una sola hoja de papel instroy. «He inventado un motivo creíble para quedarme en Kaitain, y así continuar vigilando a esta mujer misteriosa. Os enviaré informes regularmente».

Firmó la nota con rúbrica y la introdujo en el cilindro, para que fuera enviada por mediación del siguiente crucero a Giedi Prime.

Contempló con indiferencia el techo, donde había ocultado un cadáver detrás de los paneles. El inepto embajador Harkonnen, Kalo Whylls, había ofrecido más resistencia de la esperada, de manera que De Vries le había apuñalado más veces de las necesarias, hasta terminar con su vida.

De Vries bajó la vista y examinó un documento obtenido del ministerio imperial de Formularios, un simple trámite para la burocracia de Kaitain. Nadie lo pondría en duda. El mentat sonrió con sus labios manchados de safo y terminó de escribir un decreto imperial, el cual entregaría al chambelán del emperador, informándole de que el anterior embajador Harkonnen había sido llamado «de manera permanente» a Giedi Prime. Piter de Vries escribió su nombre en el lugar destinado al hombre que ocuparía temporalmente su cargo.

Cuando todo estuvo acabado, estampó en el documento el sello oficial del barón. Después, se dispuso a dar el siguiente paso…