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El hombre preguntará el resultado de la guerra, no la causa.

SÉNECA,

Hercules Furens

Río de Cañada, Morges

Cordón defensivo de Arc-Royal, Alianza Lirana

31 de diciembre de 3057

Cuando Phelan atravesó la tarima en dirección al podio, el ruido del atestado auditorio disminuyó hasta que sólo se oyó a alguien tosiendo y un leve murmullo. Aunque el traje de ceremonia de cuero gris crujía a cada paso y la capa de piel de lobo le pesaba sobre los hombros, mantuvo la cabeza erguida y una expresión neutra. Cuando llegó al podio, colocó una mano a cada lado de éste y miró a los miembros del Clan allí presentes.

—¡Soy el Maestro de Juramento! Todos estarán sometidos a este cónclave hasta que se conviertan en polvo y recuerdos y hasta el final de la existencia.

Los Lobos juraron Seyla solemnemente y el eco de sus voces resonó por todo su cuerpo y le dio fuerza.

—El coronel Marco Hall nos ha traído noticias que nos conciernen a todos, a los que lucharon con Ulric y Natasha y a los que siguen llegando de la zona de ocupación. No son noticias agradables y pueden crear divisiones entre nosotros, pero, aunque ocurra tal cosa, no recaerá responsabilidad alguna sobre la decisión que se tome al respecto.

Phelan tragó saliva.

—Después de que Ulric Kerensky fuera asesinado en Wotan, el Khan Vandervahn Chistu declaró que nuestro Juicio de Rechazo era en realidad un Juicio de Absorción de los Halcones de Jade.

La sala se inundó de gritos de enojo e incredulidad. Phelan sabía que la noticia enfurecería a los Lobos pero que, después de todo, era la menos trascendental de las que tenía que dar. Chistu no había hecho más que un mero intento de hacerse con el poder, porque los Juicios de Absorción eran asuntos complicados que habrían instigado a los otros Clanes a luchar por el honor de conquistar y absorber a los Lobos.

Y si esto hubiera sido un verdadero Juicio de Absorción, mi fuerza también habría estado en Wotan y los Halcones no habrían ganado la lucha por ese mundo.

Phelan levantó las manos y las volvió a bajar para acallar a la multitud.

—Chistu hizo un llamamiento a nuestro pueblo, nuestros mundos y nuestros guerreros. Inició un Rito de Abjuración que suprimió de los registros de nuestro Clan los nombres de todos los Lobos que habían escapado de Wotan y los que me habían seguido. La acción de un Khan de los Halcones de Jade nos ha exiliado de nuestro Clan.

Aquella información no produjo alboroto, pero era obvio que el murmullo que se extendió por el auditorio apuntaba a una misma cuestión. Si los Lobos habían sido absorbidos por los Halcones de Jade, la Abjuración los exiliaría del Clan. Pero, como se había declarado la Absorción y el Consejo del Clan no la había ratificado, la Abjuración no tenía validez. Y ninguno de los presentes le dará validez.

—El Khan Chistu hizo estas declaraciones la noche que derrotó a nuestras fuerzas en Wotan. Tres días después, mientras se recogían los escombros, los trabajadores encontraron a Vlad de los Ward con vida en el Timber Wolf. Cuando lo rescataron y le informaron de lo que había ocurrido, desafió al Khan Chistu a un Juicio de Rechazo en referencia a la absorción. Chistu se vio obligado a aceptar el desafío y fue asesinado en combate.

Phelan dejó que los Lobos se regocijaran. También deseaba sonreír. Aunque odiaba a Vlad desde que se conocieron —el día en que Vlad lo capturó—, respetaba sus habilidades para la lucha. A todos los Lobos de Morges les dolía haber hecho lo que Vlad al matar a Chistu pero, pese a ser un Cruzado, Vlad se había comportado como un verdadero Lobo.

—El Khan Crichell honró la victoria de Vlad, pero no repudió totalmente la Absorción. Los Lobos que habían sido integrados en los Halcones se volvieron a separar de ellos y formaron el Clan de los Lobos de Jade.

Cuando Phelan se enteró de lo que había ocurrido en Wotan, sabía por qué Crichell había decidido crear el Clan híbrido. Los Lobos que sobrevivieron eran en general Cruzados de los que esperaba su apoyo. Si mantenía a los Lobos con vida, Crichell contaría con los votos de sus Khanes en el Gran Consejo. Como el Juicio de Rechazo de Ulric contra los cargos de genocidio había fracasado en Wotan, un Clan de los Lobos reconstituido podría hacer frente a la exterminación. Con el firme propósito de crear un nuevo Clan, Crichell había encontrado la manera de recompensar a Vlad por eliminar a un rival y fortalecer la posición de los Halcones de Jade en el Gran Consejo.

—La Casa de Ward de los Lobos de Jade convocó un Juicio de Derecho de sangre. Sólo una persona participó en el Juicio y, en honor por haber matado al Khan Chistu, Vlad reclama ahora el nombre de Ward —prosiguió Phelan mientras observaba a la multitud y se daba cuenta de que ninguno de los Lobos presentes habría negado a Vlad su derecho a un Nombre de sangre—. El Derecho de sangre que le concedieron por la Abjuración era el mío.

Phelan levantó la mano para evitar comentarios.

—Me presento ante ustedes despojado de mi Nombre de sangre. Vine aquí por primera vez como Phelan Ward Kell y más tarde fui adoptado por ustedes como Phelan de los Lobos. Conseguí el Nombre de sangre de Ward y luego me eligieron para el cargo de Khan. Ahora vuelvo a ser Phelan, pero no por ello estoy menos orgulloso.

»Los Halcones de Jade nos repudiaron. Los Lobos de Jade no nos han reclamado, aunque sí han reclamado lo que es nuestro. Yo propongo que obviemos la acción de los Halcones y nos compadezcamos de los Lobos de Jade. La mente y el corazón me dictan que todavía somos los Lobos, que siempre seremos los Lobos y que, como tales, nos mantendremos leales a la visión de los que crearon los Clanes.

Phelan entrecerró los ojos.

—Se espera que el Consejo del Clan de los Lobos de Jade elija a Vladimir Ward como primer Khan y que el Gran Consejo elija al Khan Crichell de los Halcones de Jade como nuevo ilKhan. Debido a los daños que sufrieron en nuestro Juicio de Rechazo, sabemos que los Halcones no intentarán reiniciar la guerra contra la Esfera Interior inmediatamente, lo cual nos dará tiempo para prepararnos.

»Las naves y los núcleos estelares de guarnición que nos transportaron a Morges y luego saltaron a la Alianza Lirana partieron hacia Arc-Royal, planeta natal de mi familia y sede de los Demonios de Kell. En Arc-Royal celebraremos nuestra propia comunidad y continuaremos las tradiciones que nos han traído hasta aquí. Mi padre ha reclamado una amplia zona de la frontera de los Halcones de Jade y ha convocado a sus Demonios de Kell para que la defiendan. Yo también los convocaría para defenderla, pero la decisión depende de nuestros Khanes. Creo que esto es lo que Ulric Kerensky quería y algo que Nicholas Kerensky habría aprobado.

Phelan frunció el entrecejo y desvió la mirada momentáneamente antes de girarse de nuevo hacia la multitud que aguardaba en silencio.

—Puede que alguien crea que estoy equivocado, alguien que desee la reconciliación con los Lobos de Jade. Está en su derecho y yo lo respeto. Nadie interferirá ni recriminará a aquellos de ustedes que quieran irse de aquí para reunirse con los Clanes Cruzados. Sólo les pido que respeten a los que queramos seguir siendo verdaderos Lobos y que ofrezcan lo mejor de sí mismos cuando llegue el día en que tengamos que enfrentarnos en combate.

Phelan tragó saliva, conmovido por la emoción.

—Éstos son mis deseos y mis sueños para nosotros, pero son otros los que deben hacer mis sueños realidad, otro que reclame mi Nombre de sangre. Si realmente perteneciera a los Clanes, si hubiera nacido en ellos como todos ustedes, eludiría la Abjuración y la usurpación de Vlad del Nombre de sangre que yo gané. Pero aquí, ahora, de nuevo en mi reino de nacimiento, me doy cuenta de que todavía pertenezco a la Esfera Interior. Sigo admirando las tradiciones en las que me eduqué. Siempre seré el hijo de mi padre y estoy orgulloso de ser un Kell.

»También estoy orgulloso de ser un Lobo, pero ahora debo combinar lo que es bueno para la Esfera Interior con lo que es mejor para los Lobos. Yo, que nací y crecí aquí, no tendré dificultades para adaptarme. Los Lobos son siempre bienvenidos y los necesitan desesperadamente, pero deben ser ellos y no yo los que tomen las decisiones sobre cómo se adaptarán a la vida en la Esfera Interior.

Phelan se encogió ligeramente de hombros.

—El asunto está abierto a discusión. Ya no tengo un Nombre de sangre. No soy un candidato a Khan.

Desde el fondo de la sala se oyó una voz que quebró sin esfuerzo el perturbador silencio, una voz que le resultó inquietantemente familiar a Phelan.

—Disculpe, Khan Phelan, ruego la indulgencia de este cónclave.

La persona que había hablado, un hombre alto con una mata de pelo blanco, recorrió lentamente el ala central. Llevaba una sencilla toga blanca con el emblema de la estrella dorada de ComStar. Su porte militar indicaba que no era un simple funcionario de ComStar y el parche del ojo era reflejo de la sabiduría que le habían conferido las lecciones amargas de la vida.

Phelan, sorprendido, asintió con la cabeza.

—Lo reconozco, Anastasius Focht, y le cedo la palabra.

Phelan sintió un escalofrío cuando se retiró del podio. ¿Qué está haciendo aquí el capiscol marcial? ¿Y por qué no sabía que había llegado a Morges?

El capiscol marcial devolvió el gesto de asentimiento a Phelan.

—Gracias, Khan Phelan. He venido aquí para entregar un mensaje que Ulric Kerensky me confió —dijo el hombretón, asintiendo hacia el fondo del auditorio—. Lo grabó en un holodisco y nadie lo ha visto hasta ahora.

Una pantalla descendió por detrás del capiscol marcial y, tras unos segundos de interferencias, apareció la imagen de Ulric Kerensky.

—Disculpen, amigos míos —decía Ulric—, la rapidez y brevedad de este mensaje, pero lo estoy grabando en vísperas de mi juicio por los cargos de traición ante el Gran Consejo. Ya conozco el resultado del juicio y la naturaleza de la gran misión que se encomendará a los Lobos a causa de él. No, no pretendo ser un oráculo, pero la experiencia me conduce a la certidumbre sobre varios resultados. Uno de ellos es el siguiente: cuando vean esto, habré sido asesinado por los Halcones de Jade.

Phelan se quedó helado. Ulric sabía lo que sucedería y, sin embargo, no se acobardó ante lo que tenía que hacer.

—Otro resultado es que Phelan Ward habrá conseguido devolverlos a la Esfera Interior. Él aún no sabe qué estará obligado a hacer. Por supuesto, no le gustará, pero ni Natasha ni yo hemos podido hacer lo que él para preservar nuestro Clan. No envidio a ninguno de los Halcones de Jade enviados a la Esfera Interior en su persecución, ahora o en el futuro.

»El futuro es de lo que trata este mensaje. Es derecho del ilKhan recompensar el triunfo de una misión y la mejor recompensa que puede ofrecerse, la que ofreció Jaime Wolf y los que se aventuraron a la Esfera Interior hace medio siglo, es la creación de un Nombre de sangre. Por este motivo, yo, el ilKhan Ulric Kerensky, he creado el Nombre de sangre de Kell, en honor a Phelan Ward Kell. Él será el primero en llevar este Nombre de sangre, un nombre que será respetado aquí y temido entre los que han dejado atrás.

Ulric se detuvo y todos los Lobos irrumpieron en un aplauso. Phelan miró boquiabierto a la pantalla y luego a la multitud. Acababa de decir a los Lobos que no formaba parte de ellos, pero la emoción que sentía por el honor que Ulric le había conferido y la afirmación del público le indicaron que estaba equivocado. Se dio cuenta de que no tenía que escoger entre ser una criatura de la Esfera Interior o un Lobo, sino que podía ser ambos. Y si él podía hacerlo, también los demás.

El ilKhan asintió como si quisiera confirmar los pensamientos de Phelan.

—Se embarcan en una gran misión que moldeará el futuro de nuestro Clan, la Esfera Interior y la humanidad. Recuerden que son Lobos. Sean leales a sus tradiciones, pero no se conviertan en reaccionarios. No abandonen nunca lo que hace a los Lobos fuertes y adopten lo que nos hará más fuertes. Los Clanes fueron creados para conseguir los mejores guerreros y nosotros hemos confiado en la ciencia para producir soldados superiores. Pero los acontecimientos de los últimos años nos han enseñado una cosa: en la guerra, como en la naturaleza, la adaptación es tan importante como la selección. Hemos visto en Phelan Ward la grandeza de un guerrero nacido y entrenado en la Esfera Interior y esto nos enseña que haber nacido para la guerra no lo es todo. Tenemos ojos para ver y mente para pensar. Tenemos imaginación para soñar con la perfección que podría conseguirse de la síntesis de ambas tradiciones guerreras.

»Su misión ahora es defender la Esfera Interior de la amenaza que representan los Clanes. ¿Y quién mejor que ustedes? Deben permanecer unidos para evitar que la guerra destroce a la gente que no dispone de los medios para entenderla ni soportarla. Tienen al Khan Phelan Kell para guiarlos y el coraje, mis queridos Lobos, para seguirlo.

La imagen de Ulric se congeló con una sonrisa de orgullo, pero su voz siguió resonando en la sala.

—Este es su destino como Lobos, un destino del que no deben acobardarse.

Un largo silencio siguió las últimas palabras de Ulric Kerensky, Khan de los Khanes y líder del Clan de los Lobos, el más fuerte de los Clanes, el de más venerado linaje que se extendía no sólo a Nicholas Kerensky, sino más allá, a Aleksander Kerensky, el primer general que dirigió a sus exiliados desde la Esfera Interior hasta los peligrosos límites de un espacio inexplorado. Un éxodo a lo desconocido para formar algo nuevo, algo que no se había visto antes.

—Seyla —dijeron los Lobos, la única palabra cuyo significado se había perdido en la niebla del tiempo, pero cuyo alcance llenaba de orgullo el corazón de Phelan. Aquélla era su gente. Ellos aceptaban la misión que el ilKhan les había encomendado y, al hacerlo, daban a los habitantes de mundos como Morges un resplandor de luz en la sombría oscuridad que, hasta entonces, había sido su único futuro.

En pie de guerra
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