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La guerra es un negocio demasiado serio para dejarla en manos de los militares.
Atribuido a TALLYRAND
Ciudad Recital, Woodstock
Marca de Sarna, Mancomunidad Federada
10 de octubre de 3057
Larry Acuff, con la respiración ligeramente entrecortada por la tirantez de la armadura balística, miró hacia el lado izquierdo de la placa facial de su casco y vio una imagen del tamaño de un sello de un portavoz del BIENESTAR echando un sermón sobre la crueldad davionista. Los rebeldes seguían exigiendo el control del planeta, aunque la derrota de los Bandidos de Smithson los había devuelto a la clandestinidad.
Sonrió cuando los dos terroristas prometieron más sorpresas para las fuerzas davionistas en Woodstock.
—Lo de las sorpresas va en serio.
Indicó a la sargento Collins que iniciase el asalto. Mientras ella y Kerrigan tiraban del ariete móvil, Larry observó la cuenta atrás en el reloj que había a la derecha de su placa facial. En el instante en que el reloj marcó 00:00, el ariete atravesó la puerta del almacén y el equipo de asalto de la Reserva irrumpió en el estudio del BIENESTAR.
Los dos hombres que estaban sentados detrás de la mesa se pusieron en pie cuando cuatro soldados vestidos con uniformes negros les apuntaron con metralletas. Los cámaras y el personal de la sala de control rodearon a Larry. Los reservistas soltaron un grito espontáneo cuando Kerrigan rompió la pancarta del BIENESTAR.
—¡No se ha acabado! —gritó uno de los hombres del BIENESTAR.
A través de la placa facial, Larry pudo ver que la emisión se estaba haciendo pública para todo Woodstock. Pasó la pistola a Collins y se quitó el casco. Con una sonrisa en los labios se colocó ante la cámara e indicó a los terroristas que se apartaran. Se sentó tranquilamente en su mesa, depositó el casco sobre ésta y tomó un micrófono.
—Se ha acabado, Woodstock. Esto era una prueba de la Red de Supresión Terrorista de Emergencia. Sólo era una prueba —anunció con expresión severa pese a las risas que empezaban a extenderse entre la multitud y las discretas quejas de los terroristas—. En caso de una emergencia real, nos habríamos encontrado todavía con más mercenarios y el Nuevo Ejército de Liberación. Ahora vuelvan todos a sus programadas vidas.