6

6

Es extraño que un acto abierto provoque hostilidades entre dos naciones; lo más normal es que exista una envidia previa y una mala intención, una predisposición a ofenderse.

WASHINGTON IRVING,

Libro de los bocetos

Ciudad de Tharkad, Tharkad

Distrito de Donegal, Mancomunidad Federada

10 de junio de 3057

Katrina Steiner-Davion sonrió con elegancia al estrechar la mano de sus visitantes.

—Gracias a ambos, doctor Price y doctor Wu, por haber dedicado tanto tiempo a explicarme todo esto. Su contribución me resulta muy útil para desarrollar mis planes de subvención para la investigación.

Los dos hombres titubearon antes de despedirse de ella, pero Katrina estaba acostumbrada a aquella reacción. Desde que era muy pequeña había aprendido a utilizar su atractivo para manipular a los demás con la facilidad con la que un pez nada o un pájaro vuela. Una sonrisa, un guiño, la presión de su mano sobre el brazo de alguien, un susurro de complicidad al oído o una mirada compartiendo una broma silenciosa le valía el afecto de la gente.

Aunque Katrina veía su atractivo como una herramienta, los otros parecían buscarlo como una droga. Cuando se hizo mayor, su madre, una maestra de la atracción, le enseñó lo poderoso que podía ser conseguir que los demás vieran las cosas desde su punto de vista. Melissa Steiner lo había combinado tan bien con su inocente idealismo que eran pocos los que podían estar en su contra. Su primo Ryan Steiner lo había advertido enseguida y, como no podía neutralizar a Melissa casándose con ella, había buscado otra solución al problema.

Katrina había decidido que no cometería el mismo error que su madre, decisión que había tomado mucho antes de que sus padres murieran. Melissa, al ser tan querida, se sentía segura en su papel de figura benevolente. Después de todo, tenía a Hanse Davion, su marido, como fuerza destructora de todo aquel al que ella no podía atraer.

Pero como por desgracia al morir el perro también muere la rabia, eso fije lo que ocurrió.

Katrina había predicho ese cambio y había decidido no ser nunca tan vulnerable. Sus habilidades naturales combinadas con el trabajo diligente la habían ayudado a construir su propia red de agentes leales, que le proporcionaban todo tipo de información sobre sus enemigos. David Hanau había sido su espía en lo referente a Ryan, aunque su advertencia sobre el plan de Ryan de asesinar a Galen Cox le había llegado demasiado tarde para hacer algo al respecto.

Se encogió de hombros. De todos modos, lo más probable es que cualquier intento de cambiar la opinión de Ryan sobre Galen hubiera sido en vano, ya que Ryan había conseguido inmunizarse a su atractivo. Él había visto el mismo valor en utilizarla como ella en manipularlo. Con sus esfuerzos para desestabilizar el gobierno de Víctor, Ryan se dio cuenta de que Katrina podía convertirse en una rival difícil de eliminar.

Lo que no había advertido era que ella ya había fortalecido su posición en la Mancomunidad Federada y se estaba beneficiando de los resultados de las actividades traidoras de Ryan, sobre todo en la mitad lirana de la nación. Al adoptar el nombre de Katrina —el de su querida abuela—. Katherine había ganado el afecto de muchos liranos que podrían haberla criticado por haber sido educada en Nueva Avalon. Con el cambio de nombre y la forma en que amonestaba a Víctor y a Ryan por disputarse la Marca de Skye, se convertía a ojos de la gente en una persona capaz de aceptar la responsabilidad del destino de una nación asediada por los Clanes y a la cual no se prestaba atención alguna desde la muerte de Melissa Steiner.

Los había atraído hasta el punto de hacérselo creer así. Había atraído a Galen Cox. Había atraído a los doctores y atraería a quien fuera. Nadie era capaz de resistirse a ella y, si conseguían hacerlo, ya encontraría la manera de llegar a ellos.

De la misma forma que debía encontrar la manera de llegar a Víctor.

Víctor tampoco había sido presa de su atractivo. Como cualquier hermano mayor, sus gracias solían resultarle molestas. Aunque sólo era dos años y medio mayor, la había tachado de frívola hasta hacía poco. Incluso entonces, sólo le prestaba atención porque era un arma que podía utilizar contra Ryan, la espada que podía clavar en el corazón de la rebelde isla de Skye.

Él, que vive con la espada, debe morir por ella.

Katrina se preguntaba si Víctor sabía lo que estaba haciendo. Al preguntarles a los dos médicos sobre la leucemia había descubierto que, aunque la enfermedad podía provocar la inflamación del cerebro y que la anemia causaba hemorragias y contusiones debido a una disminución de la capacidad de coagulación de la sangre, no provocaba derrames cerebrales. Lo que los médicos no sabían era que ella había recibido un informe de seguridad hacía casi un año que decía que Joshua Marik había sufrido un derrame cerebral que había desembocado en la pérdida de una parte de la memoria y le había afectado el habla, pero que se estaba recuperando rápidamente. Los médicos le habían indicado que, lejos del milagro de una recuperación espontánea, nadie se recuperaba de nada relacionado con la leucemia con tanta rapidez.

Cuando los médicos salieron de la habitación y cerraron la puerta, Katrina se sentó en el sofá de piel blanca con los ojos entrecerrados mientras pensaba en Joshua Marik. El derrame cerebral era una buena tapadera si Víctor estaba haciendo lo que ella sospechaba. Por supuesto, el plan no era suyo, sino que probablemente lo había iniciado su padre.

Víctor no habría tenido agallas para hacer lo que era necesario para crear un doble de Joshua Marik.

Aquello la remitía doce años atrás, a un día lluvioso de octubre en el palacio de Tharkad. Curiosamente, su madre había estado muy silenciosa aquella mañana y Katrina había supuesto que Melissa necesitaba hablar con alguien. La había seguido por todo el palacio y, cuando Melissa había empezado a arreglarse para salir, Katrina había hecho lo mismo sin decir nada. Melissa le sonrió y ambas se aventuraron a adentrarse en la helada ciudad sin que nadie las viera.

El conductor las llevó a un pequeño cementerio donde los Decimocuartos Guardias Liranos enterraban a sus difuntos. Allí, Melissa condujo a su hija a una tumba. Después de retirar la nieve y depositar un ramo de flores sobre la tumba de Jeana Clay, Melissa se arrodilló para rezar en silencio. Al ver a su madre llorando, Katrina la abrazó con fuerza, volvieron al coche y regresaron al palacio sin intercambiar una sola palabra.

Al día siguiente, Melissa habló a su hija sobre Jeana Clay, que había sido su doble antes de que Melissa Steiner se casara con Hanse Davion. Después de la boda, Jeana había ocupado el puesto de Melissa en Tharkad mientras ésta permanecía con su marido en Nueva Avalon. Cuando empezó la Cuarta Guerra de Sucesión, los separatistas de Skye —tan problemáticos entonces como lo eran ahora— habían intentado asesinar a la arcontesa Katrina Steiner y a Melissa. Jeana había descubierto el plan y había matado a los asesinos, pero murió defendiendo a la arcontesa.

De no haber sido por aquella historia y por lo cerca que había estado ella misma de morir en la explosión que había matado a Galen, nunca se le habría ocurrido la idea de crear un doble para ella, como tampoco habría advertido el engaño del derrame cerebral de Joshua. No podía estar segura de que el uso del término «derrame cerebral» hubiese sido un despiste por parte del Departamento de Inteligencia. Katrina sabía que, si ella dispusiese de Joshua y de un doble, y Joshua estuviese muriéndose, no dudaría en dar el cambiazo para contener a Sun-Tzu.

Todo el mundo sabía que sólo era cuestión de tiempo antes de que volviese a atacar a la Mancomunidad Federada para recuperar las decenas de mundos perdidos durante la Cuarta Guerra de Sucesión. La Confederación Capelense no podía competir con la Mancomunidad Federada, pero esos fanáticos podían volverse muy peligrosos si Sun-Tzu recurría al poder industrial de la Liga de Mundos Libres.

En cuanto Joshua muriera, ¿qué detendría a Sun-Tzu? Tarde o temprano, Thomas Marik tendría que concederle la mano de Isis y, a partir de ese momento, Thomas debería ir con cuidado. Mientras todo el mundo creyese que Joshua estaba vivo, el status quo continuaría, pero, cuando el chico muriese, todo quedaría al descubierto. Katrina lo sabía. Thomas lo sabía. Sun-Tzu lo sabía. Y Víctor también lo sabía.

Katrina sonrió para sus adentros cuando su secretaria le avisó de que había llegado su próximo visitante. Ya veremos cómo manejas esto, Víctor. Puede que esto sea exactamente lo que necesito para saber lo peligroso que eres en realidad.

En pie de guerra
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
logo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
Agradecimientos.xhtml
Mapa_01.html
Mapa_02.html
Capitulo_01.html
Capitulo_02.html
Capitulo_02_1.html
Capitulo_03.html
Capitulo_04.html
Capitulo_05.html
Capitulo_06.html
Capitulo_06_1.html
Capitulo_07.html
Capitulo_07_1.html
Capitulo_08.html
Capitulo_08_1.html
Capitulo_09.html
Capitulo_09_1.html
Capitulo_10.html
Capitulo_11.html
Capitulo_11_1.html
Capitulo_12.html
Capitulo_12_1.html
Capitulo_13.html
Capitulo_14.html
Capitulo_15.html
Capitulo_15_1.html
Capitulo_16.html
Capitulo_16_1.html
Capitulo_17.html
Capitulo_17_1.html
Capitulo_17_2.html
Capitulo_18.html
Capitulo_18_1.html
Capitulo_19.html
Capitulo_20.html
Capitulo_21.html
Capitulo_21_1.html
Capitulo_22.html
Capitulo_22_1.html
Capitulo_23.html
Capitulo_24.html
Capitulo_24_1.html
Capitulo_25.html
Capitulo_25_1.html
Capitulo_26.html
Capitulo_26_1.html
Capitulo_26_2.html
Capitulo_27.html
Capitulo_27_1.html
Capitulo_28.html
Capitulo_28_1.html
Capitulo_29.html
Capitulo_29_1.html
Capitulo_29_2.html
Capitulo_29_3.html
Capitulo_30.html
Capitulo_30_1.html
Capitulo_31.html
Capitulo_31_1.html
Capitulo_32.html
Capitulo_33.html
Capitulo_33_1.html
Capitulo_34.html
Capitulo_34_1.html
Capitulo_35.html
Capitulo_35_1.html
Capitulo_35_2.html
Capitulo_36.html
Capitulo_36_1.html
Capitulo_37.html
Capitulo_38.html
Capitulo_39.html
Capitulo_40.html
Capitulo_41.html
Capitulo_42.html
Capitulo_43.html
Capitulo_44.html
Capitulo_45.html
Capitulo_46.html
Capitulo_47.html
Capitulo_48.html
Capitulo_49.html
Capitulo_50.html
Capitulo_51.html
Capitulo_52.html
Capitulo_53.html
Capitulo_54.html
Capitulo_55.html
Capitulo_56.html
Capitulo_57.html
Capitulo_58.html
Tech_01.html
Tech_02.html
Tech_03.html
Tech_04.html