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No hay país alguno que se haya beneficiado de una guerra prolongada.

SUN TZU,

Theartof War

Palacio de Marik, Atreus

Mancomunidad de Marik, Liga de Mundos Libres

15 de diciembre de 3057

Thomas Marik estudió el influjo de datos que flotaba sobre su escritorio.

—Ah, muy bien, la resistencia de Castor ha sido sofocada.

El capiscol Malcolm asintió con la cabeza.

—Resulta que el líder de las guerrillas era Karl Jirik. Según un informe de la Inteligencia SAFE, su familia tiene una larga historia de actividad clandestina contra los Marik. Su abuelo murió después de la guerra civil y uno de sus hermanos fue asesinado cuando SAFE evacuó Castor hace un cuarto de siglo. Parece que ayudaba a la Mancomunidad Federada poniendo al descubierto agentes de SAFE. Karl no era más que un niño en aquella época, pero parece que veía a su hermano como un mártir.

—Debe de llevarlo en la sangre —dijo Thomas mientras se acariciaba la cara con la mano y sentía el rugoso tacto de las cicatrices bajo la yema de los dedos—. Yo he vivido de cerca las pasiones que desatan el amor y el odio familiar.

—Sí, capitán general.

Thomas esbozó una gentil sonrisa.

—Eso pone fin a la disputa por todos los mundos que perdimos contra la Mancomunidad Federada en la Cuarta Guerra de Sucesión.

—Sí, señor. Todavía hay lucha en algunos de los mundos, Nanking, por ejemplo, donde sus mercenarios aseguraron puntos de apoyo para las tropas de Sun-Tzu. El resto de la Marca de Sarna se está fragmentando en mundos independientes o asociaciones de múltiples mundos. Sarna y Styk han formado sus propias alianzas defensivas con los mundos fronterizos y están enviando embajadores a Atreus y Nueva Avalon.

—¿Prescinden de Sun-Tzu?

—Saben dónde reside el poder verdadero, capitán general.

—Ya veo —dijo Thomas haciendo una mueca con la boca antes de pulsar un botón de su escritorio que borró la información—. En fin, el objetivo de tener poder es utilizarlo, ¿no es así?

—Así lo creía el bendito Jerome Blake, como usted sabe, señor —dijo el capiscol Malcolm, echando un vistazo a su ordenador de bolsillo—. Utilizando el programa cinco-siete-uno-dos-uno-cuatro Pol/Mil obtendrá un desglose de las fuerzas de la Marca de Sarna y algunos objetivos posibles para nuestros próximos ataques.

—No creo que sea necesario.

—Entonces es que ya ha seleccionado los objetivos. Debería haberlo imaginado.

No, Malcolm, nunca lo habrías imaginado.

—No, al contrario. Enviaré un mensaje a Víctor ofreciéndole una tregua.

Malcolm se quedó boquiabierto.

—No puede hablar en serio, señor.

—¿No? Olvida, Malcolm, que inicié esta guerra por lo que mi hijo y yo habíamos sufrido en manos de Víctor Davion. Mi enojo y mis acciones estaban justificadas. Mis tropas han recuperado los mundos que nos arrebató la Mancomunidad Federada y lo hicimos sin que nuestra base económica se resintiera. Hasta el momento, la lucha no ha sido costosa. De todas nuestras fuerzas, los mercenarios han sido los más perjudicados.

—Pero toda la Marca de Sarna está abierta para usted.

—Y apoderarme de ella me haría vulnerable frente a un ataque. Usted sabe tan bien como yo que Víctor Davion no ha contraatacado por una falta temporal de Naves de Salto. Si la situación se mantiene, atacará los mundos de Sun-Tzu en cuanto resuelva el problema, no los míos. Además, si me adentrara en la Marca de Sarna enojaría a Sun-Tzu. Aunque su nación es pequeña, su tenacidad y su paranoia lo convierten en un ser de lo más irritable. Si Víctor solicitara su apoyo o patrocinara a Kai Allard-Liao en una guerra civil capelense para derrocar a Sun-Tzu, recuperaría todo lo que ha perdido y tendría a mi nación a punta de pistola.

Malcolm se quedó pensativo mientras buscaba algún argumento para cambiar la opinión de Thomas.

—Pero ¿qué hay de Sun-Tzu? ¿No se enfadará si retira el apoyo a sus esfuerzos?

—Puede que sí, pero lo calmaré de algún modo. Ordenaré a los mercenarios que refuercen Nanking y le daré su fábrica de Lobeznos. Si quiere más, le ofreceré la posibilidad de vender los contratos de mis mercenarios. Si entonces decide continuar su guerra con Víctor, yo me lavaré las manos.

El capiscol Malcolm colocó el ordenador de bolsillo sobre el escritorio.

—Sigo sin entenderlo. Usted sabe que la Palabra de Blake habla sobre los incrédulos y cómo hay que persuadirlos para atraerlos a nuestras enseñanzas. Ésta es su oportunidad para atraer a miles de millones de personas e iluminarlas.

Thomas detectó un tono de traición en la súplica de Malcolm.

—Por favor, entienda lo que voy a contarle porque es crítico para adoptar el punto de vista de Jerome Blake, un punto de vista que ComStar ha traicionado y profanado.

—Todos son unos blasfemos y unos herejes.

—Cierto. Han secularizado ComStar y han purgado la orientación espiritual que antes seguía. Al hacerlo, ComStar comete un grave error porque entiende la tecnología como único medio para que la humanidad se dé cuenta de su destino. Tal vez su confusión sea comprensible porque ellos creen que fue la tecnología la que derrotó a los gigantes tecnológicos de los Clanes en Tukayyid, pero olvidan el importante papel que ejerció el espíritu de los defensores de Tukayyid en la resolución de la lucha.

—No lo olvidan, sino que lo subestiman, capitán general. Como el bendito Blake dijo: «el resultado de una batalla no depende de los números, sino de los corazones unidos de los que luchan».

—Sí, Malcolm, a Jerome Blake le gustaba citar a Kusunoki Masashige —puntualizó Thomas, sacudiendo lentamente la cabeza—. No debemos permitir que nuestra ferviente lealtad al espíritu nos aleje de la realidad. Jerome Blake era un hombre bueno y sabio, pero no el único hombre bueno y sabio de la historia. Su grandeza se debía a su habilidad para entender el pasado y proyectar sus lecciones en el futuro. El futuro que preveía era una Edad Oscura en la que la humanidad caería y ComStar conduciría a la humanidad hacia la luz. La situación es directamente análoga a la recuperación de Europa en la Tierra tras el colapso del Imperio Romano. ComStar ilumina el camino como la iglesia cristiana lo hizo entonces.

—Pero ComStar rechazó su papel, señor.

—Sí, y usted sobreestima el papel de la Palabra de Blake. Ha olvidado, o se niega a reconocer, que mientras Europa atravesaba una edad oscura, las culturas árabe, africana, china y maya florecían. De hecho, gran parte de la información científica descubierta por los griegos se perdió casi íntegramente en aquella Edad Oscura. La única razón por la que no desapareció del todo es que fue preservada primero por los árabes y, luego, con la liberación de España. En otras palabras, Malcolm, el atroz colapso que cree que es necesario es una fantasía. Lo importante es persuadir a la gente con el ejemplo y un medio para encontrar el camino recto. No es una batalla entre lo secular y lo religioso, la tecnología contra la espiritualidad, sino la necesidad de demostrar a la gente que pueden integrarse ambas posturas.

Malcolm alzó la vista hacia él.

—¿Sus Caballeros de la Esfera Interior están orientados en esa dirección?

—Sí, Malcolm, lo están. Esos guerreros combinan la tecnologia superior y la destreza con un espíritu puro y el compromiso de crear un universo mejor. Combinando el impulso y las habilidades de la Palabra de Blake con la tecnología de los grandes estados como la Mancomunidad Federada, podemos construir una gran sociedad, crear un ideal interestelar al que la gente se unirá por propio acuerdo.

Thomas esbozó una leve sonrisa.

—Ofreceré la paz a Víctor si devuelve el cuerpo de mi hijo y nos proporciona los medios necesarios para modernizar nuestras fábricas armamentísticas. Yo seguiré produciendo material de guerra para él si se compromete a redirigir sus esfuerzos hacia los Clanes. No me opondré a su intento de estabilizar la Marca de Sarna y menos aún, por supuesto, los mundos que he reincorporado a la Liga si jura no intentar arrebatarme mis mundos.

—Supongo que querrá que haga una declaración pública sobre todo esto, ¿no?

—No, Malcolm, no. Le permitiré salvar su reputación e incluso rechazar públicamente la renuncia a la propiedad de los mundos que hemos recuperado si él lo decide así. Una amenaza desde fuera une a los de dentro y nunca hay que privar al enemigo de la oportunidad de mostrar una cara en público al tiempo que persigue una política distinta en privado. Este tipo de contradicciones suelen resultar valiosas a la larga.

Malcolm sonrió.

—Como ocurre con la desafortunada muerte de su hijo.

—Exactamente —dijo Thomas, pensando por un momento en su Joshua y en la risa, la inteligencia y las sonrisas de felicidad del chico antes de caer enfermo—. Si siguiera vivo, Joshua podría hacer grandes cosas. Ahora nos toca a nosotros hacer grandes cosas en su memoria.

En pie de guerra
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