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Katrina Steiner entrecerró los ojos cuando las brillantes luces del centro de comunicación se encendieron. Se dirigió hacia el podio y se detuvo detrás de él mientras el alboroto de la habitación disminuía lentamente. Un par de reporteros de vídeos sensacionalistas le gritaron una serie de preguntas, pero sus colegas de la prensa legítima los acallaron con una fulminante mirada.

—Haré una breve declaración y después no responderé a ninguna pregunta. Mañana por la mañana dispondrán de discos repletos de información explicando los detalles sobre lo que citaré en mi declaración y dentro de algún tiempo me dirigiré de nuevo a ustedes, según convenga, dependiendo de los acontecimientos.

Bajó la vista hacia el pequeño monitor del podio. La pantalla azul mostraba el texto de su discurso en letras blancas, que iría avanzando a medida que hablase. Pero Katrina no lo necesitaba. Había practicado tanto el discurso que su intención era recitarlo de memoria.

Movió lentamente la mano derecha y tocó un botón que borró el texto de su discurso del monitor y mostró una imagen de ella junto al podio. Si no hubiera querido mantener la expresión cansina y apagada de su rostro habría esbozado una sonrisa. La seda de su vestido era azul Steiner, pero el corte no instigaba de ningún modo al militarismo. Se había cepillado su cabellera dorada y se la había dejado suelta como si no hubiera tenido tiempo para prepararse para una aparición en público. El maquillaje también era muy discreto.

Bien, la imagen va acorde con el mensaje.

—Mis queridos ciudadanos, me dirijo a ustedes con relación a una nueva situación que es de máxima gravedad porque afecta a la seguridad de nuestro reino. Como ya saben, la Liga de Mundos Libres, junto con la Confederación Capelense, ha lanzado una ofensiva contra la Marca de Sarna de la Mancomunidad Federada. Parece que este asalto pretende recuperar los mundos arrebatados por la Confederación Capelense en el mismo conflicto.

»Muchos de ustedes recordarán aquel conflicto. Nuestro pueblo hizo grandes sacrificios en aquella guerra contra Maximilian Liao, se derramó mucha sangre y muchos perdieron la vida.

Se detuvo un momento como si fuera incapaz de continuar. Luego tragó saliva y prosiguió.

—Thomas Marik ha declarado que la razón de este ataque es que mi hermano, Víctor Davion, mató a su hijo Joshua y colocó a un doble en su lugar. Thomas alega que la intención de mi hermano era poner a su propio títere Joshua en el trono de Marik y de este modo hacerse con el poder de la Liga de Mundos Libres.

«Como todos ustedes saben, he defendido a mi hermano incansablemente contra las acusaciones de que había asesinado a mi madre y a mi padre, como tampoco he creído nunca que ordenara la ejecución del duque Ryan Steiner. Me he negado a creer tales cargos porque el Víctor Davion que yo conozco sería incapaz de hacer algo así.

Katrina extendió las manos hacia los bordes del podio para sujetarse y adoptó una mueca de dolor. Respiró profundamente, paseó la mirada entre los atónitos reporteros y, por un momento, tuvo la sensación de que eran conejos paralizados ante los faros de un aerocoche dirigiéndose hacia ellos.

—La prueba que Thomas Marik ha proporcionado para respaldar su propuesta hace que me pregunte si alguna vez he conocido a Víctor. Si fue capaz de matar deliberadamente a un niño y sustituirlo por otro, Víctor es capaz de cualquier cosa. Mi hermano no ha respondido a estos cargos, ni en público ni en privado conmigo, así que no conozco su versión del asunto. Supongo que es posible que tenga una explicación que pueda mitigar de algún modo la gravedad de estos cargos. No lo sé y espero saber algo por su parte.

»No obstante, por el bien de ustedes, mi pueblo, no puedo permitirme esperar pasivamente a que Víctor dé cuenta de sus acciones. Ha roto la fe que tenían en él y no dejaré que sufran mientras me aferró a la remota esperanza de que mi hermano pueda justificarse. Para garantizar que el pueblo lirano no sufra, he dado las siguientes órdenes:

«Primero, he decidido declarar nuestros distritos liranos en estado de crisis. Esto me da un gran poder bajo la regencia, que incluye el derecho a cortar la conexión entre las agencias liranas y sus homólogos de la Mancomunidad Federada. Mientras tanto funcionaremos como una unidad política independiente que he denominado Alianza Lirana. “Alianza” porque eso es lo que creo que somos y “Lirana” porque tenemos una larga historia que se remonta a los orígenes de los Steiner en la Tierra. El término “Mancomunidad” ha sido mancillado. Quiero que todo mi pueblo, desde Northwind hasta Poulsbo y de Lorie a Barcelona, esté unido y aliado ya que tenemos que trabajar duro para salvaguardarnos en estos peligrosos tiempos.

«Segundo, cualquier unidad militar lirana de servicio en la Marca de Sarna o en cualquier otra parte de la Mancomunidad Federada está invitada y exhortada a volver a la Alianza. Mientras las fuerzas liranas no ofrezcan resistencia a las tropas de la Liga de Mundos Libres, no se considerarán combatientes y podrán retirarse.

«Finalmente, cualquier expatriado que desee volver a su casa tiene permiso para hacerlo. No es un buen momento para que nuestras familias estén separadas. Necesitamos estar juntos ya que sólo la unidad y el espíritu permitirán a los liranos soportar las dificultades que tendremos que afrontar como nación.

Katrina ladeó ligeramente la cabeza y, al volver a contemplar su imagen, se sintió satisfecha. Parecía fatigada y, al mismo tiempo, vital y fuerte. Era exactamente la imagen que pretendía dar, pero en aquel momento le resultaba un esfuerzo agotador. Ahora el sprint final.

—Mi hermano, el guerrero, ha llevado a su mitad de la Mancomunidad Federada a la guerra. Yo no derramaré la sangre de mi pueblo para defender sus acciones. Mi deber es proporcionarles bienestar, el mismo deber que mi madre veneraba antes de ser asesinada. Por la presente reivindico su honor pese a ser consciente de los peligros inherentes que comporta mi acción. Si no lo hiciera negaría mi herencia como Steiner y mi responsabilidad como su arcontesa.