Palacio de Marik, Atreus

Mancomunidad de Marik, Liga de Mundos Libres

Mientras observaba el jardín del palacio desde el balcón, Thomas Marik oyó abrirse la puerta de la habitación. Esperó unos segundos antes de girarse hacia su visitante. Aunque el vestuario que había escogido estaba hecho a base de terciopelo y seda, sus líneas sencillas iban a juego con las del capiscol de la Palabra de Blake que acababa de entrar en la sala. Desde el balcón, Thomas hizo un majestuoso gesto al hombre para que se acercara y se volvió a girar para contemplar el oscuro jardín y embriagarse del perfume de las flores nocturnas.

Aunque al principio no reconoció al capiscol, sí pudo observar la urgencia que se desprendía de su mirada. Thomas no se volvió hacia él hasta que no lo oyó entrar en el balcón. Esperó a que se detuviera y contó los segundos que tardó en carraspear.

En lugar de girarse, Thomas señaló hacia las estrellas que centelleaban en la noche.

—¿Sabía que nuestros antepasados creían que las posiciones de los planetas en el cielo y las propias estrellas nos enviaban mensajes? Se dejaban llevar por la superstición y el miedo, como si no pudieran controlar sus vidas —explicó Thomas antes de girarse hacia la derecha y mostrar su perfil lleno de cicatrices—. ¿Usted cree que controlamos nuestras propias vidas?

El capiscol, un hombre joven con una espesa cabellera castaña, alzó la cabeza.

—Yo creo que la visión de la humanidad de Jerome Blake me permite participar en ella y he dedicado mi vida a ejercer ese papel.

Muy bien, personalizas el argumento para evitar un debate teológico conmigo.

—Entiendo bien sus creencias y aplaudo su disposición a aceptar su lugar en el universo —dijo. Ponte de su parte y será tu amigo—. ¿Tiene un mensaje para mí, capiscol?

—Soy el capiscol Malcolm, capitán general —dijo el hombre, inclinando la cabeza en silencio—. No es exactamente un mensaje, señor. Vengo para informarle de un asunto delicado y se lo traigo porque incumbe a su hijo menor.

¡Joshua! Thomas asintió con la cabeza.

—Como sabe desde que estuvo con los herejes antes de nuestra escisión de ComStar, cuando se nos encomienda un mensaje lo entregamos sin alterar ni modificar el contenido en absoluto.

El capitán general sonrió misteriosamente.

—Yo trabajé en una estación generadora de hiperpulso. Sé cómo se envían los mensajes entre planetas, capiscol Malcolm, e intuyo que ha detectado algo sospechoso. ¿No es así?

—Sí, señor. Se codificó y comprimió un mensaje relacionado con otro que salía de Atreus. Lo recogimos gracias a un programa que comprueba los errores de tamaño y que hemos estado utilizando para reducir los mensajes ilegales y las imágenes de contrabando codificadas con los mensajes.

—¿Y cuando lo descodificaron para ayudar a SAFE a encontrar al autor del crimen descubrieron…?

—Descubrimos que los agentes de la Maskirovka de la

Confederación Capelense tienen planeado un asalto contra su hijo Joshua.

¿A qué estás jugando, Sun-Tzu? Thomas intentó disimular el enojo que ardía en su interior.

—¿En qué consistía el asalto?

—Eso es lo curioso, capitán general. Los agentes liaoitas en servicio habían sido insertados en Nueva Avalon hace treinta años con la ola inicial de refugiados de Sarna. Dos de ellos tenían unos sesenta años y el otro era todavía mayor.

Malcolm frunció el entrecejo.

—Cuando recibimos estos datos supusimos que todo era una artimaña de la Inteligencia Davion para abrir una brecha entre usted y los Liao.

Thomas quiso sonreír al advertir el desprecio con el que cualquier miembro de la Palabra de Blake hablaba siempre de «los Liao».

—Aplaudo su conclusión. ¿Descubrieron al verdadero autor del mensaje?

—Sí, señor —contestó Malcolm, respirando profundamente antes de proseguir—. Parece que el autor fue Sun-Tzu.

—¿Qué?

Malcolm levantó las manos.

—No creemos que quisiera herir a su hijo. Sus hombres recibieron la orden de acceder a Joshua y conseguir una muestra de su sangre para una prueba de verificación de ADN comúnmente conocida como «pantalla Patmat».

¿Por qué querría Sun-Tzu verificar la paternidad de Joshua? Una pantalla de sangre demostrará que es mi hijo, pero, si Sun-Tzu pudiera conseguir una prueba que lo pusiera en duda, reforzaría la posición de Isis como heredera. Sun-Tzu no conseguiría nada poniendo en entredicho la paternidad de Joshua, a menos que…

Thomas sonrió al hacer una nueva suposición sobre el prometido de su hija. Si Sun-Tzu pudiera hacerme creer que Víctor ha puesto a otro niño en el lugar de Joshua con el objetivo de hacerse con la copa sin derramamiento de sangre a mi muerte, podría conseguir mi apoyo en la frontera Davion. Sun-Tzu se está aprovechando de las historias sobre el doble de Joshua. Muy bien, pero muy peligroso.

Thomas adoptó una sonrisa de disculpa.

—Entonces, capiscol, ¿me da la opción de impedir la transmisión del mensaje para no molestar innecesariamente a mi hijo gravemente enfermo?

—Así es, capitán general. El capiscol Blane ha sido informado de la situación y ésa es la solución que ha propugnado.

—Muy bien.

El capiscol se dispuso a marchar, pero Thomas lo detuvo.

—¿Supondría un gran problema para usted volver dentro de una hora?

—No, señor, será un placer.

—Bien. Como Sun-Tzu suele ser tenaz, creo que lo mejor será que trame mi propio plan para detener sus esfuerzos en el futuro.

¿Acaso Sun-Tzu no se sorprenderá cuando consiga mi propia pantalla Patmat de la sangre de Joshua para rechazar los falsos resultados de la suya?

Thomas sonrió.

—Entonces una hora, capiscol. Que la paz de Blake lo acompañe.

En pie de guerra
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