Ciudad de Avalon, Nueva Avalon
Marca de Crucis, Mancomunidad Federada
Víctor Davion permaneció sentado en solemne silencio mientras contemplaba el visualizador holográfico de la Esfera Interior. El ordenador siempre mostraba la Mancomunidad Federada como una extensa franja dorada que se estrechaba ligeramente cerca de la Tierra, pero ahora varios mundos del área central aparecían con los colores lila y verde indicativos de las incursiones de las tropas de la Liga de Mundos Libres y la Confederación Capelense. Había otros mundos que mantenían la intensidad de su color dorado y mostraban varios niveles de agitación civil, que iban desde huelgas hasta la rebelión absoluta.
Sobre el mapa había un cuadro de dos centímetros y medio cuadrados con el rostro lleno de cicatrices de Thomas
Marik. Su boca se movía, pero Víctor no oía nada. Había bajado el volumen la segunda vez que había visualizado el mensaje retransmitido en la Liga de Mundos Libres. Su red de Inteligencia le había proporcionado una copia de éste antes de que se la enviara el embajador Marik, pero aquélla era la única buena noticia que había recibido aquel día.
—Buena jugada, Thomas. Una jugada muy buena —dijo Víctor, mirando a Jerrard Cranston y a Curaitis a través del holomapa—. ¿Cuál es el primer anochecer terrestre de sus tropas, Jerry?
Galen echó un vistazo a la consola de su ordenador.
—La Liga filtró a sus tropas en puntos de salto piratas de Callison, Denebola, Marcus, Talitha, Van Diemen IV y Wasat. Tardarán entre dos y cuatro días en alcanzar el anochecer planetario de cada uno de esos mundos. Estimamos que atacarán cada mundo con tres regimientos como mínimo. Suavizarán los demás ataques y tardarán entre una semana y diez días en aterrizar.
Víctor asintió lentamente.
—¿Y los ataques liaoitas?
—Varios puntos piratas y cinco regimientos llegarán al planeta Liao en dos días. El resto tardará una semana o más.
—Cinco regimientos y lo único que tengo para proteger ese mundo es una unidad militar virgen.
Galen sacudió la cabeza.
—Liao está muy lejos de los mundos capelenses. Igual que no previmos que Thomas permitiría que las tropas transportadoras de Sun-Tzu formasen en Zion para atacar Liao tampoco previmos el ataque.
—¿Cómo es posible que no nos hayamos dado cuenta? Debíamos haber advertido los signos —dijo Víctor, deseando por un instante que el visualizador que tenía delante fuera de vidrio, y no una luz resplandeciente, para poder hacerlo añicos. Apretó las manos con fuerza, pero dominó su ira y las abrió de nuevo—. Éramos conscientes de la formación de sus tropas en las fronteras, ¿no?
Galen asintió con énfasis.
—Sí, pero las formaciones se llevaron a cabo como si fueran los ejercicios de despliegue habituales de Marik. En la liga es normal traer tropas del interior a la frontera y rotar las tropas de la frontera hacia el interior. Lo que obtuvimos fue el despliegue de Inteligencia que siempre nos llega cuando hacen esto. Por lo que sabemos, las propias tropas creían que volvían al interior antes de que saltaran a nuestros sistemas.
El príncipe retiró la silla de la mesa de lucita negra de la sala de instrucciones y se puso de pie.
—Ya veo cómo ocurrió, pero es obvio que nos basamos demasiado en suposiciones y no tanto en hechos verídicos. Supusimos, por ejemplo, que, aunque Thomas se enterase de la muerte de Joshua, al ser un hombre de paz y juicio, negociaría para conseguir los mundos, pero no que los atacaría.
—De acuerdo, aquella suposición era pésima —dijo Galen, encogiéndose de hombros—. Se basaba en lo que sabemos de él. Siempre ha sido un conciliador e incluso la formación de sus Caballeros de la Esfera Interior tenía un fin filosófico, no militar.
—¿Esto también es filosofía?
—No lo sé, Alteza. No estoy seguro de lo que sabemos.
Víctor estuvo a punto de gritar a Galen, pero volvió a contenerse. Sólo hace cuatro meses que es mi consejero de seguridad. No es fallo suyo, sino mío y del sistema.
—Concentrémonos en lo que sí sabemos —dijo Víctor, girándose hacia Curaitis—. Thomas dice que tiene una muestra de sangre de nuestro Joshua que prueba que no es su padre. ¿Posible?
Curaitis hizo un gesto de asentimiento.
—Es posible que haya obtenido sangre de Joshua. Debe de haber sido alguien del hospital y lo más probable es que sea alguien que trabaja en esa sala.
—Usted verificó todo el personal, ¿correcto?
—Sí, hicimos una verificación de seguridad básica de todo el personal —contestó Curaitis con el entrecejo fruncido—. Es posible que la persona que obtuvo la muestra no supiera para qué serviría, incluso puede que la vendieran como recuerdo.
—¿La sangre?
—Una venda o una jeringa. Cualquier cosa utilizada por Joshua valdría una bonita suma de dinero en un mercado de coleccionistas.
Víctor no intentó disimular su sorpresa.
—¿La gente colecciona cosas así?
Galen asintió lentamente.
—La máscara de oxígeno utilizada cuando los paramédicos intentaron reanimar a vuestro padre ha sido vendida recientemente por diez mil coronas.
—Thomas también dice que podríamos realizar los mismos análisis de sangre y obtener el mismo resultado con sangre almacenada. ¿Es cierto?
—Sí.
—Hágalo.
Galen adoptó una expresión de extrañeza.
—¿Alteza?
Víctor lo miró fijamente.
—Hágalo. Quiero saber lo que Thomas sabía cuando tomó la decisión.
—Alteza, perdonadme si os recuerdo que éste es un detalle insignificante comparado con el ataque a vuestra nación —dijo Galen, entrecerrando los ojos—. La identificación de ADN no es el tema clave.
Víctor paseó la mirada de Galen a Curaitis y de nuevo a Curaitis.
—No es como cuando pensaba que yo solo podría desvelar la identidad del asesino de mi madre. Tendré que hacer una retransmisión similar a la de Marik para explicar a mi pueblo por qué estamos en guerra. Necesito entender cómo se ha llegado a este punto para poder explicarlo, si es necesario. Tendré que revelar que Joshua está muerto y que sí pusimos a un sustituto en su lugar. Tengo que explicarles por qué lo hice. Tengo que ser sincero, convincente y comunicativo para que mi pueblo no se fragmente. Thomas me ha presentado como un monstruo y yo tengo que demostrar a una nación por qué no lo soy, porque sus hijos e hijas van a morir para defenderme, a mí y a mi honor.
Curaitis se cruzó de brazos y Víctor se lo quedó mirando.
—¿Tiene algo que comentar?
—Creo que intentáis revelar algo que no debe ser revelado. Si reconocéis lo que hemos hecho, justificará la razón de Thomas para la invasión. Negadlo todo, negad lo evidente. Eso es exactamente lo que vuestro padre habría hecho.
Víctor titubeó por un momento. Tiene razón, mi padre habría desmentido las palabras de Thomas y se habría quedado tan tranquilo. ¿Si admito que utilizamos un doble para Joshua estoy demostrando debilidad o contraatacando un movimiento fuerte por parte de Thomas con un movimiento todavía más fuerte por mi parte al limpiar mi conciencia? Como guerrero contraatacaría, pero como político todavía no conozco bien las reglas ni los ángulos.
Alzó la vista y se dio cuenta de que Galen y Curaitis estaban esperando una respuesta.
—Si fuera mi padre haría lo que usted sugiere, Curaitis, pero no soy Hanse Davion. Algunos de mis súbditos todavía creen que les he mentido sobre la muerte de mi madre y que les he mentido sobre la muerte de Ryan Steiner. Creo que salgo ganando si ahora les digo la verdad.
Galen hizo un gesto de asentimiento.
—Me parece una estrategia viable.
Curaitis no parecía muy convencido, pero tampoco hizo comentario alguno.
Víctor señaló hacia él.
—Quiero saber quién es la persona que proporcionó la muestra de sangre al agente de Thomas. Quiero a ese agente y quiero su organización. Punto. Y quiero a todo el pueblo de Sun-Tzu fuera del mapa. Está preparando rebeliones en una decena de mundos y no quiero atentados ni agitaciones por aquí.
—Ya hemos puesto en marcha esta última operación y la otra se está organizando en estos momentos.
—Bien. Quiero que se esconda al doble de Joshua ahora y quiero mayor seguridad para la señorita Jenkins. Una persona dispuesta a arriesgar su vida por la de Joshua Marik es una heroína. Si hacemos lo mismo que ella deteniendo el terrorismo de Sun-Tzu, disminuiremos el odio hacia mí y lo dirigiremos hacia el enemigo.
Galen señaló de nuevo hacia el mapa.
—Alteza, aunque he sido el que más he insistido en que debéis pensar políticamente, creo que ahora mismo necesitamos a Víctor el guerrero.
—Ya lo sé.
Víctor se volvió a sentar en la silla y se acercó a la mesa. Los mundos que habían sido arrebatados a la Liga al final de la Cuarta Guerra de Sucesión estaban condenados. Thomas los estaba atacando con fuerza y la Mancomunidad Federada no tenía suficientes guarniciones para repeler las invasiones. La mayoría de las mejores tropas de Víctor peligraban en las zonas de los Clanes o en la zona de Mando Achernar cerca de Tikonov con su participación en los juegos de guerra.
Juegos destinados a convencer a Sun-Tzu para que reduzca su actividad en la Marca de Sama.
—Es una ironía que la razón por la que no acuartelamos los mundos que Thomas está atacando con más ahínco es que teníamos a Joshua y sabíamos que Marik no nos atacaría mientras él estuviera allí. Ahora se apoderará de ellos y conseguirá una gran victoria sobre nosotros, aunque será una victoria temporal.
—Creo que la ironía desaparecerá con las tropas terrestres, Alteza.
—No me cabe la menor duda —dijo el príncipe, rascándose la barbilla—. Las tropas de la Marca de Sarna tendrán que proteger sus mundos y permanecer en sus estaciones en caso de que Thomas tenga preparado otro ataque. Tendremos que traer refuerzos de la frontera con el Condominio Draconis. Necesitaré informes sobre las horas de llegada de todas las unidades que tenemos en la zona.
—Os los proporcionaré lo antes posible.
—Gracias —dijo Víctor, entrecerrando los ojos para ver mejor el mapa—. La gran pregunta es: ¿qué parte quiere conservar Thomas de lo que está buscando? Con la excusa de apoyar los movimientos independentistas se ha servido de mercenarios para extender su dominio más allá de los mundos que tuvo en una ocasión, lo que significa que tendremos que luchar en nuestros mundos antes de que él luche en los suyos. Lo que quiere es una zona parachoques, ¿o en realidad espera retener los mundos capturados?
—De los mundos de la Marca de Sarna que ha atacado sólo Nanking tiene instalaciones de construcción de ’Mechs —dijo Galen, observando su visualizador—. Ni Styk ni Sarna han sido atacados y Tikonov está acuartelado con tanta solidez que ahora mismo podrían engullir toda su fuerza invasora.
—Nanking será uno de nuestros objetivos primordiales cuando traigamos nuestros refuerzos. No quiero perderlo —dijo el príncipe con una seria expresión—. Zurich y Hsien tienen grandes estaciones de recarga de Naves de Salto, ¿no?
—Sí, Alteza.
—Y si recargamos allí daremos un alcance considerablemente mayor a sus Naves de Salto. De hecho, es posible que tenga planeado otro ataque —dijo Víctor—. Bien planeado y ejecutado, y casi todo lo aprendió con la invasión de mi padre a la Confederación Capelense hace treinta años. Unas acciones impresionantes para alguien que no es un guerrero.
Galen examinó el mapa con el entrecejo fruncido.
—Parece que Thomas ha cometido muy pocos errores.
—¿Ve algún error? Dígame uno.
—¿Por qué atacar Woodstock?
—Las tropas tienen que comer, Galen, tanto las suyas como las nuestras, y, si ésta no es la razón, en fin, un mundo más para él es un mundo más que tenemos que arrebatarle. No, Woodstock no es un error —dijo Víctor con una ceja arqueada—. Sin embargo, sí ha cometido un gran error que nos permitirá ganar la guerra.
—¿Cuál es?
—Thomas está luchando contra nosotros como si sólo fuéramos la Federación de Soles —contestó Víctor, señalando hacia la larga frontera entre los distritos liranos y la Liga de Mundos Libres—. Ha decidido luchar en nuestro territorio, pero cuando tenga sus tropas atrapadas en la Marca de Sarna le demostraré que este juego es cosa de dos. Aprenderá mucho sobre la guerra contra un Davion, pero es una lección que nunca tendrá la oportunidad de utilizar.