Tamar
Zona de ocupación del Clan de los Lobos
Phelan Kell Ward sonrió al mirar hacia donde se encontraba Natasha Kerensky, sentada en una silla de campo en el despacho del ilKhan Ulric Kerensky.
—Estás muy convencida de que su Galaxia Alfa derrotará a mi Galaxia Beta en estos ejercicios, ¿quiaf?
La Khan de pelirroja cabellera asintió con un destello de seguridad en sus ojos.
—Af, Khan Phelan. Desmantelé las defensas de Ciudad de Tamar cuando ese lunático, Selvin Kelswa, participó en ella hace seis años —dijo, reclinándose en la silla apoyada sobre dos patas—. Las defensas de la ciudad no son suficientes para detener a los atroces Lobos.
Phelan se apartó unos mechones de pelo negro de la cara, bostezó y miró al hombre canoso que estaba sentado en el escritorio que tenían delante.
—Al parecer, ilKhan, la Khan Natasha se ha vuelto bastante gallito con la vejez.
—¡Vejez! —dijo Natasha, moviendo la silla hacia adelante y poniendo los pies en el suelo con un fuerte golpe—. Puede que haya luchado y ganado guerras antes de que tu padre fuera admitido en el Nagelring, pero no he perdido ventaja y, si intentas discutir, como los Cruzados, que la edad me ha permitido utilizar mi influencia para reducir nuestra lucha, me veré obligada a derrumbarte de una patada.
Phelan soltó una carcajada con un destello de luz en sus ojos.
—Nunca me atrevería a decir que te has vuelto pacifista con la edad. Los Cruzados son tontos si insinúan que ésa es la razón por la que apoyas la tregua que el ilKhan firmó con ComStar tras la batalla de Tukayyid. El hecho de que yo la apoye, que Ulric la negociase y que ambos seamos mucho más jóvenes que usted debilita sus argumentos.
Ulric hizo un gesto de asentimiento.
—Natasha, tú preferirías que los Cruzados participasen en una batalla que no pueden ganar por haber dedicado sus esfuerzos a algo más útil, ¿quiaf?
—Af, pero tener que desafiar a los Cruzados del Clan de los Lobos empieza a molestarme.
El Khan de los Khanes esbozó una sonrisa.
—Estás haciendo maravillas disminuyendo los rangos de los Cruzados mientras te defiendes.
—Eso ya lo sé, pero los únicos que consigo son los que han ganado un Nombre de sangre, mientras que hay muchos Cruzados jóvenes que esperan para ocupar sus puestos —dijo Natasha, retorciéndose el labio con indignación—. Resignaría ahora mismo, pero con Dalk Carns como Señor de la Sabiduría tendría que rendir mi posición a un Cruzado y yo nunca me rendiré.
Los Guardianes y los Cruzados eran las dos divisiones políticas principales de los Clanes. Los Cruzados creían que el destino de los Clanes era conquistar la Esfera Interior para restituir la Liga Estelar. Los Guardianes no estaban de acuerdo y creían que la misión de los Clanes era mantenerse a la espera para proteger la Esfera Interior de cualquier peligro.
Phelan adoptó un gesto de extrañeza.
—Podríamos pedir a alguien que desafiase a Carns, lo derrocase y lo sustituyese por un Guardián.
Ulric arqueó una de sus blancas cejas al mirar al joven Khan.
—¿Podríamos?
—Carns es Señor de la Sabiduría, pero sólo porque es mejor político que MechWarrior. Athen Kederk o Alita Winson de mi Galaxia Beta podrían destronarlo.
—Estoy de acuerdo, pero eso no responde a mi pregunta —dijo Ulric, inclinándose hacia adelante—. Podríamos elegir a un Guardián para que ocupase la posición de Señor de la Sabiduría, ¿quineg?
El uso del término quineg sorprendió a Phelan, porque significaba que el ilKhan esperaba una respuesta negativa.
—Yo soy el primero en admitir que no tengo aptitud alguna como político, pero no era consciente de que el Clan de los Lobos hubiese adoptado el punto de vista de los Cruzados de una forma tan radical.
Natasha apoyó los codos sobre las rodillas.
—El cambio ha sido gradual, Phelan, y procede de los rangos de MechWarriors más jóvenes. Han oído historias fantásticas sobre las victorias que obtuvimos cuando invadimos la Esfera Interior. Al saber que acabarían sus entrenamientos en el campo cuando empezase el asalto a la Tierra, tenían sueños de grandeza. Como los Lobos somos el Clan que había atacado con más fuerza a la Esfera Interior, el honor del asalto sería para nosotros, así que soñaban con el día en que participarían en tan gran victoria.
«Cuando Tukayyid acabó con una tregua, nuestros jóvenes guerreros vieron sus ilusiones frustradas. El Clan de los Lobos no sufrió grandes pérdidas en Tukayyid, de modo que los guerreros más jóvenes se quedaron sin muchas posibilidades de competir por un Nombre de sangre. En cambio, las pérdidas que sufrieron los otros Clanes abrieron rangos enteros y muchos guerreros de los Halcones de Jade y los Nova Cats han conseguido posiciones de mayor responsabilidad. Como los sueños de gloria de nuestros jóvenes guerreros no han muerto, muchos de ellos quieren que rompamos la tregua y acabemos lo que empezamos.
Phelan sacudió la cabeza.
—Así que ven el derecho de atacar la Tierra como algo positivo para el Clan de los Lobos, ¿no?
—Af. Nuestros jóvenes se han convertido en férreos defensores de los Lobos —dijo Ulric, con los ojos entrecerrados—. Están desorientados. Es cierto que repudian las creencias y los objetivos de los Cruzados como el Clan de los Halcones de Jade, pero están dispuestos a seguir a los Lobos que acepten la línea de los Cruzados.
Natasha asintió con la cabeza.
—El jefe de los jefes es Vlad.
Phelan resopló con enojo. Vlad, de la Casa Ward, era el MechWarrior que lo había capturado ocho años antes y lo había introducido en el Clan de los Lobos. Vlad era un Cruzado, defensor de la idea de que los Clanes estaban destinados a conquistar los mundos de la Esfera Interior y a gobernar a la humanidad en una nueva Liga Estelar. Por esos misterios del destino, Phelan y Vlad habían acabado enfrentándose en un Juicio de Derecho de sangre por el codiciado apellido de Ward. La derrota en manos de Phelan sólo había servido para intensificar el odio de Vlad.
Phelan, que había nacido en la Esfera Interior de Morgan Kell y su mujer Salome, era lo que los Clanes repudiaban como «librenacido», un individuo concebido y nacido de forma natural. El hecho de que Phelan hubiese conseguido derrotar al fruto de generaciones de reproducción selectiva de los Clanes para producir guerreros superiores enfurecía a otros miembros de los Clanes, sobre todo a los Cruzados, porque su habilidad desafiaba sus nociones de superioridad con respecto a los librenacidos de la Esfera Interior. Para un hombre como Vlad, lleno de ambición y dedicado a la misión de los Cruzados, perder contra Phelan le había abierto una herida que nunca se cerraría.
—Así que Vlad está utilizando la inexperiencia y la falta de sofisticación de guerreros jóvenes para enfrentarse a los Guardianes y a la tregua, ¿no?
Ulric asintió con la cabeza.
—Predica una idea que atrae a los guerreros que tienen pocas o ninguna posibilidad de ser nominados para un Nombre de sangre sin una guerra que les permita demostrar lo que valen. Se sirve de su ascenso para demostrar que me he apoderado de la Esfera Interior y de la edad de Natasha para adelantar que no habrá sublevación alguna por parte de los Lobos porque no cambiamos a nuestro personal como hacen otros Clanes.
Phelan se dio un puñetazo en la palma de la mano.
—Vlad convence a los jóvenes de que no tienen futuro y les ofrece una solución que lleva a la guerra y la destrucción.
Natasha se arrancó un hilo de su traje de salto gris con nerviosismo.
—El problema con la posición de los Guardianes siempre ha sido que propugna la precaución y la duda entre los guerreros, lo cual no es demasiado bueno. Como Nicholas Kerensky fue el fundador de los Clanes y los Kerensky siempre han dirigido a los Lobos, hemos podido difundir el punto de vista de los Guardianes con impunidad. El descontento entre los otros Clanes desembocó finalmente en una invasión, pero sólo la capacidad de liderazgo de todo Kerensky ha permitido a Ulric evitar una masacre absoluta de la Esfera Interior.
Phelan asintió en un gesto de impotencia.
—Pero, mientras Ulric siga siendo ilKhan, los Cruzados están estancados.
—Cierto, pero tarde o temprano intentarán hacer algo para reavivar la guerra.
—Como la Corsaria Roja.
Los otros dos Lobos se quedaron en silencio cuando Phelan mencionó el nombre de la renegada de los Halcones de Jade, que estuvo a punto de romper la Tregua de Tukayyid con una unidad formada por voluntarios. Phelan, con la ayuda de los Demonios de Kell, había derrotado a la Corsaria Roja y el plan de los Cruzados de reactivar la guerra contra la Esfera Interior. Había conseguido mantener el plan en secreto —ni siquiera Ulric y Natasha sabían todos los detalles— y controlar el asedio. Aun así, la naturaleza del plan sugería que los Cruzados y los Clanes a los que tenía sometidos, como los Halcones de Jade, aprovecharían cualquier oportunidad para destrozar la tregua y conquistar la Esfera Interior.
—Esperemos que la ambición no se vuelva a apoderar de ellos, ¿quiaf?
Natasha asintió en dirección al ilKhan.
—Af.
Un leve golpe en la puerta del austero despacho del ilKhan lo obligó a levantar la cabeza de golpe.
—Adelante.
Phelan giró la cabeza y se puso en pie mientras Dalk Carns se adentraba con paso firme en la habitación. A diferencia de los dos Khanes, el Señor de la Sabiduría vestía la ropa de ceremonia de cuero gris del Clan de los Lobos y una máscara esmaltada con la cabeza de un lobo colgando del brazo izquierdo. En la mano derecha sostenía un pergamino enrollado y cerrado con cera roja del que colgaban dos pequeñas franjas negras.
Carns miró directamente a Ulric.
—¿Es usted Ulric Kerensky, ilKhan de los Clanes?
—Soy Ulric Kerensky.
Dalk extendió la hoja enrollada hacia Ulric.
—Es una acusación formulada por una investigación interna del Clan de los Lobos.
Phelan alargó el brazo para pasárselo a Ulric, pero Dalk retiró el pergamino.
—Khan Phelan, no interfiera a un Señor de la Sabiduría en su capacidad de Alto Bailiff.
Phelan abrió las manos y las levantó en señal de rendición, haciendo burla del gesto.
—Discúlpeme. No conocía el protocolo.
Natasha se levantó lentamente al tiempo que se alisaba el traje de salto.
—Y yo, Señor de la Sabiduría, no sabía que se pudiera llevar a cabo una investigación así sin la aprobación de un Khan.
—Como es probable que sepa, Khan Natasha, un Señor de la Sabiduría no requiere la aprobación de un Khan para dirigir una investigación cuando existe la sospecha de que uno o más de un Khan del Clan está implicado en los cargos.
La mujer sacudió la cabeza.
—Eso ya lo sé. ¿Quién hizo la investigación?
Carns frunció el entrecejo.
—Un individuo competente que conoce los hechos del caso.
Phelan miró a Natasha.
—¿Vlad?
Ella asintió.
—¿Quién, si no?
—Lo sabrán en su momento, Khanes —dijo Carns, extendiendo el pergamino hacia Ulric—. Reciba la acusación.
Ulric se levantó del escritorio lentamente y, cuando alargó la mano para recoger el documento, Natasha interfirió con la suya.
—¿Sí, Natasha?
—Esta acusación ha sido investigada sin sanción por un Señor de la Sabiduría. Si no la acepta, no puede presentar los cargos. El Señor de la Sabiduría no tiene jurisdicción sobre el ilKhan.
Ulric sonrió con indulgencia.
—Eso es cierto. Los cargos serían retirados por un tiempo, pero, si no acepto la acusación, Dalk convencerá a alguien del Consejo del Clan para que apruebe una resolución sin confidencia, lo cual dejaría vía libre al Gran Consejo para destituirme.
—Exigiremos un Juicio de Rechazo y los mataremos si votan en tu contra.
—Natasha, yo no formaré parte de tu plan de enfrentar a Lobos contra Lobos.
—Eso no le preocupa a él —dijo Natasha, mirando a Carns—. No la aceptes. Oblígalo a seguir los pasos establecidos.
—¿Y dar a entender que soy culpable?
Natasha levantó las manos en un gesto de impotencia.
—Haz lo que quieras.
Ulric recogió el pergamino y lo depositó sobre su escritorio sin abrirlo.
—¿Seguirá los argumentos para los cargos?
El Señor de la Sabiduría asintió.
—Sí. Dispone de un mes antes del juicio.
—Muy bien —dijo Ulric, con voz pausada.
Phelan frunció el entrecejo.
—Espere un momento. ¿Cuáles son los cargos?
—Los cargos son confidenciales, Khan Phelan.
Ulric agarró a Dalk por el hombro.
—Puede decirlos. De todos modos, pronto lo sabrán.
Dalk adoptó una fría expresión.
—Los cargos son muy graves —dijo como si recitara—. Por su colusión con ComStar en la batalla de Tukayyid y por ascender a un agente de la Esfera Interior al puesto de Khan del Clan de los Lobos, el ilKhan Ulric Kerensky ha sido acusado de alta traición.