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¡Oh, qué caída, aquélla, mis queridos campesinos!
Luego yo, y tú, y todos caímos, mientras una sangrienta traición florecía sobre nosotros.
WILLIAM SHAKESPEARE,
Julio César
Arc-Royal
Distrito de Donegal, Mancomunidad Federada
4 de julio de 3057
—No sé lo que intento decir —dijo Caitlin Kell colocándose un mechón de pelo negro detrás de la oreja—. Me enteré de muchas cosas en Tharkad, de cosas que no puedo revelar porque me las dijeron confidencialmente. Sin embargo, no paro de darle vueltas. A menudo proceso la información mientras intento explicársela a alguien, así que supongo que eso es lo que estoy haciendo ahora.
Chrisdan Kell sonrió a su prima.
—Entonces ¿Dan y yo somos como tapias o quieres reacciones ante tus ideas?
Caitlin asintió hacia Chris y el hombre canoso que estaba sentado en el sofá junto a su primo.
—No creo que podáis resistir la tentación de hacer algún comentario.
Daniel Allard, líder de los Demonios de Kell desde la jubilación de Morgan Kell, la miró con una sonrisa compasiva.
—Sobre todo cuando empiezas preguntando si ha habido una maniobra para encubrir la identidad del asesino de la arcontesa Melissa Steiner. Es obvio que tienes dudas sobre la historia oficial, de lo contrario no habrías sacado el tema.
Chris hizo un gesto de asentimiento.
—Yo tengo dudas sobre la historia oficial. No comparto la opinión de que un lunático solitario pueda haber creado el tipo de bomba utilizada para matar a la arcontesa y a tu madre, Caitlin. He oído a nuestros operadores especiales hablar del tipo de entrenamiento que se necesitaría para desactivarla. Aparte del hecho de que nos gustaría colgar a quien lo hizo, la habilidad que demostró es impresionante.
—Yo estoy de acuerdo en que es demasiado sospechoso que el asesino se suicidase poco después y que la falta de un cuerpo sea menos que satisfactoria, pero creo que el reciente asesinato de Ryan Steiner demuestra que los asesinos pueden matarse después de actuar.
Los verdes ojos de Caitlin se convirtieron en duras esquirlas.
—¿Una coincidencia, verdad, que dos asesinatos que requerían una habilidad increíble acabasen en suicidio?
Chris frunció el entrecejo.
—¿Crees que el niño que disparó a Ryan porque pensaba que era su hijo ilegítimo también mató a Melissa? ¿Pensaba que era su madre?
—No, no es eso. Mira, Ryan era el enemigo mortal de Víctor y murió en un momento muy oportuno para él. Su muerte eliminó toda la presión por la situación en la isla de Skye —dijo Caitlin, abriendo las manos—. Enoja a Víctor y lo pagarás.
—Eso permite llegar a muchas conclusiones, Caidin —dijo Dan Allard, sacudiendo la cabeza—, y contiene el argumento implícito de que Víctor mató a Melissa, cosa que no creo.
—Dan, con todo el respeto del mundo, ¿es algo que crees o algo que presientes? —dijo Caidin mientras se dirigía a la cocina a por un vaso de agua—. Tu familia ha trabajado con los Davion.
—¿Qué quieres decir?
—Que tienes un interés personal en creer que Víctor no es el asesino.
Dan asintió con la cabeza.
—Entonces, el hecho de que vosotros estéis relacionados con la familia Steiner significa que no queréis que Ryan sea sospechoso por el asesinato de Melissa, ¿no?
Vaya. Caitlin frunció el entrecejo y levantó el vaso para dar un sorbo de agua.
—Estamos relacionados con Víctor y Katrina a través de su abuelo, de modo que no somos familiares de Ryan Steiner. Lo que pasa es que no confío en el veredicto oficial del asesinato de Melissa y creo que la historia de la muerte de Ryan apesta tanto a fraude como a encubrimiento.
—De acuerdo, Katrina, hasta aquí nos entendemos. Yo conocí a Melissa mucho antes de que tu padre y tu madre se juntasen para traerte al mundo y la consideraba una buena amiga además de una mujer maravillosa. Me gustaría poner las manos alrededor del cuello del demonio que la asesinó ^ quien fuera que lo contratase. Y estoy de acuerdo en que el informe oficial sobre su muerte no es el caso más sólido que he visto, pero hacer una conspiración cuando no hay pruebas es un juego muy peligroso.
¿Era ése el sonido de tu mente al cerrarse, Dan? Caitlin miró a Christian Kell por encima del borde de su taza de plástico.
—De golpe te has quedado callado.
Chris respondió encogiéndose de hombros ligeramente. A través del cuello abierto de su camisa, Caitlin vio el dragón azul y verde tatuado en la parte izquierda de su pecho. Se ha integrado tanto en los Demonios ele Kell que a veces olvido que creció en el Condominio y que una vez perteneció a una banda yakuza. Aunque su educación le proporcionaba una perspectiva única, el valor social debido al silencio del Condominio le impedía compartirla.
La inquebrantable mirada de Caitlin lo hizo estremecer, exactamente como ella esperaba, pero no por ello la desvió.
—Me interesa mucho saber lo que piensas, Chris.
Chris se pasó la mano por su oscuro cabello y asintió.
—Lo primero es algo que quizá no has advertido y es que has encasillado a Ryan Steiner en la misma categoría que Melissa Steiner.
—Yo no quería…
—Ah, pero lo has hecho. Ves a ambos como víctimas del mismo asesino, pero no tienes prueba alguna, y, aunque fuera cierto que los mató la misma persona, eso no significa que el asesino fuera contratado por el mismo individuo. De hecho, si Ryan hubiese contratado a un asesino para matar a Melissa, el asesino podría haber matado a Ryan para borrar todas las pistas. Ryan podría incluso haber intentado deshacerse del asesino para encubrirse, pero, por el contrario, haber recibido un disparo.
Apoyado en el brazo del sofá, Chris dejó la mirada perdida en el infinito.
—Además creo que estás siendo excesivamente selectiva con la prueba que utilizas para demostrar la culpabilidad de Víctor.
Caitlin se quedó boquiabierta. Quería decir que no tenía razón, pero sabía que había dado en el blanco.
—¿Por ejemplo?
—Por ejemplo, las tres historias que corren sobre la muerte de Ryan. La primera es la que propusieron las autoridades de la Mancomunidad Federada que dice que un francotirador disparó a Ryan por un perjurio imaginario. Tienen pruebas forenses que la respaldan y parecen satisfechos con la conclusión. La segunda es la tuya: que el suicidio fue un montaje y que alguien, un fantasma, apretó el gatillo y mató al chico para encubrirse. Y la tercera es que Sven Newmark, el ayudante de Ryan, le disparó de cerca con una pistola de la que se deshizo antes de que llegaran las autoridades.
Caitlin sacudió la cabeza.
—La historia de Newmark no tiene sentido. Sólo un loco de la conspiración creería esa historia.
—Pero ellos la creen porque le encuentran sentido. El motivo, como recordarás, se supone que es la venganza por el intento de secuestro del príncipe Ragnar por la gente de Ryan en Arc-Royal y la retaliación por la muerte de tu madre y la mutilación de tu padre en el ataque que acabó con la vida de Melissa. Después de todo, Newmark era un expatriado rasalhaguiano y aquí hay una comunidad rasalhaguiana considerable porque tu abuelo y tu padre les facilitaron la emigración. Algunos van más allá y sugieren que Newmark estaba al servicio de tu padre.
—Pero eso es ridículo.
—¿Por qué?
—Porque mi madre no haría una cosa así.
Chris sonrió.
—Así que rechazas esa teoría basada en un conocimiento especializado de las partes involucradas.
—Sí.
—Entonces, si volvemos al asesinato de Melissa y nos basamos en el conocimiento especializado de tu sospechoso, Víctor, debo alegar conocimiento especializado —dijo Chris, levantando la vista hacia ella—. Yo entrené a Víctor y sé que no ordenaría un asesinato.
—Te equivocas, Chris.
Dan se apoyó en el borde del sofá.
—¿A qué te refieres, Cait?
Caitlin respiró hondo sin conseguir aminorar la presión que sentía en su pecho.
—Sé que puedo confiar en vosotros. Katrina me dijo que Víctor había reconocido haber dado la orden para que un asesino matase a Ryan.
Chris se dejó caer hacia atrás, anonadado.
—No me lo creo.
Dan asintió con la cabeza.
—Yo sí.
Caitlin miró al mayor de los dos con los ojos bien abiertos.
—¿Tú sí?
—Sí —contestó Dan, en un tono cansino—. Víctor se parece lo bastante a Hanse para utilizar métodos así de directos para eliminar a Ryan. Sin embargo, no debió hacerlo porque Ryan fuera un enemigo político, sino porque había relacionado a Ryan con la muerte de su madre o con algún otro plan atroz.
Caitlin colocó el vaso sobre la mesa.
—¿Lo sabes o estás conjeturando?
—Estoy conjeturando, pero sé que tengo razón.
Chris seguía sacudiendo la cabeza.
—Esa podría ser la única explicación, pero sigo sin creerlo, como tampoco creo que matase a su madre.
—¿Por qué no? Igual que Ryan, ella interfería en su camino hacia el poder. Asesinó a Melissa para hacerse con el poder y a Ryan para conservarlo. Además, es su gente la que dirige las investigaciones sobre las muertes y pueden declarar a Víctor inocente.
Dan se frotó las sienes.
—Esto no me gusta.
—A mí tampoco —dijo Chris, poniéndose en pie—, y no me lo creo. No dudo que me hayas dicho exactamente lo que Katrina, o Katherine, te dijo, Cait, pero eso del asesino son habladurías.
Caitlin adoptó una expresión de enojo.
—Katrina no lo habría repetido si no fuera cierto.
—¿No? Te recuerdo que Víctor es lo único que se interpone entre ella y el trono de la Mancomunidad Federada.
—Ella no quiere el trono. Ya lo está pasando bastante mal arreglando lo que Víctor desarregla.
—¿Conocimiento especializado, Cait?
—Conocimiento especializado, Chris.
Dan se levantó y se colocó entre los dos.
—Creo que, en lo que se refiere a casos especializados, uno de los dos está equivocado.
—Todavía peor —susurró Víctor—, los dos podríamos estar equivocados.
Caitlin sintió un nudo en el estómago. Si eso es cierto, entonces no he sabido interpretar a Katrina. Aquella idea apretó todavía más su nudo.
—Lo siento, Chris, no quiero pelearme contigo por esto. Es sólo que me preocupa que la próxima vez que la Mancomunidad Federada quiera contratarnos nos pueda utilizar por razones políticas, no para defender la nación.
Chris esbozó una delicada sonrisa.
—Es un asunto inquietante, Caitlin, y yo tampoco tengo ningunas ganas de discutir contigo por esto.
—Bien —dijo Daniel Allard—, porque vuestro desacuerdo no es lo más inquietante de todo.
Caitlin se giró hacia Dan con expresión de asombro.
—¿Qué es?
—Que la gente sea capaz de inventar pruebas y rumores sobre el liderazgo de la Mancomunidad Federada en los que hay gente inteligente y sensata involucrada. Afrontadlo, nosotros conocemos a todas las partes personalmente —dijo Dan, haciendo una mueca—. Si nosotros estamos así de confusos, imaginad cómo se siente la gente de la calle. No hace falta mucho más para que las cosas empeoren y no me gusta nada el futuro que se me presenta.