9

Con el tren rápido que salía de París a las ocho horas treinta y cinco minutos emprendió, el 12 de septiembre de 1939, un joven diplomático americano, el viaje a Bruselas. Iba vestido como un banquero inglés y llevaba consigo una gran maleta negra de piel de cerdo.

Los controles en la frontera belga-francesa eran muy severos. Los funcionarios a ambos lados de la línea fronteriza identificaron al joven caballero por su pasaporte diplomático, que se abría como un acordeón, como William S. Murphy, correo oficial de la Embajada americana en París. Su equipaje no fue controlado.

Una vez en Bruselas, el correo americano que en realidad era alemán y se llamaba Thomas Lieven, se instaló en el hotel Royal. En la recepción presentó un pasaporte belga extendido a nombre de Armand Deeken.

En el curso del día siguiente, compró Deeken, alias Murphy, alias «Lieven», dólares por valor de tres millones de francos franceses. Los tres millones los sacó de su maleta negra de piel de cerdo y metió los dólares en la misma maleta.

Los tres millones de francos que formaban el capital base procedían del Banco privado de Thomas Lieven. Se había visto obligado a hacer este adelanto al Deuxième Bureau...

Debido a los acontecimientos políticos, el valor del franco había bajado en un veinte por ciento. En Francia trataban los particulares de comprar dólares dominados por el pánico de una próxima devaluación del franco. Por este motivo, en cuestión de muy pocas horas el curso del dólar había subido a cifras astronómicas.

Pero no así en Bruselas. Allí podían adquirirse dólares a un curso mucho más bajo, puesto que los belgas no se sentían dominados por el mismo pánico a la guerra que los franceses. Se decían muy convencidos:

—Nos mantendremos neutrales y los alemanes no nos invadirán por segunda vez.

Debido a la rápida decisión del Gobierno francés de impedir la exportación de capitales, el extranjero no había sido inundado de francos. Y por este motivo el franco, tal como había confiado Thomas, conservaba, a pesar de todo, un valor relativamente sólido. Y este valor era el eje alrededor del cual giraba toda la operación...

Con su maleta llena de dólares regresó Thomas Lieven, con el nombre de William S. Murphy, a París. En cuestión de pocas horas le arrebataron de las manos las valiosas divisas y precisamente lo hicieron aquellas personas ricas que pensaban abandonar lo antes posible su patria y poner a buen recaudo su fortuna. Thomas Lieven se hizo pagar doble y triple.

Durante su primer viaje ganó para él mismo seiscientos mil francos. William S. Murphy regresó a Bruselas con cinco millones de francos en su maleta diplomática.

Se repitió el proceso. Aumentó las ganancias. Una semana más tarde viajaban cuatro caballeros con pasaportes diplomáticos entre París y Bruselas y entre París y Zurich. Exportaban francos e importaban dólares. Dos semanas más tarde eran ya ocho caballeros.

La dirección de la operación estaba firmemente en manos de Thomas Lieven. Gracias a sus relaciones cuidó en todo momento de que tanto en Bruselas como en Zurich no se acabara el «suministro». La operación rendía muchos millones de beneficio.

En los tristes ojos de los oficiales del servicio secreto francés brilló una nueva esperanza, una expresión de infinito agradecimiento cuando Thomas Lieven empezó a transferirles unas cantidades cada vez mayores.

Entre el 12 de septiembre de 1939 y el 10 de mayo de 1940, el día en que los alemanes invadieron Bélgica, Thomas Lieven había realizado transacciones por valor de ochenta millones de francos. Puesto que contaba los gastos y sus beneficios personales en un diez por ciento e invertía estos beneficios en dólares, ganó veintisiete mil setecientos treinta dólares. No hubo «panas» y sí solamente un pequeño incidente...

El 2 de enero de 1940, regresaba Thomas Lieven -no recordaba ya cuántos viajes había hecho-en el tren nocturno de Bruselas a París. En Feignies, la estación fronteriza, el tren se detuvo más de lo acostumbrado. Dominado por una ligera inquietud iba Thomas Lieven a averiguar la causa del retraso cuando se abrió la puerta de su compartimiento y asomó la cabeza el jefe de la policía fronteriza francesa, un hombre muy alto, a quien Thomas conocía ya.

Fue directamente al grano.

—Monsieur, será mejor que baje usted, tome una botella de vino conmigo y espere el próximo tren.

—¿Y por qué habría de hacer yo una cosa así?

—Este tren espera al embajador americano en París. Su Excelencia ha sufrido un ligero accidente de coche y su automóvil ha quedado averiado. Hemos reservado el compartimiento contiguo para él. Llega en compañía de tres señores de la Embajada... Compréndalo, caballero, es mejor que tome usted el próximo tren. Permítame usted que le lleve su pesada maleta...

—¿ Cómo sabía usted...? -preguntó Thomas Lieven cinco minutos más tarde.

El jefe de policía hizo un gesto evasivo con la mano:

—El coronel Siméon nos avisa en cada una de las ocasiones y nos ruega le atendamos lo mejor que pueda ser.

Thomas abrió su cartera de bolsillo.

—¿Qué puedo ofrecerle...?

—Oh, no, monsieur, ha sido un gesto de amistad... No pido nada por ello. Pero, tal vez... Somos dieciséis hombres aquí y últimamente escasea el tabaco y los cigarrillos...

—La próxima vez cuando vaya a Bruselas...

—Perdone, monsieur, pero no es tan fácil. Hemos de prestar atención para que no nos descubran esos de la Aduana. La próxima vez cuando use usted el tren rápido de noche, sitúese en la plataforma de primera. La plataforma delantera. Tenga preparado el paquete. Uno de mis hombres lo recogerá...

Y así lo hicieron dos o tres veces a la semana. En toda Francia no había otro puesto de policía fronteriza tan bien suministrada como la de Feignies.

«Gente pequeña, gente buena», decía Thomas Lieven...

No sólo de caviar vive el hombre
titlepage.xhtml
sec_0001.xhtml
sec_0002.xhtml
sec_0003.xhtml
sec_0004.xhtml
sec_0005.xhtml
sec_0006.xhtml
sec_0007.xhtml
sec_0008.xhtml
sec_0009.xhtml
sec_0010.xhtml
sec_0011.xhtml
sec_0012.xhtml
sec_0013.xhtml
sec_0014.xhtml
sec_0015.xhtml
sec_0016.xhtml
sec_0017.xhtml
sec_0018.xhtml
sec_0019.xhtml
sec_0020.xhtml
sec_0021.xhtml
sec_0022.xhtml
sec_0023.xhtml
sec_0024.xhtml
sec_0025.xhtml
sec_0026.xhtml
sec_0027.xhtml
sec_0028.xhtml
sec_0029.xhtml
sec_0030.xhtml
sec_0031.xhtml
sec_0032.xhtml
sec_0033.xhtml
sec_0034.xhtml
sec_0035.xhtml
sec_0036.xhtml
sec_0037.xhtml
sec_0038.xhtml
sec_0039.xhtml
sec_0040.xhtml
sec_0041.xhtml
sec_0042.xhtml
sec_0043.xhtml
sec_0044.xhtml
sec_0045.xhtml
sec_0046.xhtml
sec_0047.xhtml
sec_0048.xhtml
sec_0049.xhtml
sec_0050.xhtml
sec_0051.xhtml
sec_0052.xhtml
sec_0053.xhtml
sec_0054.xhtml
sec_0055.xhtml
sec_0056.xhtml
sec_0057.xhtml
sec_0058.xhtml
sec_0059.xhtml
sec_0060.xhtml
sec_0061.xhtml
sec_0062.xhtml
sec_0063.xhtml
sec_0064.xhtml
sec_0065.xhtml
sec_0066.xhtml
sec_0067.xhtml
sec_0068.xhtml
sec_0069.xhtml
sec_0070.xhtml
sec_0071.xhtml
sec_0072.xhtml
sec_0073.xhtml
sec_0074.xhtml
sec_0075.xhtml
sec_0076.xhtml
sec_0077.xhtml
sec_0078.xhtml
sec_0079.xhtml
sec_0080.xhtml
sec_0081.xhtml
sec_0082.xhtml
sec_0083.xhtml
sec_0084.xhtml
sec_0085.xhtml
sec_0086.xhtml
sec_0087.xhtml
sec_0088.xhtml
sec_0089.xhtml
sec_0090.xhtml
sec_0091.xhtml
sec_0092.xhtml
sec_0093.xhtml
sec_0094.xhtml
sec_0095.xhtml
sec_0096.xhtml
sec_0097.xhtml
sec_0098.xhtml
sec_0099.xhtml
sec_0100.xhtml
sec_0101.xhtml
sec_0102.xhtml
sec_0103.xhtml
sec_0104.xhtml
sec_0105.xhtml
sec_0106.xhtml
sec_0107.xhtml
sec_0108.xhtml
sec_0109.xhtml
sec_0110.xhtml
sec_0111.xhtml
sec_0112.xhtml
sec_0113.xhtml
sec_0114.xhtml
sec_0115.xhtml
sec_0116.xhtml
sec_0117.xhtml
sec_0118.xhtml
sec_0119.xhtml
sec_0120.xhtml
sec_0121.xhtml
sec_0122.xhtml
sec_0123.xhtml
sec_0124.xhtml
sec_0125.xhtml
sec_0126.xhtml
sec_0127.xhtml
sec_0128.xhtml
sec_0129.xhtml
sec_0130.xhtml
sec_0131.xhtml
sec_0132.xhtml
sec_0133.xhtml
sec_0134.xhtml
sec_0135.xhtml
sec_0136.xhtml
sec_0137.xhtml
sec_0138.xhtml
sec_0139.xhtml
sec_0140.xhtml
sec_0141.xhtml
sec_0142.xhtml
sec_0143.xhtml
sec_0144.xhtml
sec_0145.xhtml
sec_0146.xhtml
sec_0147.xhtml
sec_0148.xhtml
sec_0149.xhtml
sec_0150.xhtml
sec_0151.xhtml
sec_0152.xhtml
sec_0153.xhtml
sec_0154.xhtml
sec_0155.xhtml
sec_0156.xhtml
sec_0157.xhtml
sec_0158.xhtml
sec_0159.xhtml
sec_0160.xhtml
sec_0161.xhtml
sec_0162.xhtml
sec_0163.xhtml
sec_0164.xhtml
sec_0165.xhtml
sec_0166.xhtml
sec_0167.xhtml
sec_0168.xhtml
sec_0169.xhtml
sec_0170.xhtml
sec_0171.xhtml
sec_0172.xhtml
sec_0173.xhtml
sec_0174.xhtml
sec_0175.xhtml
sec_0176.xhtml
sec_0177.xhtml
sec_0178.xhtml
sec_0179.xhtml
sec_0180.xhtml
sec_0181.xhtml
sec_0182.xhtml
sec_0183.xhtml
sec_0184.xhtml
sec_0185.xhtml
sec_0186.xhtml
sec_0187.xhtml
sec_0188.xhtml
sec_0189.xhtml
sec_0190.xhtml
sec_0191.xhtml
sec_0192.xhtml
sec_0193.xhtml
sec_0194.xhtml
sec_0195.xhtml
sec_0196.xhtml
sec_0197.xhtml
sec_0198.xhtml
sec_0199.xhtml
sec_0200.xhtml
sec_0201.xhtml
sec_0202.xhtml
sec_0203.xhtml
sec_0204.xhtml
sec_0205.xhtml
sec_0206.xhtml
sec_0207.xhtml
sec_0208.xhtml
sec_0209.xhtml
sec_0210.xhtml
sec_0211.xhtml
sec_0212.xhtml
sec_0213.xhtml
sec_0214.xhtml
sec_0215.xhtml
sec_0216.xhtml
sec_0217.xhtml
sec_0218.xhtml
sec_0219.xhtml
sec_0220.xhtml
sec_0221.xhtml
sec_0222.xhtml
sec_0223.xhtml