DIEZ SUGERENCIAS...
PARA UNA VIDA
DOMÉSTICA MÁS «SOSTENIBLE»
Alfredo del Val, en El libro del reciclaje, nos da algunas pistas para la iniciativa por nuestra cuenta sin esperar a que ninguna ley nos obligue. Algunos consejos están también extraídos del libro El hogar ecológico: cuida el medio ambiente sin salir de casa, de José Luis Gallego y César Barba.
• Reduzca los residuos. Piense que todos los envases y embalajes desechables tendrán un impacto ambiental. Evite las dobles bolsas y los paquetes. Compre siempre que pueda a granel. Lleve una bolsa de tela o un carro a la compra y huya en lo posible del plástico.
• Recicle su basura. Separe convenientemente la materia orgánica el papel y el cartón, el vidrio y los metales. Si su Ayuntamiento no facilita la tarea, contacte con un trapero, un chatarrero o un recuperador de papel. Movilice a los vecinos de su comunidad e implique al portero de su finca para facilitar la tarea. Los residuos peligrosos —bombillas, fluorescentes, medicamentos, aceites— se pueden llevar a «centros de recogidas. Infórmese y utilícelos.
• Devuelva a la tierra lo que es de ella: instale un compostero en su jardín o terraza. Valen de doce mil a veinte mil pesetas —no más que un microondas— y le garantizan el reciclaje casero de su basura orgánica, que luego podrá usar como abono. Hay métodos de fabricación casera más barata: basta un simple cubo con una capa gruesa de tierra en el fondo. Utilice productos reciclables y/o reciclados. Evite envases de un solo uso como el tetrabrik o el vidrio no reutilizable. Nunca compre un producto embotellado en plástico PVC (muy utilizado en aguas minerales). Reutilice los recipientes de plástico. Modere en lo posible el consumo de latas de conserva. Evite los productos desechables como los pañuelos y las servilletas de papel. Cambie al papel reciclado. Compre muebles y ropa de segunda mano.
• Prolongue al máximo la vida de los electrodomésticos y de los aparatos electrónicos. No caiga en la tentación de cambiar de aparato de música, de vídeo o de teléfono a la primera avería. Aprenda a reparar o recuperar sus propios muebles. Restrinja al máximo el consumo de pilas (siempre que tenga la opción, utilice el enchufe). Compre pilas alcalinas, y evite las de mercurio y cadmio. Utilice las pilas recargables cuando tenga garantizada la recogida selectiva y el tratamiento posterior.
• Aisle térmicamente su casa y reducirá el consumo de calefacción en verano y de refrigeración en invierno. Instale un ventilador de techo en lugar de aire acondicionado. Ahorre energía. Utilice bombillas de bajo consumo. Recuerde la amenaza permanente de la sequía y modere al máximo el uso del agua. Instale un filtro para mejorar la calidad del agua potable (llene garrafas para aprovechar hasta la última gota). Ponga programas cortos en la lavadora y el lavavajillas. No sature la cocina de pequeños electrodomésticos de excesivo gasto y dudosa utilidad.
• Apueste por el gas natural el combustible más limpio. No caiga en la moda de cambiar los quemaderos de gas en la cocina por los eléctricos o la vitrocerámica. Considere la posibilidad de instalar «gasodomésticos» (lavadoras, lavaplatos o neveras que funcionan con gas).
• Evite el uso de aerosoles que contengan gases. Utilice productos de limpieza biodegradables. Mire cuidadosamente las etiquetas: prescinda de los que tengan fosfatos y tensoactivos. Utilice vinagre en lugar de lejía. Use pinturas y barnices con etiqueta ecológica.
• Utilice plantas con función ambientadora y descontaminante: ficus en el salón (absorbe el humo del tabaco y las colas), geranios y albahaca en la cocina (repelen a los insectos), potus y helechos en el cuarto de baño (absorben la humedad). Las plantas en grupo mantienen mejor la humedad en habitaciones secas a causa de la calefacción.