DIEZ SUGERENCIAS...
PARA SER MÁS
«EMOCIONALMENTE INTELIGENTES»
EN EL TRABAJO
• No se lo calle. Diga lo que piensa, siempre desde una perspectiva constructiva. Extienda la queja a su jefe. Razone su punto de vista y ofrezca alternativas.
• No interprete un papel; sea usted mismo. Asuma el riesgo de parecer imperfecto. Exteriorice sus emociones y aprenda a canalizarlas. Apóyese en algún compañero próximo, pero no se encierre en un micromundo. Rompa el círculo.
• Sea generoso y agradecido. Aprenda a dar las gracias y a reconocer en los demás el trabajo bien hecho. No tardará en recibir feedback y en sentirse más motivado.
• Declare la guerra al «tiempo fachada». No se quede más horas calentando el sillón por guardar las apariencias. Aproveche mejor el tiempo.
• Practique regularmente ejercicio físico. Tómese pausas estratégicas para relajarse. Haga estiramientos y salga a respirar aire fresco: le ayudará a mantener la mente despejada.
• Déjese llevar por su intuición práctica. No lo deje todo en manos de los analistas. Sea optimista. Tenga sentido del oportunismo.
• Libere su creatividad. Si el ambiente de trabajo no lo permite, hágalo en su tiempo libre: tarde o temprano repercutirá en su quehacer diario.
• Aprenda a trabajar en grupo. No se aisle ni personal ni profesionalmente. Adquiera un «compromiso común» y, sobre todo, dialogue.
• (Para jefes) Ejerza influencia sin autoridad. Sea un mentor y, al mismo tiempo, un ejemplo a imitar. Comience una crítica por un aspecto constructivo. Jamás humille a sus empleados.
• (Para jefes) Sepa escuchar. Póngase en el lugar del otro: practique la «empatía». Provoque respuestas; no acepte el silencio cómplice de la gente a su cargo.