DOCTOR NATURAL

Hasta hace poco se los llamaba «sanadores» o «milagreros». Siempre se acudía a ellos a la desesperada y como último recurso, con un sentimiento de culpa o traición hacia el médico. Se los trataba como herejes y se prevenía a la población contra el más que dudoso rigor de sus métodos.

Ahora son los propios galenos quienes deciden cambiar de bata y pasarse al bando contrario, el de las terapias alternativas. Millones de pacientes en los países occidentales están saliendo a su encuentro: las visitas al quiropráctico, al homeópata o al acupunturista comienzan a ser ya casi tan frecuentes como las consultas con el médico de cabecera.

«La gente está harta de la falta de respuestas de la medicina occidental —suscribe Andrew Weil, también conocido como el Doctor Natural—: Estamos asistiendo a un cambio radical en la práctica de la medicina, a una búsqueda de soluciones menos traumáticas y más respetuosas con nuestra naturaleza».

Antes que «curandero», Weil fue médico titulado, con la impronta de Harvard —Pero en vez de ejercer como tal, decidió prolongar su aprendizaje con decenas de sanadores en Asia y Sudamérica. De vuelta en Estados Unidos, formuló su propio credo en forma de bestséller (La curación espontánea) y en poco tiempo se convirtió en un fenómeno de masas.

Las prédicas del Doctor Natural cuentan cada vez con más aceptación entre los practicantes de la medicina integrativa. Sostiene Weil que el secreto para la curación de muchas enfermedades «incurables» no está ni en los laboratorios ni en las farmacias sino en nuestro propio cuerpo, que cuenta con unas habilidades naturales para sanar totalmente inexploradas.

Un cáncer que de pronto remite. Una artritis crónica que desaparece en cuestión de días. Enfermedades irreversibles que se desvanecen sin explicación aparente. Todos esos «milagros» o «anécdotas» a los que no suelen dar ningún crédito los médicos son casos de curación espontánea, en opinión del Doctor Natural.

Weil se rinde ante la evidencia: esos mecanismos internos siguen siendo un auténtico misterio, y la única manera de aproximarnos a ellos es por vía intuitiva. Quienes más se han acercado han sido los practicantes de la medicina tradicional china, que se está extendiendo como una mancha de aceite por los países occidentales.

La acupuntura y el masaje shiat-su son otros dos métodos que Weil toma prestados de Oriente. Sus tratamientos de aromaterapia y hierbas proceden del Ayurveda indio y sus consejos dietéticos tienen una base oriental y macrobiótica, reforzada con suplementos vitamínicos. Aconseja a sus pacientes que tengan siempre flores frescas en casa y que potencien sus lazos familiares y personales.

El estilo de vida del hombre moderno es otro de los caballos de batalla de Weil: «Hemos creado una cultura que equipara la diversión a los hábitos insalubres y el aburrimiento a las actividades saludables. Con el aire que respiramos en las ciudades y la comida-basura que ingerimos, con el café de la mañana y el ritmo acelerado que llevamos, estamos invocando todos los días la enfermedad. Funcionamos la mayor parte del tiempo por control remoto, sin reparar en todo lo que nos causa un daño inmediato».

Para combatir el estrés, Weil aconseja cuarenta y cinco minutos de ejercicio moderado al aire libre, un mayor contacto con la naturaleza y períodos de «desintoxicación informativa» (ni televisión, ni radio, ni periódicos). Sus tratamientos combinan también la quiropráctica, la hipnosis, la visualización, la homeopatía, la naturopatía y el biofeedback (técnicas de relajación con la ayuda de equipos electrónicos).

Pero, a diferencia de otros «sanadores», Weil no reniega por completo de la medicina occidental: «Si tengo un accidente de coche, que me pille lo más cerca posible de un hospital. Si cojo una neumonía, que me den antibióticos».

De aquí a veinte años, prevé el Doctor Natural, existirá una perfecta simbiosis entre las terapias convencionales y las alternativas... «Habrá la mitad de hospitales y recurriremos a ellos sólo en casos de intervenciones quirúrgicas o de estricta emergencia. En su lugar aparecerán centros de salud integral, que trabajarán sobre todo en el campo de la prevención y en la promoción de estilos más saludables de vida».

En España no ha aparecido aún ningún Doctor Natural capaz de llegar a ese espectro de la población anclado en el viejo concepto de salud. Pero la «otra» medicina se va abriendo paso poco a poco, gracias a la labor de publicaciones como Cuerpomente y de iniciativas como el Centro de Salud Integral o el Curhotel Hipócrates. En las universidades de Barcelona y Zaragoza se imparten ya cursos de posgrado en terapias naturistas. En Madrid lleva varios años funcionando el Instituto de Medicina Alternativa.

La homeopatía es seguramente el tratamiento más popular en España, con más de cinco mil médicos titulados y con remedios disponibles en la mitad de las farmacias. La acupuntura y la medicina china se han extendido también bastante en la última década, al igual que la quiropraxia. Los practicantes naturópatas —curación a base de hierbas y preparados naturales— superan ya los tres mil. El shiat-su (o acupuntura digital) y la reflexología podal están entre las modalidades de masaje más difundidas. El chi kong, el tai-chi y el reiki son otras disciplinas tan milenarias como «novedosas» en nuestro país, donde ya es posible someterse a tratamientos curativos con la ayuda del agua, de la música o de las plantas.

La vida simple
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