NO COMPRES NADA

«Hazte un regalo: no compres nada...».

Tal y como suena: un anuncio que nos invita a poner en remojo el monedero y las tarjetas de crédito. Un solo día, tampoco más. Aun así, un esfuerzo verdaderamente titánico, teniendo en cuenta el alud de golosas ofertas que nos esperan sin salir siquiera de casa.

«Hazte un regalo: no compres nada».

La original campaña partió en 1992 de un grupo anticonsumista con sede en Vancouver, Canadá. Se hacen llamar los Adbusters (cazadores de anuncios) y tienen declarada la guerra al comercialismo. Publican una incendiaria revista mensual, predican la rebeldía contra la televisión y convocan, una vez al año, el Buy Nothing Day.

«Hazte un regalo: no compres nada».

Norteamericanos, ingleses, australianos, holandeses, suecos y japoneses se han ido sumando a la iniciativa, que en 1996 llegó por primera vez a nuestro país de la mano de la asociación ecologista Aedenat. Cada vez que se aproximan las Navidades o alguna de las fiestas señaladas (San Valentín, día del Padre, día de la Madre), Aedenat lanza a los consumidores españoles un mensaje: «Antes de comprar, piénsalo».

En España, el activismo anticonsumista está aún un tanto verde. Enough!, en Inglaterra, y Omslag, en Holanda, son la avanzadilla europea de un movimiento de resistencia que es aún más visible en Estados Unidos. Asociaciones como Adbusters, TV Free America, New Road Map Foundation o Center for the New American Dream lanzan con denuedo sus campañas contrapublicitarias contra la locura consumista.

«El 82 % de los americanos admite comprar más o mucho más de lo que necesita —apunta Allan McDonald, portavoz de la campaña de los Adbusters—. Nos están incitando a comprar de una manera enfermiza, y la única manera de defendernos es declarándonos en "huelga". Es un modo de decir "¡basta!": pensemos por un solo día y dejemos de comportarnos como meros consumidores con el piloto automático».

Los Adbusters intentan combatir el sistema con las mismas armas: nada mejor que la televisión para incitar a la gente a no comprar nada. Las tres grandes cadenas nacionales, sin embargo, se han negado sistemáticamente a emitir el anuncio por considerarlo «subversivo».

Tan sólo la CNN se ha atrevido a intercalarlo en su programación, con el texto íntegro: «Un americano consume cinco veces más que un mexicano, diez veces más que un chino, treinta veces más que un indio. Somos los consumidores más voraces de la Tierra... Si todos los países siguieran el ejemplo americano, harían falta cuatro planetas como el nuestro para poder abastecernos».

Los audímetros no registran el éxito de este tipo de campañas. La única manera de calibrar su impacto es por el número de llamadas, cartas y mensajes acumulados en el correo electrónico. La respuesta es cada vez mayor, aunque siempre dentro de unos límites. Tan sólo una minoría parece estar por la labor...

«El despegue será lento, pero cuanto mayor sea la ofensiva del comercialismo, más gente acabará abrazando el credo anticonsumista —vaticina Allan McDonald—. Estamos en los albores de un movimiento que va más allá del activismo ecológico y que aboga por un entorno más saludable desde el punto de vista intelectual. Las grandes multinacionales no sólo contaminan el aire que respiramos: también nos castigan con la "polución mentar'».

Ante el bombardeo publicitario que tantos estragos causa en nuestros cerebros y en nuestros bolsillos, los Adbusters proponen una suerte de resistencia pasiva a lo Gandhi: no comprar nada durante un día, precisamente en las fechas en las que los anuncios nos incitan a tirar la casa por la ventana.

La «huelga» de compradores tiene un valor más simbólico que práctico. No se trata de hundirle el negocio a nadie, ni de hacernos mártires de una causa imposible, sino de elevar nuestra voz contra quienes quieren imponernos unas pautas de consumo alienantes y a todas luces insostenibles.

La vida simple
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