CAPÍTULO 4

A ojos de Sin, yo no era más que un peón.

—Jeffries es un mujeriego y un conspirador —me dijo cuando lo llamé a Montgomery, Alabama, donde estaba destinado.

Sin estaba viviendo con una chica a la que le gustaba que la sacaran de paseo con un collar y una correa. Desgraciadamente, los militares no veían con buenos ojos ese tipo de perversiones, así que Sin y su chica tenían que conducir hasta Atlanta para dar paseos lejos de las miradas inquisitivas del ejército.

—Jeffries tiene planes para ti —me advirtió—. Quiere usarte como herramienta de marketing para desacreditar a Mystery. Al fin y al cabo, eres el mejor alumno de Mystery, la persona que sargea más a menudo con él. Cuando Jeffries te pregunta si estás mintiendo a tu gurú lo que pretende es que, con tu respuesta, refuerces la idea de que él es tu gurú. Jeffries pretende demostrar que eres un converso, que has renunciado a tus viejas creencias para abrazar la verdadera fe. Ésa es la idea; así que ten cuidado.

El hecho de aprender PNL, manipulación y autoperfeccionamiento tenía un problema: ninguna acción —ya fuese propia o ajena— carecía de propósito. Cada palabra tenía un significado oculto, y cada significado oculto tenía peso en sí mismo, y ese peso tenía reservado un lugar especial en la escala del propio interés. Y aun en el caso de que Jeffries estuviera alimentando nuestra amistad con la única intención de aplastar a Mystery, también era conocido su interés por aquellas personas, especialmente estudiantes, que pudieran introducirlo en todo tipo de fiestas, sobre todo en Hollywood.

A la semana siguiente, invité por primera vez a Jeffries a una de esas fiestas. Mónica, una actriz con buenos contactos, aunque con poco trabajo, con la que había sargeado noches atrás, me había invitado a su fiesta de cumpleaños en Belly, un bar de tapas en Santa Monica Boulevard. Supuse que habría mucha gente guapa y que sería una buena oportunidad para que Jeffries nos deslumbrara con sus habilidades, pero me equivoqué.

Fui a recoger a Jeffries a casa de sus padres, que vivían en un barrio de clase media del oeste de Los Ángeles. El padre de Jeffries, quiropráctico y director de colegio jubilado, además de editor de sus propias novelas, estaba sentado en un sofá junto a la madre de Jeffries, que era claramente quien llevaba los pantalones. De la pared colgaban un corazón púrpura y una estrella de bronce, condecoraciones recibidas por el padre de Jeffries en Europa durante la segunda guerra mundial.

—Style está teniendo mucho éxito usando mi técnica —les dijo Jeffries.

Incluso los MDLS cuarentones necesitan la aprobación de sus padres.

—Hay gente que cree que hablar de sexo es terrible —intervino su madre—.

Pero Jeffries no es sucio ni vulgar. Jeffries es un chico muy inteligente. —Se levantó y caminó hasta la estantería que cubría por completo una de las paredes—. Todavía tengo el libro de poemas que escribió cuando tenía nueve años. ¿Quieres verlo? En un poema, Jeffries dice que él es un rey y que se sienta en un trono.

—No, mamá, Style no quiere que le leas ninguno de mis viejos poemas —la interrumpió Jeffries—. Venga, vámonos. Venir aquí ha sido una equivocación.

La fiesta de cumpleaños fue un completo desastre. Jeffries no sabía comportarse en ese ambiente. Pasó la mayor parte de la noche creyendo que estaba coqueteando al actuar como si fuese mi amante gay y arrastrándose a cuatro patas detrás de Carmen Electra, olfateándole el culo, como si fuese un perro. En una ocasión, mientras yo hablaba con una chica, nos interrumpió para alardear sobre una chica a la que había ligado hacía unos días. A las diez de la noche me dijo que estaba cansado y me ordenó que le llevase a casa.

—La próxima vez deberíamos quedarnos un poco más —le dije.

—No —replicó él—. La próxima vez deberíamos llegar antes —me regañó—.

No me importa trasnochar, pero me gusta que me avisen con tiempo, para poder echarme una siesta y estar descansado.

Me dije a mí mismo que nunca volvería a llevar a Jeffries a un sitio con clase. La verdad es que fue vergonzoso. Lo cierto era que, desde que pasaba tanto tiempo con MDLS, habían bajado considerablemente mis estándares de vida social. Ya apenas veía a mis antiguos amigos. Ahora mi vida social estaba monopolizada por tipos vulgares con los que antes nunca habría salido. Pero, aunque me había acercado a la Comunidad para conocer mujeres, lo cierto era que ésta se caracterizaba, precisamente, por su ausencia. Pese a todo, tenía la esperanza de que tan sólo fuese una fase del proceso, como cuando, para limpiar tu casa, primero la desordenas.

Jeffries no dejó de arengarme sobre sus rivales hasta que llegamos a su apartamento de Marina del Rey. Por supuesto, los rivales de Jeffries eran igual de crueles con él. Recientemente le habían apodado Mío 99, pues, según decían, cada vez que Jeffries le robaba una táctica a alguien lo hacía insistiendo que era él quien la había desarrollado en su seminario de Los Ángeles de 1999.

—Ese traicionero de DeAngelo —dijo Jeffries antes de bajarse del coche—. Su seminario es mañana y acabo de enterarme de que algunos de mis alumnos van a participar. Y ni siquiera han tenido la decencia de decírmelo.

No tuve el valor necesario para decirle que también yo iba a asistir.

El método
cubierta.xhtml
sinopsis.xhtml
titulo.xhtml
info.xhtml
dedicatoria.xhtml
Section0003.xhtml
Section0004.xhtml
Section0001_0002.xhtml
Section0001_0003.xhtml
Section0002.xhtml
Section0002_0002.xhtml
Section0002_0003.xhtml
Section0002_0004.xhtml
Section0002_0005.xhtml
Section0002_0006.xhtml
Section0002_0007.xhtml
Section0002_0008.xhtml
Section0002_0009.xhtml
Section0002_0010.xhtml
Section0002_0011.xhtml
Section0005.xhtml
Section0005_0002.xhtml
Section0005_0003.xhtml
Section0005_0004.xhtml
Section0005_0005.xhtml
Section0005_0006.xhtml
Section0005_0007.xhtml
Section0005_0008.xhtml
Section0005_0009.xhtml
Section0005_0010.xhtml
Section0005_0011.xhtml
Section0005_0012.xhtml
Section0006.xhtml
Section0006_0002.xhtml
Section0006_0003.xhtml
Section0006_0004.xhtml
Section0006_0005.xhtml
Section0006_0006.xhtml
Section0006_0007.xhtml
Section0006_0008.xhtml
Section0006_0009.xhtml
Section0006_0010.xhtml
Section0007.xhtml
Section0007_0002.xhtml
Section0007_0003.xhtml
Section0007_0004.xhtml
Section0007_0005.xhtml
Section0007_0006.xhtml
Section0007_0007.xhtml
Section0007_0008.xhtml
Section0007_0009.xhtml
Section0007_0010.xhtml
Section0007_0011.xhtml
Section0007_0012.xhtml
Section0007_0013.xhtml
Section0007_0014.xhtml
Section0007_0015.xhtml
Section0007_0016.xhtml
Section0007_0017.xhtml
Section0007_0018.xhtml
Section0008.xhtml
Section0008_0002.xhtml
Section0008_0003.xhtml
Section0008_0004.xhtml
Section0008_0005.xhtml
Section0008_0006.xhtml
Section0008_0007.xhtml
Section0008_0008.xhtml
Section0008_0009.xhtml
Section0008_0010.xhtml
Section0008_0011.xhtml
Section0008_0012.xhtml
Section0008_0013.xhtml
Section0009.xhtml
Section0009_0002.xhtml
Section0009_0003.xhtml
Section0009_0004.xhtml
Section0009_0005.xhtml
Section0009_0006.xhtml
Section0010.xhtml
Section0010_0002.xhtml
Section0010_0003.xhtml
Section0010_0004.xhtml
Section0010_0005.xhtml
Section0010_0006.xhtml
Section0010_0007.xhtml
Section0010_0008.xhtml
Section0010_0009.xhtml
Section0010_0010.xhtml
Section0010_0011.xhtml
Section0010_0012.xhtml
Section0010_0013.xhtml
Section0010_0014.xhtml
Section0010_0015.xhtml
Section0011.xhtml
Section0011_0002.xhtml
Section0011_0003.xhtml
Section0011_0004.xhtml
Section0011_0005.xhtml
Section0011_0006.xhtml
Section0011_0007.xhtml
Section0012.xhtml
Section0012_0002.xhtml
Section0012_0003.xhtml
Section0012_0004.xhtml
Section0012_0005.xhtml
Section0012_0006.xhtml
Section0012_0007.xhtml
Section0012_0008.xhtml
Section0012_0009.xhtml
Section0012_0010.xhtml
Section0012_0011.xhtml
Section0013.xhtml
Section0013_0002.xhtml
Section0013_0003.xhtml
Section0013_0004.xhtml
Section0013_0005.xhtml
Section0013_0006.xhtml
Section0013_0007.xhtml
Section0013_0008.xhtml
Section0013_0009.xhtml
Section0013_0010.xhtml
Section0013_0011.xhtml
Section0013_0012.xhtml
Section0013_0013.xhtml
Section0013_0014.xhtml
Section0013_0015.xhtml
Section0013_0016.xhtml
glosario.xhtml
agradecimientos.xhtml
autor.xhtml
notas.xhtml