VI


PIRRO Y LA CONQUISTA DEL SUR

Durante la primera mitad del siglo III, Roma se decidió a intervenir en nuevos escenarios, cada vez más alejados de la ciudad. Al hacerlo tuvo que combatir contra enemigos que la obligaron a desarrollar nuevos modos de combate.

Latinos, sabinos, etruscos o samnitas usaban armamentos y tácticas similares a los romanos, y eran guerreros tribales o milicias ciudadanas, según como queramos verlo. En cambio, en las luchas que empezarían a partir de ahora y que llevarían a Roma a convertirse en la dueña del Mediterráneo, se enfrentó contra ejércitos profesionales, formados por soldados que servían durante todo el año a cambio de una paga, muchos de ellos mercenarios. En el proceso, la forma de combatir de los romanos cambió y ellos mismos se convirtieron en un ejército cada vez más eficaz, y si no profesional todavía —esto no llegaría hasta Mario—, sí equiparable en calidad y seguramente superior en motivación y voluntad de vencer.