ARISE
JOEL GOLD
Psiquiatra; profesor clínico auxiliar de Psiquiatría del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York.
ARISE (siglas inglesas de Adaptive Regression In the Service of the Ego [Regresión Adaptativa en la Utilización del Ego]) es un concepto psicoanalítico cuya entidad académica se reconoce desde hace décadas pero que en la actualidad no goza de excesivo predicamento. Es una de las funciones del ego, una entidad psicológica que, según quien nos informe, puede realizar un simple puñado de misiones o cumplir varias decenas de cometidos. Entre todas esas funciones cabe incluir las de la comprobación de las características de la realidad, la regulación de los estímulos, las tareas defensivas y la integración sintética de la personalidad. En definitiva, y para simplificar, podemos equiparar el ego con el yo (aunque las siglas ARISS, del inglés Adaptive Regression In the Service of the Self [Regresión Adaptativa en la Utilización del Yo] no sean precisamente fáciles de pronunciar).
En la mayoría de los terrenos, incluyendo el de la psiquiatría, no se considera que la regresión sea una buena cosa. La regresión implica el retorno a un estado anterior o inferior del ser y su funcionalidad. Sin embargo, en este caso la clave no reside en la regresión, sino más bien en si dicha regresión es producto de una inadaptación o de una adaptación.
Son muy numerosas las experiencias vitales que no pueden materializarse sin una regresión adaptativa: la creación y la apreciación de una obra artística —sea en los terrenos de la música, la literatura o la gastronomía—; la capacidad de coger el sueño; la realización sexual; el enamoramiento; y, por supuesto, la capacidad de efectuar asociaciones libres y de tolerar las terapias propias del psicoanálisis o las técnicas psicodinámicas sin experimentar un empeoramiento de los síntomas. Quizás el elemento más importante de la regresión adaptativa sea la capacidad para fantasear, esto es, para soñar despiertos. La persona que logra acceder a sus procesos inconscientes y explotarlos sin quedar empantanada por lo que observa en ellos, podrá intentar posteriormente nuevos enfoques, o tendrá la posibilidad de ver las cosas de un modo inédito y conseguir dominar tal vez sus anhelos.
En pocas palabras: dicha persona logrará relajarse.
Fue la Regresión Adaptativa en la Utilización del Ego lo que permitió que Friedrich August Kekulé se valiera de una ensoñación consciente en la que le vino a la mente la imagen de una serpiente que se mordía la cola para hallar la inspiración para concebir la estructura del anillo bencénico. Fue también esa misma regresión la que colocó a Richard Feynman en situación de poder dilucidar con toda sencillez y crudeza —echando simplemente un anillo circular en un vaso de agua congelada— que, al enfriarse, el anillo pierde flexibilidad y que eso mismo explicaba los motivos que habían conducido al transbordador espacial Challenger al desastre. A veces es necesario ser un genio para comprender que un experimento científico de primaria es todo cuanto se precisa para resolver un determinado problema.
Por expresar una vez más la idea en pocas palabras: hay que ponerse en marcha.
En ocasiones, es preciso retroceder para poder avanzar. A veces todo cuanto hay que hacer es abandonarse y ARISE[*].